A fines de 2020 se identificó por primera vez la variante B.1.351, mejor conocida como "Beta". Descubierta en Sudáfrica e indicando el inicio de la segunda ola para el mencionado país. La mutación comenzó a ser estudiada antes de su expansión a nivel mundial y los resultados arrojaron que aquellos infectados por esta cepa tienen mas probabilidades de necesitar cuidados intensivos y de morir que las personas infectadas con otras variantes.
Laith Jamal Abu-Raddad, investigador de Waill Cornell Medicine en Qatar, fue quien estudió y descubrió que las personas contagiadas con Beta tenían un 25% más de probabilidades que las infectadas con Alfa de desarrollar una enfermedad grave, alrededor de un 50% más de requerir cuidados intensivos y un 57% más de morir.
“Estaba muy claro que estábamos hablando de una variante más severa”, indicó en una publicación de "Nature".
Tenés que leerLa variante Delta y la baja vacunación provocan un récord de muertes en RusiaBeta, por su parte, parece ser más resistente a la inmunidad generada por vacunas e infecciones previas, incluso aún mayor que la variante Delta.
En otro estudio, a cargo de Waasila Jassat, especialista en medicina de salud pública del Instituto Nacional para Enfermedades Transmisibles en Johannesburgo, en Sudáfrica, observó que alrededor de un 30% de las personas infectadas tienen más de probabilidades de morir después de la hospitalización
Beta está desapareciendo de a poco en los países que mayores estragos dejó (Sudáfrica y Qatar). Actualmente, la variante Delta -proveniente de Reino Unido- es la que se ha convertido en la máxima preocupación de lo epidemiólogos por la alta transmisibilidad que tiene. Aún así, los especialistas aseguran que Beta podría ser una gran complicación para el combate de la pandemia.