Jueves 3.12.2020
/Última actualización 17:18
La aventura empezó en marzo último, unos días antes de que explotara la situación global con la pandemia de COVID-19. Ingresó al país europeo con una visa que se llama Working Holiday y tiene vigencia por un año, con la cual puede vivir y trabajar hasta marzo del 2021. El trámite fue bastante sencillo y en cuestión de un mes tenía todos los papeles necesarios para irse.
“Cuando bajé del avión en Copenhague me pareció una locura. Sabía que estaba empezando una aventura nueva desde cero y solo. Eso era algo que me fascinaba. Obviamente al principio me parecía todo maravilloso, ya hoy en día siento que me acostumbré”, remarca a El Litoral.
Contó que tuvo trabajos normales. Uno en el que prestaba servicio en una empresa de limpieza de edificios y otro donde hacía las veces de delivery al estilo Rappi o Glovo. Actualmente, vive con un sueldo promedio de 18 mil coronas (3 mil dólares) gracias a 2 trabajos de 40 horas semanales. De ahí, debe descontar unos 900 dólares de gastos, incluido los 560 del departamento que alquila.
“Tranquilamente se puede pagar un departamento, pero se opta por habitaciones que son de dimensiones amplias porque la mayoría priorizan el ahorro. Somos muchos los que viajamos por un año. Se puede vivir bastante bien sin necesidad de estudios”, asegura.
En su caso particular, apunta al ahorro, evitando gastar en “ocio”. Hay que tener en cuenta que por ejemplo tomarse una cerveza en un bar sale un mínimo de 10 dólares, una comida en un local “al paso” unos 15-20 dólares y en un restaurante los precios van de 50 a 150 dólares por persona. “Por eso la mayoría de los daneses tienen la costumbre de comer en su hogar, a diferencia de nosotros, que nos resulta común salir a comer”.
Por si vale aclararlo, la muerte de Diego Maradona no pasó desapercibida. El fenómeno que se dio en todo el planeta, también se repitió ahí. Ulises dice que el impacto fue “fuerte”, copando las primeras planas de los diarios. Incluso, fue tema de charla los primeros días. Pero no hubo muestras de afecto ni cerca parecidas a las que se vieron en otras partes de la tierra. Destaca que si bien el fútbol es un deporte bastante popular, lo es en el mismo sentido el handball.
La cultura de la convergencia, hizo que muchos argentinos nos metieramos un poco en ese suelo a 12 mil kilómetros de Argentina, gracias al acceso de contenidos on demand. Lo vimos a lo largo del año en Netflix, con las tres temporadas de la ficción titulada “Borgen”, que centra su historia alrededor de la vida política de la estratega Birgitte Nyborg, primera mujer en ascender al cargo de Primer Ministra.
Si bien llegó este año a nuestras pantallas, en el país de origen se estrenó exactamente 10 años atrás: “La verdad, acá ya no se habla del tema. Incluso lo charlé con daneses muy fanáticos de Netflix. Ven otras series que se estrenan ahora”, cuenta Ulises.
La comparación con Argentina, dice que es algo presente en muchos viajeros. Las situaciones cotidianas están presente al estilo “esto en Argentina sería imposible’”. “Diría que la mayor diferencia con Argentina es la seguridad en todos sus ámbitos, desde la económica hasta la social. Por ejemplo, acá, y sin distinción de género, podes salir a caminar, andar en bici, o lo que sea, a la hora que quieras que no va a pasar absolutamente nada”.
Recuerda que sus primeros días, salió a caminar de noche solo a las dos de la mañana y no lo podía creer: “En absolutamente ningún momento me sentí con miedo. Me fascinaba caminar tranquilo sin estar preocupado porque me pase algo. Ni hablar por ejemplo de las mujeres, que el riesgo que corren muchas veces en Argentina es peor que el del hombre. Charlé con varias chicas y siempre ponderan que es impresionante lo seguras que se sientan caminando por las calles sin importar la hora”.
Para Guareschi, el lugar de la mujer en Dinamarca en una escala del 1 al 10, es un 10 definitivo. “Es uno de los países con más equidad de género y realmente se ve reflejado en la sociedad y en el hogar. En las construcciones por ejemplo veo muchas mujeres trabajando y después en tareas hogareñas, se dividen por igual con los hombres, no se siente en lo absoluto una cultura machista”.
A nivel cultural, extraña de Argentina lo que califica como una “cultura relajada”, o mucho más espontánea. “La mayoría de los daneses te avisan un mes antes las cosas y digamos que tienen siempre todas las semanas planificadas, que no es algo malo. Hasta me gusta, pero a veces está bueno organizar cosas en el momento que no requieran de tanta antelación”, asegura.
Dinamarca tiene en estos momentos más de 81 mil personas confirmadas de coronavirus y más de 800 fallecidos. Es importante tener en cuenta a la hora de analizar estos datos que, con 5,8 millones de habitantes, puede considerarse un país intermedio en cuanto a población. Actualmente, la tasa de pacientes confirmados de coronavirus es de 1,3 millones por cada cien mil habitantes, es decir que tiene una alta tasa de confirmados de coronavirus si la comparamos con la del resto de los países.
En noviembre, la noticia había sido el sacrificio de más de 15 millones de visones por una mutación del coronavirus. Hoy el gobierno de Dinamarca aún se enfrenta a las consecuencias de su controversial decisión. Tal es el caso que se instaló una crisis política desde que las autoridades admitieron que la matanza se había ordenado sin base legal, ya que la ley solo permitía sacrificar a los animales en granjas con casos detectados y aquellas cercanas, pero no a la totalidad de visones.
La polémica le costó el puesto al ministro de Agricultura, Mogens Jensen, quien renunció el pasado 18 de noviembre. Y un estudio de la Universidad de Aarhus en ese país estima que la confianza en el gobierno cayó un 20% desde el pasado julio.
Para ganar terreno desde el inicio, hay dos caminos posibles. El primero, hablar danés y el otro, obviamente inglés, lengua alternativa que se habla muy bien, incluso en niños chicos. La mayoría de los trabajos que no requieren de estudios no piden la lengua nativa, pero si por ejemplo los que tienen atención al cliente (como mozos). “Me parece importante hablar inglés, porque si no te quedarías incomunicado y si o si necesitas de alguien que te ayude”, apunta.
El joven santafesino, entiende que no hay comparación entre ambas sociedades y que tanto en el extranjero como en nuestro propio país, “todo depende de cada uno”. Esto viene a que en el día a día, se encuentra con daneses “muy abiertos” y otros más “cerrados”, en cuanto a las relaciones sociales. “Hacerse amigos daneses es un poquito complicado, por una cuestión de idioma principalmente y también porque son de tener amigos de muy largo plazo, que esto obviamente se complica estando solo un año”, aclara.
Sobre la calidad de vida en Dinamarca, es contundente: “Es excelente” y con seguridad destaca que “absolutamente cualquier trabajo te asegura poder vivir bien”. Por eso, valora que la sociedad sea muy igualitaria: “No ves mucha diferencia con el más pobre y el más rico. Hay un sistema de impuesto progresivo y mucha fuerza sindical, lo que garantiza muchos derechos para los trabajadores e impide la desigualdad económica”.
En cuanto a los gastos diarios, la brecha con Argentina es amplia, en varios aspectos: el país tiene educación y salud pública; si sos ciudadano europeo, te pagan por estudiar en la universidad (por lo tanto, hay muchos estudiantes internacionales de toda Europa). Otras muestras, son que un ticket para el transporte público en la ciudad, tiene un mínimo 22 coronas (3,50 dólares); ir a una consulta al dentista, mínimo 100 dólares; sacar o arreglarse dientes, entre 300 y 400 dólares.
Con respecto a los impuestos, Guareschi narra que se ven bastante bien representados en lo que es la vía pública y los servicios estatales, evitando también que haya pobreza, porque hay mucha ayuda de parte del Estado si una persona se encuentra en situación de vulnerabilidad. En su caso particular, al estar “de paso”, tiene cobertura en salud en forma gratuita. “Al llegar al país te registras en el sistema y te asignan automáticamente según donde vivas un médico de cabecera, que ante cualquier problema lo contactas y listo”, amplia.
Y agrega: “Es un país muy transparente en su sociedad. Podría decir que la mayoría son muy honestos y hospitalarios. Siempre que necesites ayuda y la pidas, la vas a recibir. Ni hablar de política que ante el mínimo nivel de corrupción en el Estado, pasa a ser un tema que se soluciona de forma casi inmediata”.
Según los medios especializados, hay mucho más racismo en los países nórdicos de lo que algunos podrían pensar, puntualmente en Noruega y Dinamarca, y hasta cierto punto también en Finlandia. El racismo está vinculado directamente al nacionalismo, que implica definir quién está incluido y quién excluido.
El antropólogo danés Peter Hervik, autor del libro “Radicalización, racismo y antirracismo en los países nórdicos”, explica en este orden que en Dinamarca, las personas que forman parte de las minorías ganan la mitad que el resto, están más desempleadas, su salud mental es mucho peor, no pueden vivir en las mejores áreas residenciales y están infrarrepresentadas en las estructuras de poder.
Luego, hay quienes aún perciben el islam como un problema. Tanto, que el tema más recurrente en todas las campañas electorales celebradas desde 2001 fue la denominada inmigración de países no occidentales. Por esta razón, hay quienes hoy en día están a favor de limitar la inmigración musulmana; el Gobierno danés prohíbe atuendos que cubren la identidad de las personas en lugares públicos (existe la “Ley del Velo”); y existe la obligación de dar la mano para obtener la ciudadanía.
“Sobre la discriminación, acá hay mucho debate. A mí personalmente nunca me dijeron nada. Se que argentinos tuvieron problemas con gente danesa por este tema. Después, estoy en grupos de Facebook con gente que vive acá, donde a veces surge el tema discriminación. Y siempre pasa lo mismo. Están los que dicen que existe y los que dicen que no, que los daneses son muy abiertos”, valora Ulises.
Sobre el cierre, reconoce que la realidad es que en el Estado al día de hoy, se toman medidas para que se reduzca el racismo y la xenofobia, pero en el plano laboral los daneses van primero. “Y repito hay de todo, algunos daneses no están a favor de los inmigrantes musulmanes porque dicen que no respetan su cultura, y otros sí. En mi opinión es que es un tema muy dividido y el del cual se puede hablar por horas”.