Miércoles 22.2.2017
/Última actualización 8:35
El DESAYUNO es la primer ingesta diaria y por tal motivo es de suma importancia para comenzar bien la jornada. Una persona bien alimentada tiene más oportunidades de desarrollarse plenamente, de vivir en estado de salud, de aprender y trabajar mejor, de resguardarse de enfermedades oportunistas.
Desde el punto de vista fisiológico, la primer comida del día irrumpe un período de ayuno muy prolongado que se da durante las horas de sueño, en este mismo, muchas funciones cerebrales "se duermen" necesitando del aporte energético que les suministrará el desayuno para reactivarse para funcionar el resto del día.
Desayunar eleva los niveles de azúcar en sangre, y de esta forma ayuda al cuerpo a funcionar con mayor efectividad. El rendimiento diario mejora con un desayuno adecuado ya que ayuda a memorizar, aprender, concentrarse. Además estudios recientes afirman que el desayunar ayuda a acelerar el metabolismo, lo cual es un factor beneficioso para prevenir el sobrepeso y la obesidad.
Hacer la primer comida del día ayuda a los niños a pensar con rapidez, estar más atentos y comunicarse en forma apropiada con el entorno. En cambio, algunos de los efectos desfavorables de saltearse el desayuno son decaimiento, mal humor, falta de concentración, y en los más pequeños produce mayor dificultad en el aprendizaje y disminución del rendimiento; todo debido a la falta de combustible para el buen funcionamiento de cada una de nuestras células.
Entonces… ¡A DESAYUNAR A DIARIO! Para ello es necesario levantarse con suficiente tiempo, antes de lo habitual; sentarse a la mesa y compartir este importante momento en familia.
Las tres patas de un buen desayuno:
LÁCTEOS: aportan proteínas y calcio componente fundamental para mantener nuestros dientes y huesos fuertes. Por ejemplo leche, yogur y/o quesos preferiblemente variedades descremadas para cuidar el tipo de grasas que aportamos a nuestro organismo.
PANES/ GALLETITAS/ CEREALES PARA DESAYUNO: contribuyen con hidratos de carbono principalmente, aporten energía para las actividades del día en el momento que la necesitamos, no dejando de lado variedades integrales para aportar más fibra y así mantener y mejorar el tránsito intestinal, enlentecer el ingreso del azúcar a la sangre y disminuir el pasaje de grasas a la misma. Por ejemplo panes de salvado, galletitas de salvado y semillas, cereales para desayuno sin azúcar de trigo o maíz o arroz o combinaciones de los mismos junto a frutas secas y/o desecadas.
FRUTAS: brindan al igual que los cereales hidratos de carbono y fibras junto a una gran variedad de vitaminas y minerales que mantienen y mejoran las funciones de nuestro organismo.
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