Cáncer de mama: la historia de un grupo de amigas que acompañó en la enfermedad
En el día mundial contra el cáncer de mama, dos mujeres testigos de la lucha charlaron junto a El Litoral para concientizar sobre la importancia de la detección a tiempo como herramienta preventiva.
Gentileza In memoriam. La muerte de Araceli dejó como legado su lucha encomiable contra una durísima enfermedad. Sus afectos más cercanos hoy la recuerdan.
Araceli tenía 45 años cuando su grupo de amigas la tuvo que despedir a causa del cáncer de mama. Transitar la enfermedad fue un proceso en el cuál salir adelante era la prioridad, al menos así lo relata Agustina Lenarduzzi en representación de siete compañeras de Araceli. "Fuimos quieres la acompañamos en todo su proceso, aunque era ella la que nos daba más fuerzas a nosotras", aseguró.
Los chequeos anuales eran una costumbre para Araceli y la detección se produjo palpándose mientras se estaba duchando. "Me toqué algo raro, voy a ir al médico", le comentó a sus afectos; y desde ese momento, comenzó un proceso que requirió de mucha valentía.
"Sentís que se te cae el mundo abajo, la palabra cáncer es dolorosa, pero pensamos que ella (Araceli) iba a salir adelante; por eso hicimos un grupo de WhatsApp donde ella nos comentaba qué necesitaba y cómo se sentía", detalló su amiga Agustina.
Como grupo de apoyo la propuesta fue clara, encarar a la enfermedad y darle pelea; para ello repartir las tareas para lograr una correcta organización fue fundamental. El aprendizaje fue continuo y la actitud de Araceli fue positiva en todo momento, ya que decidió no bajar los brazos.
"Nos repartíamos las tareas: una era la que enviaba los papeles a la obra social para tener las autorizaciones, otra se organizaba para llevarla a la quimioterapia o al médico. Sabíamos que éramos nosotras las que la íbamos a ayudar a salir adelante", mencionó Agustina.
Gentileza Agustina Lenarduzzi, amiga de Araceli, rememora: Nos repartíamos las tareas; una era la que enviaba los papeles a la obra social para tener las autorizaciones, otra se organizaba para llevarla a la quimioterapia o al médico . El apoyo era incondicional.
Agustina Lenarduzzi, amiga de Araceli, rememora: "Nos repartíamos las tareas; una era la que enviaba los papeles a la obra social para tener las autorizaciones, otra se organizaba para llevarla a la quimioterapia o al médico". El apoyo era incondicional. Foto: Gentileza
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1980 se han realizado importantes avances en el tratamiento y se redujo la mortalidad en un 40% en los países de ingresos elevados, pero la mejora se debe a la combinación de la detección precoz y las terapias eficaces.
A modo de consejo, Agustina recomienda realizarse los controles una vez al año, y tocarse las mamas ya que es imprescindible detectar la enfermedad a tiempo para poder comenzar con los procedimientos y así salvar vidas. "Hoy no la tenemos, pero sabemos que el amor todo lo puede, porque eso nos mantuvo en pie para poder acompañarla en todo momento", concluyó Agustina.
Gentileza Claudia Carena tuvo cáncer de mama en 2006 y conoció a Araceli en una parroquia. Desde ese momento, la lucha se hizo de a dos, empatizando codo a codo respecto de cómo sobrellevaban la enfermedad cada una.
Claudia Carena tuvo cáncer de mama en 2006 y conoció a Araceli en una parroquia. Desde ese momento, la lucha se hizo de a dos, empatizando codo a codo respecto de cómo sobrellevaban la enfermedad cada una. Foto: Gentileza
La resistencia
Claudia Carena tuvo cáncer de mama en el año 2006 y conoció a Araceli en una parroquia ya que percibió que usaba un pañuelo en su cabeza por lo que se aproximó para dialogar. "Me acerqué y le pregunté qué le pasaba; y como transitábamos lo mismo, empezamos a charlar. Me puse a disposición y empatizamos: hablamos de quimioterapia, radioterapia y coincidimos con el médico en Rosario que ambas tuvimos", comentó.
Araceli y Claudia se acompañaban y entendían mutuamente por ello integraron un grupo que se denominó "Resistencia" en donde además de hablar sobre la enfermedad y encontrar un espacio confortable, se divertían. "Tenes que pasarlo vos para saber cómo te sentís, un día estás en el fondo del mar y después surgís, es todo un proceso que te va cambiando", afirmó Claudia.
En primera persona
"Yo soy otra persona después de la enfermedad, porque descubrí que hoy estás, mañana te dan una biopsia y te cambió la vida", argumenta Claudia tras luchar en dos oportunidades contra el cáncer de mama. El descubrimiento se produjo junto a su médico y se manifestó como un quiste que tuvieron que sacar para poder salvar su vida. Años más tarde, el procedimiento fue el mismo.
Un detalle a tener en cuenta es que Claudia realizaba la mamografía y el estudio ecomamario cada año, aunque estos últimos tiempos -con el Covid-19 de por medio- impidieron esos controles. No es la única. Siete de cada 10 mujeres no realizaron la consulta médica preventiva o chequeos mamarios durante la pandemia, según una muestra realizada por la Fundación Avon a más de 7.000 mujeres.
Por tal motivo, Claudia manifestó que, si no están enfermas (aludiendo a las mujeres), "no se descuiden porque el cáncer divisado a tiempo salva, y a las que se encuentren dando batalla les sugiere encararlo con muchas pilas y buena onda, aunque no sea fácil. Yo me ponía el pañuelo y venía a trabajar", recordó.
Desde el presente y mirando hacia atrás, observando en perspectiva el camino recorrido, como Claudia existirán un sinfín de mujeres que se redescubrieron. "Hoy estás bien y eso lo tenés que celebrar, ¿se celebra la vida, no?", concluyó Claudia.
Agustina Lenarduzzi recomienda realizarse los controles una vez al año, y tocarse las mamas ya que es imprescindible detectar la enfermedad a tiempo para poder comenzar con los procedimientos y así salvar vidas.