“Hay que desustancializar el debate sobre los consumos problemáticos y empezar a abordarlo desde la complejidad”, dice la especialista en clínica de patologías de consumo, salud pública, educación y pedagogía social, Edith Benedetti.
La especialista propone derogar la ley que persigue a quien consume drogas. “Un problema de salud nunca puede ser un castigo”, dice. Su postura sobre el Reprocann.
“Hay que desustancializar el debate sobre los consumos problemáticos y empezar a abordarlo desde la complejidad”, dice la especialista en clínica de patologías de consumo, salud pública, educación y pedagogía social, Edith Benedetti.
La subsecretaría de Gestión de Servicios e Institutos de la Nación participó hace unos días atrás de la Jornada de Abordajes de Consumos Problemáticos desde el Gobierno Local, organizada por la Municipalidad de Santa Fe. Bajo el título “De los consumos problemáticos a las presentaciones complejas en salud: un análisis en clave de los escenarios sociales actuales”, más de 400 personas se reunieron para participar de la actividad destinada a profesionales de la salud, agentes educativos y comunitarios, e instituciones que abordan la temática.
En ese marco, Benedetti enfocó su presentación en “La decisión de cuidar”, que tiene que ver con “romper con estigmas, pre conceptos, y deconstruir algunas representaciones sociales sobre la problemática”, explicó, en diálogo con El Litoral.
“Desde hace mucho tiempo atrás se viene situando el debate sobre los consumos problemáticos en que el problema es la sustancia. Entonces, si el problema es la sustancia, a todos les pasa lo mismo”, dijo la licenciada en Psicología. En consecuencia, “aparecen modelos para los tratamientos a replicar”.
En cambio, “quienes venimos trabajando en este problema desde hace ya mucho tiempo sabemos que esos modelos fracasaron, no dan respuesta, porque en realidad no les pasa a todos lo mismo”, aseveró la especialista. “Somos distintos y nos ocurren distintas cosas -agregó-, aunque seamos hermanos y hayamos vivido en la misma familia, bajo el mismo techo, lo que nos pasa a cada uno es siempre distinto”, insistió.
Entonces, “situarse desde la sustancia, es decir, desde la droga, en verdad nos aleja de poder aliviar padecimientos”, dice Benedetti. “Y muchas veces los empeora, es decir que se transforman en intervenciones iatrogénicas que cronifican situaciones y profundizan el padecimiento”.
“La propuesta es otra, es poder pensar la singularidad de cada persona y entender las complejidades de los contextos”, dice la especialista en consumos problemáticos. Hay que “pensar cómo nos producimos, cómo armamos esta sociedad y cómo son las propuestas sociales que llevamos a cabo para tramitar padecimientos”. Esa es “la complejidad que hay que tener en cuenta para dar una respuesta real que alivie a quien está en una situación de consumo problemático, porque tenemos que pensar que es alguien que sufre”.
Benedetti participó durante varios años del proceso de transformación del Centro Nacional de Reeducación Social (Cenareso) que terminó convirtiéndolo en el hospital nacional polivalente en red “Laura Bonaparte”, es decir, en la institución que articula con las jurisdicciones para que cada una de las provincias adecue su situación a lo que prevé la ley de salud mental. “Ese marco contribuye a mirar la problemática desde otra perspectiva y ha dado resultado”, dice Benedetti, porque “los usuarios (pacientes) se sienten acompañados”.
Más adelante la profesional citó una ejemplo de ello, cuando mencionó que un paciente les dijo que en el hospital conoció “médicos y psicólogos que son personas, es decir, que piensan en el otro, en su sufrimiento”. Esto “contribuye a romper con los viejos paradigmas que han hecho mucho daño, porque sostener la perspectiva del abstencionismo no dio resultado”.
“La persona tiene que tramitar lo que le pasa y en ello irá regulando los consumos y en algún momento dejará de consumir”, dijo Benedetti. Porque “estamos en una sociedad que en todo momento nos propone consumir, entonces esta es una contradicción que debemos discutir. Quizá en algún caso sea necesaria una abstinencia por razones clínicas, de salud integral, pero en otros casos serán necesarios otros tiempos que la persona necesite para ser protagonista de lo que le pasa, sabiendo que lo que le pasa no es el consumo, es un enigma, es algo que le hace doler mucho”.
-Esta realidad está atravesada además por la estigmatización social y regulada por una ley que muchas veces persigue a quien padece el consumo problemático…
-Ese estigma social sirve, a veces, para decir que esto le pasa al otro y yo no tengo nada que ver. Hay que correrse de ese lugar que ocupamos en la sociedad. Romper con los estigmas ayuda porque ninguno es saludable. En cuanto a la Ley 23.737, que persigue y penaliza a quien consume, se debe derogar. Es una ley que se generó a principios de los ‘90 en Washington (EEUU) por decisión de la DEA (Drug Enforcement Administration ó Administración del Control de Drogas), cuando se decidió que se implementen en todos los países de América Latina Secretarías de Estados que vinculen el consumo y la asistencia con la persecución del narcotráfico, es decir que lo juntaban todo. Eso en nuestro país se llamó Sedronar. O sea que esta perspectiva tiene una historia política. Y la verdad que si uno piensa que éste es un problema de salud nunca puede ser un castigo. Si alguien no hace un tratamiento puede sufrir una detención de seis meses y ello es un serio problema. Estamos en 2023, vemos todo el tiempo que pasó, y todavía seguimos sosteniendo este tipo de representaciones sociales. Por ello es un tema que debemos poner en agenda y discutirlo, porque la ley se debe derogar. Cuidar al otro no implica culparlo de lo que le pasa ni penalizarlo. Debemos construir una sociedad más humana, más humanitaria.
El Reprocann
En Argentina existe también un programa nacional que permite el autocultivo controlado de cannabis con fines medicinales o terapéuticos. El Reprocann es de acceso exclusivo para pacientes con prescripción médica. Se trata de un registro nacional que se tramita para la obtención de un carnet que permite el autocultivo para consumo personal, para terceros o para profesionales de la salud.
“Hay que discutir esto de que si alguien utiliza cannabis para uso recreativo cae en un consumo problemático”, dice Benedetti, “porque esto avala la idea de que quien empieza con un porro termina con heroína, y esa linealidad de pensamiento es falsa, porque clínicamente es falso”.
“Ojalá las cosas fueran tan simples, porque se resolverían muy fácilmente. Pero no es así”, dice la especialista. “Eso que se decía, que el cannabis era la puerta de entrada, era para generar fantasmas de cosas que está comprobado que no ocurren”.
El fallo juidicial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de 2009 denominado “Fallo Arriola” sentó un precedente en Argentina al declarar inconstitucional la penalización de la tenencia para consumo personal. “Hay que tener en cuenta ese fallo”, dice Benedetti, porque “voy a ser políticamente incorrecta, pero creo que estamos en un momento en el que todos hablamos de cosas que desconocemos. La Constitución Nacional rige lo que todos hacemos en común. Y hay un artículo (el art. 19) que explicita que en lo que uno hace en su vida privada y no perjudica a un tercero, no debe entrometerse ni la Justicia ni el resto del Estado -dice la especialista-. Entonces, si se tiene en cuenta esto, lo que uno hace en su vida privada y no se pone en riesgo a sí mismo, no perjudica a otro, ni requiere que la sociedad deba cuidarlo, está en su derecho”, finalizó.