Autoridades provinciales y locales coinciden que “el dengue llegó para quedarse”: las causas
El calentamiento global, la tropicalización de la región (más temperatura, aumento de lluvias e inviernos más cortos) y la urbanización desordenada con asentamientos de poblaciones sin agua potable fueron factores claves que llevaron al brote actual. Si bien esta región ahora es epicentro de los casos, el aumento del dengue es un problema mundial.
“Los indicios meteorológicos precisan que tendremos un verano próximo seco, y por ende quizás sean menos casos”.
El preocupante aumento de contagios de la enfermedad producida por el mosquito Aedes Aegypti, sumado a un desabastecimiento de repelentes, generó la preocupación social en torno a cómo será la duración y cuándo sería el pico de este brote en la región. Y si bien no existen certezas en torno a cómo será el clima (factor clave que ayudará a bajar con las bajas temperaturas), varias son las coincidencias en especular que es una enfermedad que puede volverse endémica, como ha ocurrido en otros países de clima tropical.
Las autoridades mismas remarcaron la necesidad de políticas en paliar el cambio climático para evitar que el mosquito del dengue se vuelva endémico.
El dengue, como otras enfermedades que transmiten los mosquitos, se expande con la movilización de poblaciones que viven de forma precaria en los conurbanos, ya que, al no tener agua potable, suelen almacenar el agua en baldes, y eso se vuelve un caldo de cultivo para las larvas del mosquito.
Factores como el cambio climático, la urbanización desordenada y la producción de basura, influyeron en la realidad actual, que muchas ciudades de Latinoamérica generen que el dengue se vuelva endémico, como ocurre en Bolivia, Brasil y Paraguay. En Argentina al momento no hay una definición de una provincia o departamento que ya tenga el dengue declarado como endémico, pero preocupa situaciones como en Chaco, donde el dengue existe a lo largo de todo el año.
En esta región en apenas un trimestre, los contagios acumulados multiplican por cuatro el total del año pasado, producto de la tropicalización del clima. El salto es exponencial porque el desarrollo de la enfermedad comenzó antes: suele ocurrir en febrero, con personas que regresaban de Brasil o Paraguay, y recién después el virus se propagaba. Esta vez, los primeros casos fueron en diciembre pasado.
La secretaria de Salud de la provincia, Andrea Uboldi, dio a saber consultada sobre el asunto por El Litoral, que “debemos prepararnos cada año para tener más cantidad de casos, internados y fallecidos toda la región va en ese camino, porque son varios los factores que influyen. Algunos podemos controlar, como es trabajar en reciclar la basura y en mejorar el orden ambiental. Pero el cambio climático amerita intervenciones que son mucho más macro”.
Las autoridades mismas remarcaron la necesidad de políticas en paliar el cambio climático para evitar que el mosquito del dengue se vuelva endémico.
Si bien recordó que un amesetamiento del dengue dependerá del clima, destacó que “los indicios meteorológicos precisan que tendremos un verano próximo seco, y por ende quizás sean menos casos”. Aun así, destacó con preocupación que seguirá habiendo dengue en los lugares donde no cuentan con agua potable (ya que para vivir los vecinos juntan agua en baldes, donde se da el caldo de cultivo del dengue).
“Es una enfermedad que vino para quedarse, sumado a que se percibe cada vez una mayor adaptación del mosquito a las bajas temperaturas. Su extensión llega hasta La Pampa”, aseguró con preocupación.
Por su parte y en sintonía con ese diagnóstico, el referente de Vectores de Rosario, Carlos Tasinato destacó que “se piensa que el Aedes se está trasladando más a esta región, y que sea endémico significa que se encuentre presente durante todo el año”.
Entonces recordó que “el año pasado esto sucedió en las provincias de Chaco, Corrientes, Misiones y Formosa. No sabemos si ocurrirá en esta zona, pero es posible”.
Reconoció que “esto genera cierto temor lógico, pero no podemos ser conclusivos, y va a depender del clima, porque el dengue es tropical: si viene un frío que dure varios días, el bicho no resistirá”. Aunque recordó que los últimos inviernos fueron menos fríos, y hay más meses con mosquitos que antes.
Tener dos brotes de dengue seguidos es algo muy inusual, y eso es lo que ocurrió entre el verano de 2023 y este de ahora. “En general son cada tres o cuatro años, de hecho, el anterior fue durante el encierro de la pandemia, tres años atrás”, destacó Tasinato.
El pico de densidad poblacional del dengue suele darse en marzo. Por lo que es de esperar que ya se haya alcanzado el pico, pero si siguen altas las temperaturas, puede mantenerse esta cantidad de contagios.
Tasinato aseguró entonces que en esta región ya se registraron grandes brotes de dengue tiempo atrás: “El primero fue en 1916, que vino desde Brasil y Paraguay. Este fue combatido y replegado en los años '50 en toda América Latina y el Caribe, quedando el dengue confinado mayormente en Venezuela. Y en 1996 el dengue fue localizado en las provincias del norte, y fue tomando territorio”.
La Organización Mundial de la Salud toma al dengue como una de las enfermedades desatendidas, ya que los países solo emiten presupuesto de políticas públicas cuando un problema de salud poblacional ya se encuentra instalado, en vez de hacerlo de forma preventiva. “Fue un error haber actuado espasmódicamente, y así surgió este rebrote”, dictaminó.
Cómo se comporta el mosquito del dengue
El Aedes no es un mosquito que vuele lejos de su zona de nacimiento, y por eso siempre se dice que los cuidados de descacharrado deben ser tomados por todos los vecinos. Desde que el mosquito pica, pueden pasar hasta cinco días para que se desarrollen síntomas.
Si bien se conoce que este tipo de mosquito vuela bajo, Tasinato dijo: “No dejaría de cuidar las tapas de tanques de agua en las casas, porque hemos encontrado larvas en pisos altos. Si no encuentra dónde dejar sus huevos, el Aedes buscará en más altura también”.
Es por eso que vale advertir “la importancia de ponerse repelente en todo el cuerpo, no solo en la zona de pies y rodilla”, destacó.
Esos mosquitos no nacen con la enfermedad del dengue, sino que deben picar a una persona ya contagiada, y de esta forma se vuelve un transmisor.
En Rosario circulan los serotipos 1 y 2, y una persona que haya sido infectada con una cepa, se vuelve inmune a esa cepa, pero puede contraer las otras. La vacuna es tetravalente, y alcanza a las cuatro variantes.
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