Jueves 18.3.2021
/Última actualización 23:02
Si hubiera que graficar en una nube de palabras la síntesis de esta entrevista con la ministra de Salud de la provincia, Sonia Martorano, aparecerían con trazos bien grandes los términos "interpelar", "globalización", "medular", "solidaridad" "federal" y "vacunas". Y en ellos tendríamos casi un recorrido completo de este año que transcurrió de marzo a marzo signado por la pandemia de Covid-19.
Una pandemia que "nos interpeló ética y moralmente, porque este hecho que nos atravesó en forma muy medular nos hizo tomar decisiones, positivas y negativas, y nos produjo transformaciones, buenas o malas. Y nos demostró lo que es globalización y solidaridad", palabra que asocia en forma directa con el final de esta suerte de línea de tiempo: la vacunación.
Así fue como "un hecho que ocurrió en China, un lugar que para nosotros es lejano, terminó afectando al mundo entero desde el punto de vista, inicialmente, de la salud", porque es una enfermedad "que produce dolor, depresión, encierro para evitar contagios, y muertes". Pero también produjo "una ruptura y un replanteo social porque nuestros niños no estuvieron en la escuela, no socializaron, su actividad lúdica se vio interrumpida por una pantalla, no tuvieron contacto con sus abuelos. Así que hemos afectado a toda nuestra niñez en su desarrollo neuromadurativo, neurosocial, neuroafectivo y ni que hablar de la educación".
"Estuvieron afectados los vínculos entre nosotros, en esa expresión tan argentina de tomarnos un café (y compartir el mate, se podría agregar), enumera como para dar apenas una idea de una situación que no dejó a nadie indiferente: "A mi me pasó todo esto", acentúa.
En cuanto a las personas mayores, más expuestas y vulnerables frente a la enfermedad, "tuvieron que permanecer encerradas y separadas de sus afectos. Mis padres fueron quienes me forjaron, me hicieron quien soy, son los que me han dado mis valores, mi honestidad y transparencia, y durante este tiempo no pudieron ver a sus bisnietos. Pero teníamos que cuidarlos porque eran los más expuestos".
"Fue un año en el que tuvimos que decidir cuarentena si o cuarentena no: yo estoy absolutamente convencida de que la primera cuarentena dura que hicimos fue la base para que hoy tengamos una letalidad del 1,8 % que es de las más bajas en el país. Y creo que esa cuarentena inicial tan dura sirvió para fortalecer el sistema de salud", no porque fuera malo, sino porque "nadie en el mundo estaba preparado para enfrentar esta pandemia".
"Como sanitarista miro el territorio, camino los centros de salud y esta enfermedad nos interpeló porque nuestros enfermos de Covid necesitaban respiradores y hubo que reforzar las terapias que era donde se saturaban las camas. Hicimos un gran trabajo de articulación pública y privada, con municipios, provincia y Nación, en el que jamás politizamos este tema. Siempre la prioridad fue sanitaria y así fue como logramos que, con más de 220 mil contagios al día de hoy en la provincia, nunca haya colapsado nuestro sistema porque siempre hubo una cama disponible y un respirador para el paciente que lo necesitara".
El Litoral. Menos de un año después tenemos una vacuna que recibió muchas críticas aunque yo siempre estuve muy tranquila: es del Instituto Gamaleya (de Rusia) que tiene cinco Premios Nobel , dijo Sonia Martorano."Menos de un año después tenemos una vacuna que recibió muchas críticas aunque yo siempre estuve muy tranquila: es del Instituto Gamaleya (de Rusia) que tiene cinco Premios Nobel", dijo Sonia Martorano.Foto: El Litoral.
Pero para eso, afirma, "hubo una logística y una política de anticipación, y para leer la realidad hay que ser estadista. Entonces, cuando pareció que estábamos locos porque comprábamos cantidad de barbijos y cantidad de camisolines, en realidad fue una política anticipatoria y por eso el sistema pudo contener esta enfermedad en la provincia".
"Por eso, si la pregunta es qué pasó en este año, la respuesta es que pasó todo esto". En la provincia "pudimos tener una mirada amplia, holística que no se enfocaba solo en la salud porque también hubo cuestiones sociales, educativas, de vínculos, de salud mental. Porque esto va a pasar, te juro que esto un día va a pasar, pero tenemos que trabajar en la pos pandemia. Y espero que hayamos salido más fuertes".
- En un balance siempre hay dos columnas: en una podemos ubicar el estrés, el agotamiento y las pérdidas humanas. ¿En la otra podemos colocar un sistema de salud que a futuro esté fortalecido?
- Yo entré con una política enfocada en la prevención y la promoción de la salud, con un ministerio que no fuera de la enfermedad sino de la salud, que se ocupara de la alimentación saludable, de los territorios saludables. Pero nos interpeló una pandemia y tuvimos que trabajar en esto. Pensá que fue a tres meses de un cambio de gobierno, con un ministerio joven.
Creo que el sistema salió fortalecido porque siempre tuvimos claro que nos íbamos a manejar con políticas sanitarias, con un plan federal articulado con la Nación y con una logística.
Más allá del ministerio, soy médica y tengo una Maestría en Gestión, pero siempre estuve en la trinchera y cerca del que padece. Siento que conozco a la gente y la gente puso el alma: el equipo de salud puso el alma, puso el cuerpo porque acá perdimos compañeros. Y enfrentaron la pandemia sin vacuna. Trabajaron todo el año, están agotados, y me sumo: estamos agotados. Pero con la mirada puesta en que Santa Fe y el país sale todo junto o no sale.
- Mucho antes de que alguna forma de inmunización fuera una certeza, como ministra insistía en dar un mensaje esperanzador y pedía no bajar los brazos. Y en un año se pasó de la mayor incertidumbre a la posibilidad de contar con una vacuna, lo que supone un cambio impresionante.
- Fue en menos de un año. Recuerdo que también pedíamos no relajarnos, y decíamos que la única vacuna era el barbijo, el distanciamiento y el lavado de manos. Ahí también hubo una conducta de anticipación cuando, con el gobernador, dijimos que era obligatorio el uso del barbijo. En ese momento no teníamos nada y menos de un año después tenemos una vacuna que recibió muchas críticas aunque yo siempre estuve muy tranquila: es del Instituto Gamaleya (de Rusia) que tiene cinco Premios Nobel.
Pero propongo ver el vaso por la mitad, ni medio lleno, ni medio vacío: tenemos tres vacunas: la Sputnik V, de Gamaleya que se conserva a -18°, sirve para mayores de 60 y aplicamos muchísimo entre agentes de salud; Sinopharm que se elabora en China, se conserva a -8 grados y está indicada para personas de entre 18 y 59 años por lo que la aplicamos en docentes; y Covishield, de AstraZeneca-Oxford que se fabrica en India porque tiene convenios históricos con Inglaterra y aquí se aplicó en la población de geriátricos y en personas mayores de 90 años.
Entonces, en menos de un año tenemos tres vacunas, las tres se están utilizando, son logísticas distintas, tres cuidados, pero una esperanza única. ¿Qué está faltando? Más vacunas que es lo que todo el mundo reclama.
En la provincia de Santa Fe ya se utilizaron dosis de los tres laboratorios que ingresaron hasta el momento al país y se distribuyeron entre la población de mayor riesgo, de acuerdo a un cronograma que se va a actualizando según la disponibilidad.
Así, 54 mil docentes recibieron dosis de Sinopharm; 18 mil personas mayores y asistentes de instituciones geriátricas fueron vacunadas con Covishield (Oxford-AstraZeneca) y 70 mil agentes de Salud pública y privada resultaron inoculados con Sputnik V.
Además, 42 mil personas mayores (+ 90, + 80) recibieron la primera dosis de Covishield o Sputnik V, según la disponibilidad de las distintas vacunas.
Al miércoles de esta semana se informó que ya habían sido colocadas más de 200 mil dosis en la provincia.