Tomarse un colectivo en Rosario no es la mejor experiencia que un usuario o usuaria puede tener, según la crítica de los pasajeros que diariamente utilizan este sistema de movilidad. Los colectivos de la ciudad vienen arrastrando desde hace tiempo varias quejas que, pese a los esfuerzos gubernamentales, aun no se subsanaron.
En el ranking de las quejas de las personas, la falta de conectividad y frecuencia lideran el podio. Es que desde que culminó la pandemia del Covid-19, el nivel del Transporte Urbano Público (TUP) no volvió a ser el mismo.
Sumado a la falta de eficiencia en el servicio, los distintos paros por falta de pago a los y las choferes es una posibilidad que siempre está latente. Esto genera que el temor y malestar en quienes todos los días necesitan del colectivo para ir a trabajar, por ejemplo.
A este contexto, que se viene arrastrando desde hace un par de años, la concejala Silvana Teisa, a cargo también del Observatorio Social del Transporte (OST), planteó en el Concejo el malestar que se viene vislumbrando en vacaciones de invierno donde la frecuencia se vio francamente alterada. Según la legisladora, los tiempos entre coche y coche se duplicaron y pueden llegar a tardar hasta más de 60 minutos.
Pese a la incorporación de las nuevas unidades, el problema persiste y hay demoras que oscilan entre los 30 hasta los 80 minutos, según reveló el último informe del Observatorio Social del Transporte.
Otro de los puntos conflictivos es la desorganización del funcionamiento de las líneas, dado que algunas unidades pasan después de una hora y media, mientras otras líneas pasan en simultáneo en tres minutos prácticamente.
Desde el Ejecutivo señalaron que la reducción de servicios es normal en temporada invernal y que la baja se ubica por debajo del 22% de las frecuencias que transitan en épocas de clases.
Ante esta respuesta, Teisa resaltó en su cuenta de Twitter: “Que los estudiantes estén de vacaciones de invierno no quiere decir que la ciudad se paralice, sino por el contrario. El intendente y sus funcionarios del área del transporte público de pasajeros parece que no lo entienden; el transporte debe funcionar para satisfacer las demandas los 365 días del año”.
Hace tres meses se llevó a cabo un nuevo relevamiento por parte de la OST, en la intersección de calles Santa Fe y Laprida sobre 20 líneas del TUP. En dicha esquina transitan la mayor cantidad de líneas que se mueven en Rosario.
“En esta oportunidad corroboramos que, en diferencia a la medición realizada en agosto del año pasado hubo un desmejoramiento notable, en el 2022 diez líneas superaron los treinta minutos de baches de espera y en esta oportunidad fueron veintisiete”, señaló Teisa a este medio.
El dato más preocupante, según el informe, lo arrojó la línea 112 roja que superó los 84 minutos de espera.
“Es inadmisible que una persona tenga que esperar este tiempo luego de que se haya aceptado salir de la emergencia de transporte. Los y las pasajeras tienen una total incertidumbre de cuándo va a llegar el colectivo. Imagínense lo que tiene que esperar un trabajador o trabajadora en horario nocturno”, había agregado.
La problemática también se siente fuerte en los barrios de la ciudad. En base al relevamiento de la agrupación Vecinales Unidas expusieron que desde la vecinal Barrio Alvear, en el sudoeste de la ciudad, las líneas 128 negra y roja y también la 126 tardan unos 40 minutos en llegar a las paradas.
En zona norte, desde la Francisco Lai los referentes de usuarios recordaron que la 102 y el 107 tienen "esperas eternas" con más de media hora entre uno y otro. Y el 153 también ofrece "frecuencias imposibles". En barrio Alvear, para volver con el 126 desde San Lorenzo y San Martín un vecino calculó 40 minutos de espera. En el caso de la vecinal Maradona, en el centro, en vez de los habituales 20 minutos ahora en vacaciones de invierno pasan cada 40 o 50 minutos, como ocurre con la línea 112. Y en caso del interurbano para ir del centro a Funes desde Santa Fe y Crespo la demora también superó los 40 minutos.
Blance
Para evitar posibles nuevos paros de colectivos en el Interior del país, el gobierno nacional anunció un monto de 18 mil millones de pesos para que sean repartidos en las diferentes provincias con el fin de evitar conflictividades de cara a las elecciones.
La suma se dividirá en dos pagos de 9 mil millones cada una. La primera cuota se abonará en julio y la segunda en agosto. A la provincia de Santa Fe le correspondería recibir alrededor de 1.100 millones de pesos mensuales.
Con estos fondos se garantizaría el pago de los salarios de los y las conductoras de colectivos en base a lo acordado en las últimas paritarias arregladas con la UTA. Sin embargo, nunca deja de sobrevolar el temor a que los recursos no lleguen en tiempo y forma, como sucedió en otras oportunidades.
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