Investigadores santafesinos buscan evidencia científica sobre los beneficios medicinales del cannabis
Quieren encontrar respuesta para distintos tratamientos. Cómo utilizarlo, en qué cantidades y qué calidad. Los beneficios del cannabis para pacientes con cáncer forman parte de los objetivos de los proyectos en marcha.
“Cuando empezamos a buscar respuestas encontramos que en los últimos años se generó mucha información científica sobre diferentes tipos de cáncer y otras patologías. Entonces nos preguntamos cuales componentes de la planta pueden ser resultar beneficiosos”, dice la directora del laboratorio, Jorgelina Varayoud.
Un equipo de investigadores locales busca determinar los beneficios que puede llegar a tener el cannabis para su uso medicinal. Hasta el momento el aceite de cannabis puede ser recetado para tratamientos de pacientes con epilepsia refractaria. Pero sus posibles beneficios podrían ampliarse a otras patologías y tratamientos.
Es por ello que la investigadora Jorgelina Varayoud, junto a su equipo, están trabajando en el tema desde el Laboratorio de Endocrinología y Carcinogénesis, que pertenece al Instituto de Salud y Ambiente del Litoral (ISAL), un instituto de doble dependencia entre el Conicet y la UNL. Desde allí buscan respuestas para dar luz y contribuir a las aplicaciones medicinales de cannabis. Los proyectos en marcha buscan generar conocimiento en relación al uso de cannabis para una mejor calidad de vida en pacientes con cáncer.
Varayoud es bioquímica, con un doctorado en Ciencias Biológicas, carreras que realizó en la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL. Trabaja como investigadora independiente de CONICET y es profesora asociada de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas en Fisiología Humana. El viernes pasado fue una de las panelistas de un encuentro tecnológico denominado “Servicios científico-tecnológicos para la cadena de valor de Cannabis sativa L”, llevado a cabo en Santa Fe. El mismo fue destinado principalmente a usuarios, productores, grupos de investigación, emprendedores, asociaciones, cooperativas y empresas de servicios y productos de Cannabis sativa L.
Aceite. Los investigadores utilizan el aceite de cannabis que produce el Laboratorio Industrial Farmacéutico de la provincia. Flavio Raina.
El objetivo de este Encuentro fue exponer los servicios y capacidades técnicas para la cadena de valor de Cannabis sativa L. instaladas en Santa Fe (CONICET, LIF, UNL, CIDCaM) para establecer vinculaciones con las demandas del sector privado productivo, asociaciones y cooperativas.
“Lo que puedo decir es en base a lo que hemos estudiado hasta ahora, porque siempre tenemos la sensación de que falta estudiar para dar respuestas. El conocimiento avanza tan rápido que leemos algo y al día siguiente hay otra información que puede ser igual o diferente a la que habíamos leído el día anterior. Nosotros trabajamos en salud. Investigamos el posible uso de cannabis medicinal en diferentes patologías como, por ejemplo, el cáncer. Y nos preguntamos: ¿Hay evidencias en Argentina y en el resto del mundo de que pueda tener efectos beneficiosos?”, dijo Varayoud, que presentó una ponencia cuyo título fue: “Diseños experimentales y herramientas metodológicas para evaluar Cannabis medicinal: estudios genéticos y evaluación de propiedades terapéuticas”. Las respuestas a estas preguntas indican que hay que seguir estudiando las propiedades de cannabis para estos pacientes y es en ese marco que están trabajando en proyectos de investigación. Es un trabajo conjunto que llevan adelante con investigadoras y docentes del grupo de trabajo: las Dras. María Mercedes Milesi y María Paula Gastiazoro y las becarias doctorales María Emilia Racca, Ailín Almirón y María Victoria Zanardi, en el ISAL, instituto dirigido por la Dra. Mónica Muñoz de Toro.
“Cuando empezamos a buscar respuestas encontramos que en los últimos años se generó mucha información científica. Entonces empezamos a analizar qué componentes de la planta son los que pueden ser beneficiosos para la salud. Luego asistí a encuentros en los que vi lo que pasaba con las Mamás cannabis. Eso me generó un movimiento emocional muy importante, porque esas mamás explicaban de sus luchas de tantos años para poder utilizar los aceites que ellas mismas obtenían. Mostraban el antes y el después de sus hijos, que padecen epilepsia refractaria, enfermedad para la cual hoy en Argentina está permitida la utilización de cannabis. Entonces, al ver que la evidencia científica acompañaba y que realmente lo sentimos como una gran demanda social a la que nos debemos, nos pusimos a investigar sobre el posible uso en relación a los pacientes con cáncer”, explicó la investigadora.
-Da la sensación de que se está en un punto de partida, que hay mucho por desarrollar...
-Exactamente. Como ocurre con tantos tratamientos, la aprobación del uso requiere la seguridad sobre los beneficios. Cuando escuchás a científicos que estudian el uso de cannabis para tratamientos por dolor, por ejemplo, la evidencia indica que no es para todo tipo de dolor. Hay que analizar de dónde proviene ese dolor, cuál es la causa, si se origina por una patología como la fibromialgia, si es un paciente con un dolor asociado a otra patología, etc.
-Y no automedicarse.
-En este punto, volvemos a la demanda social, a la necesidad de dar respuestas. Hay que analizar cómo se debe administrar, qué cantidad, en qué momento y sobre todo, de dónde se obtiene el aceite medicinal. Es un problema que estamos padeciendo todos como sociedad, la mayoría de nosotros tenemos conocidos que se automedican con aceite de cannabis, que lo consiguen sin saber de dónde proviene. Si bien no es parte de nuestro trabajo, consideramos que es fundamental conocer la calidad del aceite.
En Santa Fe actualmente, el Laboratorio de Control de Calidad de Medicamentos de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (UNL), ofrece un servicio de control de calidad de material vegetal y productos derivados de cannabis, para determinar la composición de los aceites que se producen. Allí lo analizan y “te dan exactamente la composición que tiene”, dijo Varayoud.
-¿Para qué otro tratamiento ya se está investigando como posible recurso?
-La verdad que son muchas las patologías en las que se investiga su posible aplicación. En encuentros con referentes nacionales sobre Cuidados Paliativos, profesionales por ejemplo del Instituto Oncológico Angel Roffo en Buenos Aires, acompañan a los pacientes oncológicos en la temática de cannabis desde hace años, sólo para mencionar un ejemplo de acompañamiento a los pacientes, que consideramos tan necesario. Los médicos especialistas reciben a las personas y las ayudan y realizan un seguimiento de su posible mejoría gracias al uso del aceite de cannabis.
Siembra. El aceite de cannabis se extrae de las plantas que se cultivan en Santa Fe para dicho proyecto de producción e investigación. Archivo El Litoral.
-No sólo por dolencias físicas, sino también por problemas psicológicos o psiquiátricos...
-Si bien no es mi campo de estudio, porque no soy médica, el espectro de enfermedades en las que se estudian sus beneficios es muy amplio. Para atender cuestiones de ansiedad por ejemplo, se estudia mucho. Desde lo que ocurre en salud, estamos atravesando con cannabis un problema que, considero, es difícil de resolver. Muchas personas empiezan a consumir el aceite para patologías de lo más diversas y empiezan a sentirse mejor. Un poco la historia de lo que ocurría en los comienzos con esas mamás luchadoras que veían como sus hijos mejoraban con el aceite. No soy médica, pero pienso que sería bueno imitar, si ya en Argentina hay esquemas de salud para acompañar a las personas y mejorarle la calidad de vida. Será necesario que tratemos de que esto alcance a la mayor cantidad de pacientes. Pero considero que al momento de empezar a utilizarlo, como tantos fármacos que se disponen, es importante estar seguro de lo que estamos consumiendo, de dónde proviene y cómo debemos hacerlo. El esquema de tratamiento según el paciente, según la patología y esto hacerlo con profesionales de la medicina que acompañen.
-¿Cuánto hace que vienen realizando estos estudios?
-Trabajamos generando conocimiento, para lo que necesitamos primero pedir financiamiento para los estudios. Empezamos hace dos años con esta primera etapa y en estos días estamos trabajando con los estudios en laboratorio, de lo que esperamos pronto tener resultados.
-El proyecto propone un diseño “in vitro” para estudiar el uso de cannabis por sus propiedades anti-tumorales, para reducir el crecimiento de los tumores. Ponemos gotitas de cannabis medicinal que nos da el Laboratorio Industrial Farmacéutico de nuestra provincia (LIF) sobre células tumorales humanas de cáncer de cuello uterino, y estudiamos si cannabis puede frenar o controlar el crecimiento de esas células, lo que podría ser un beneficio para esta enfermedad.
De esta forma, los investigadores quieren saber qué compuestos de la planta de cannabis son útiles para realizar tratamientos. Es decir, determinar qué cannabinoide tiene el efecto bueno y cuál no.
Las investigadoras recibieron el apoyo de la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación de nuestra Provincia. Además, pidieron un subsidio al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, el cual está en evaluación. “Si bien, como todo estudio necesita financiamiento tanto a nivel provincial como nacional, se apoyan estos proyectos con fondos específicos para la temática de cannabis, lo cual consideramos muy importante”, dijo Varayoud. “Intentaremos desde nuestro lugar aportar conocimiento científico de calidad y contribuir a mejorar la calidad de vida de tantos pacientes que están necesitando respuestas”.
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