Rodrigo Pretto
Los directivos del establecimiento educativo de la cabecera del departamento San Martín no paran de maquinar después de enterarse que fueran propietarios de un predio de 2.500 metros cuadrados donado en 1947. Además, y de manera paralela, comenzaron con el campo deportivo en un predio lindero al edificio. Trabajan a sol y sombra.
Rodrigo Pretto
Ideas sobran en la Escuela N° 803 Emilio Ortíz de la ciudad de Sastre. Luego de enterarse, casi sin querer, de que fueran propietarios de un predio de 2.500 metros cuadrados donado en 1947, las cabezas de los directivos no paran de maquinar. Una huerta y una chacra para criar animales de corral forman parte de las ideas centrales de la propuesta para la jornada ampliada de los alumnos.
Sin embargo, el proyecto es aún más ambicioso. La plantación de árboles frutales, la construcción de una cocina para dictar clases de gastronomía y hasta la utilización de alimentos generados en el mismo lugar para autoabastecer al propio comedor escolar forman parte del plan. Un sueño que no para de crecer.
El predio está pegado a la escuela y allí van a hacer el campo deportivo para la escuela.
Ahora proyectan realizar una granja, plantar árboles frutales y criar animales de corral para abastecerán al propio comedor escolar.
El viaje al Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe de aquel 5 de agosto quedará grabado en la retina de los directivos de la institución. La presentación de la documentación requerida para avanzar con la gestión final de escrituración del terreno lindero a la escuela desató la sorpresa. “¿Vienen por el lote 1, 2 o 3?’”, la frase de quien los atendió en la delegación del gobierno aún retumba en la cabeza de quienes se acercaron a la ciudad capitalina. “No sabíamos de qué nos hablaba. No teníamos conocimiento de un tercer predio”, recuerdan aún sin salir de la sorpresa.
El entusiasmo sobra. Los trabajos a sol y noche, y los fines de semana no cesan desde que se desayunaron con la noticia. Por eso, en pocos días ya se pueden notar avances en el espacio. El lote donado hace 74 años atrás, ubicado en Malvinas Argentinas y Maipú, ya tiene sus marcas. En los próximos días, un productor voluntario irá a realizar los pozos para comenzar con la plantación de árboles. Y entre este sábado y el lunes próximo, se colocarán 45 álamos que funcionarán como cortina de viento en el sector sureste del lote. Además, otros diez lapachos se ubicarán en el ingreso al lugar como carta de bienvenida.
A su vez, avanzan con la adquisición de materiales para llevar el servicio eléctrico al espacio, una situación que tiene un buen curso. Y allí, las ideas están más que claras, aunque van surgiendo constantemente nuevos planes que nacen desde el seno directivo. El proyecto central y en el cual se encaminan es amplio, pero va todo encadenado. “La intención es realizar una huerta y, en otro sector, criar animales de corral. El próximo paso que debemos dar es pasar el disco por todo el terreno y abonar la tierra. Los profesionales nos explicaron que una vez hecha esa tarea, debemos esperar entre un mes y medio y dos”, contó Silvia Junco, directora del establecimiento.
También está en carpeta el propósito de plantar árboles frutales. Los alumnos serían los encargados de llevar adelante el proceso completo. Desde la germinación de las semillas hasta la cosecha final de los frutos.
Pero no todo termina ahí. Guiados por un profesional, ya diagramaron un croquis con las futuras instalaciones. Levantarán, allí mismo, una pieza para guardar las herramientas que utilicen los alumnos para realizar las diferentes tareas. Además, construirán un baño, una galería abierta con mesadas y una cocina. “La idea es que con los alimentos que se generen en el lugar se puedan dictar cursos de gastronomía. Además, también vamos a abastecer a nuestro comedor escolar”, anticipó Junco.
La ambiciosa propuesta incluirá no sólo a los 63 alumnos que posee la Escuela N° 803 Emilio Ortíz, sino ampliar el abanico hacia todos los establecimientos educativos -públicos y privados- de la ciudad y la región.
En la institución ya comenzaron a documentar absolutamente todo para, al finalizar la obra, tener la historia reconstruida. “Estamos fotografiando los avances en el predio para que, cuando todo esté terminado, contar con este material que es realmente valioso”, cuentan.
La alegría de contar ahora con un nuevo predio traerá a cuestas un trabajo arduo y por duplicado. Es que no sólo proyectan las iniciativas previstas en el predio donado hace 74 años, sino además -y de manera paralela- deben poner en marcha las tareas para emplazar el campo de deportes al lado de la escuela.
El terreno, ubicado en la intersección de las calles José Hernández y Avenida Belgrano, tiene una dimensión de 45 metros de frente por 83 de fondo. Y allí, el destino final es levantar un centro de actividad física para los alumnos. “Ya se están construyendo los arcos. Este fin de semana se marcaron las canchas de fútbol y vóley. Sobre esta última, la intención es hacer una carpeta para que la base sea de cemento”, contó la directora de la Cooperadora Escolar, Beatriz Baravalle.
A su vez, sobre el espacio propio planean levantar una tribuna en el ala este del predio. “Es nuestra intención”, aclaman. La iluminación, otra de las cuestiones a resolver, ya tendría todo encaminado. Las torres para el tendido eléctrico tienen una ubicación preestablecida para su futura instalación.