Día de la Donación de Órganos: cuatro historias de fe, amor y esperanza
En esta fecha tan importante, El Litoral decidió recordar las historias de Tutti Jauregui, vecino de Carreras que recibió un corazón; Julián Gómez y Holly Baez, ambos con trasplantes de riñón y Gemma Romano, la pequeña que sigue luchando y a la espera de un corazón.
Día de la Donación de Órganos: cuatro historias de fe, amor y esperanza
Este 30 de mayo se celebra el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos, en conmemoración del nacimiento del hijo de la primera paciente que dio a luz después de haber recibido un trasplante en un hospital público. Esta fecha fue instaurada con el objetivo de avanzar en la construcción de una sociedad donante, generando conciencia, informando y educando sobre la importancia de la donación para salvar vidas.
Para muchos hoy es un día de celebración, sobre todos para aquellos que, a través de un trasplante, tuvieron una segunda oportunidad, y para otros, en especial quienes están en una lista a la espera de ese tan ansiado y necesario órgano un día de reflexión que los ayude a recargar pilas y seguir adelante. En el medio hay familias, miles de familias, que por alguna razón tuvieron y tienen que enfrentarse a esta realidad, ya sea acompañando a sus seres queridos en el proceso o afrontando la donación como un acto de amor.
Aprovechando esta fecha tan especial, El Litoral decidió reunir cuatro historias del sur-sur santafesino que sintetizan la importancia de donar órganos: Gemma Romano, una pequeña de tan solo un año y medio que está a la espera de un corazón; Branco “Tutti” Jauregui, quien hace dos años volvió a nacer tras recibir un trasplante de corazón; Holly Baez, que recuperó su vida tras recibir un riño de su padre; y Julián Gómez que en el mes de abril tuvo una brillante actuación en el Mundial de Natación para Trasplantados.
Gemma Romano.
Gemma sigue en espera
Gemma Romano tiene un año y medio y se encuentra en emergencia nacional a la espera de un corazón. La pequeña, oriunda de Venado Tuerto, fue diagnosticada con miocardiopatía dilatada del ventrículo izquierdo y su única esperanza es recibir un trasplante. Actualmente se encuentra internada en la terapia intensiva del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Hoy la única forma de que la beba pueda recuperar su vida normal y de disfrutar de su infancia como lo merece, es recibiendo un trasplante de corazón.
La vida de Gemma cambió de un día para el otro. De estar jugando con sus tres hermanos mayores pasó a tener que estar en la habitación de un hospital las 24 horas, sufriendo las consecuencias de esta patología y de las prácticas médicas que recibe a diario.
“Ella nació muy bien, a término y tras un embarazo controlado con los electrocardiogramas fetales que permitían monitorear su corazón. Los resultados siempre dieron perfectos. Al mes y medio, empiezo a notar cosas raras, como síntomas similares a un broncoespasmo, incluso la medicación que le daban era justamente para eso. Su médica, que no voy a dar el nombre, me dijo que se le acababan las herramientas porque no podía dar con lo que ella tenía, sin solicitar tampoco estudios para obtener un diagnóstico”, contó Melina, su mamá.
Así fue que llevaron a Gemma al Hospital regional “Dr. Gutiérrez” de Venado Tuerto porque no respiraba bien y, gracias a Dios, la médica que nos atiende se da cuenta de que no era respiratorio, sino que era una cardiopatía.
La pequeña fue trasladada de emergencia a Rosario y allí reciben el diagnóstico: una cardiopatía dilatada del ventrículo izquierdo. “Después de estar algunos días internada, salimos con el alta, pero al tiempo al tuvieron que volver a internar por una bronquiolitis, de la que también se recuperó. Ahora, tuvimos que regresar porque su insuficiencia cardíaca le provoca síntomas”, relató Melina desde el Hospital Italiano de Buenos Aires.
“Recibir la noticia fue duro para la familia, muy triste porque no lo esperábamos tan repentino, si bien sabíamos que era una opción para algún momento de su vida, ya que se trata de una cardiopatía que no se opera”, señaló, añadiendo que, al ser tan pequeña, no hay otras alternativas que la puedan ayudar a que su corazón aguante hasta que llegue su trasplante.
“Hoy Gemma necesita un corazón para vivir”, repite Melina con sus ojos llenos de lágrimas, sabiendo que está hablando de su pequeña hija.
Branco “Tutti” Jauregui.
Segunda oportunidad para Tutti
Branco “Tutti” Jauregui es un joven de 24 años, de la localidad de Carreras, quien dos años atrás, en febrero de 2021, recibió un trasplante de corazón, dándole una segunda oportunidad.
Tutti le ganó una pulseada a la muerte, ya que su corazón dijo basta a fines del 2020 y para enero del 2021 se empezó a apagar. Cuando el tiempo más apuraba, golpearon la puerta de su habitación y entró caminando con calma la noticia que más buscaban: había un donante compatible.
Así, en la tragedia de un joven salteño de 16 años, apareció ese hilo de esperanza que el joven pensó que nunca iba a encontrar.
“El 10 de febrero pasó a ser una fecha más importante que mi cumpleaños. Fue una experiencia horrible, con final feliz y que no va a volver a pasar”, contó Tutti a Sur24.
“No termino de entender lo que pasó, porque la vida se me iba en cuestión de segundos. Y ahí, cuando estaba todo perdido, sentenciado, gracias a una familia que tuvo ese acto de amor, volví a tener mi vida”, relató.
A su vez, aseguró que desde el día en que recibió el alta, se armó otra vida, buscó nuevos caminos e incorporó otros pensamientos, otros valores y se aferró a distintos métodos: “Hoy la vida se ve diferente y entiendo que es lo importante. No pasa más por enojarme, hacer problema por algo chiquito o preocuparse. Siempre hay cosas peores. Pero sobre todo trato de disfrutar, porque uno nunca sabe lo que va a pasar. En un mes mi vida se iba hasta llegar al límite”.
En mayo del 2022, Branco cumplió otro sueño, conocer a la familia de Adrián Galeano, su donante, un momento muy emotivo, donde pudo abrazar a quienes tomaron esta decisión y lo ayudaron a tener esta segunda oportunidad de vivir.
Julián Gómez.
Julián Gómez, un campeón
En el mes de abril de este año, Julián Gómez, joven atleta de Venado Tuerto, obtuvo tres medallas (dos de plata y una de bronce) en el Mundial de Natación para Trasplantados, que se llevó a cabo en Australia.
Julián, que tiene 23 años, recibió en el año 2010 un trasplante de riñón en el Hospital Garraham. Desde ese momento, comenzó a competir en natación para trasplantados con gran éxito logrando el objetivo de clasificar al Mundial.
En noviembre compitió en los Juegos Nacionales de deportistas trasplantados en San Rafael, Mendoza y se trajo cuatro medallas de oro. Eso le permitió al venadense clasificar al Mundial que se disputó en Perth, Australia, junto a otros 28 deportistas que representaron a Argentina en distintos deportes. En total, viajaron cuatro de Santa Fe y solo él de Venado Tuerto.
Cabe recordar que el joven hizo un gran esfuerzo para poder asistir y cumplir el sueño de participar de esta competencia, incluso organizó una rifa donde el premio principal fue su propia moto.
El trasplante que recibió Julián cuando solo tenía 10 años, lo obligó a tener un modo de vida distinto, debiendo practicar deportes que no implique contacto. Así fue que se apasionó por la natación y hoy lo adoptó como un modo de vida, donde el agua se ha convertido en parte de su rutina diaria.
Holly Baez.
Holly recuperó su vida
En octubre del 2022, Holly Baez, quien en ese momento tenía 4 años, recibió un riñón de su papá, que le permitió, a partir de ese momento, comenzar una nueva vida.
Holly debió someterse a este trasplante, luego de que en diciembre del 2020 se enfermara de Síndrome Urémico Hemolítico por consumir carne mal cocida de una vianda que habían comprado en una rotisería de Venado Tuerto, que le provocó que sus riñones dejaran de funcionar, comenzando con diálisis que continuaron hasta el día de la intervención.
Holly fue diagnosticada en el Hospital regional “Dr. Gutiérrez” de Venado Tuerto y luego trasladada al Sanatorio de la Mujer en Rosario, donde permaneció en terapia intensiva por dos meses.
Ya en ese momento le informaron a la familia que la única alternativa para que Holly pueda salir de este cuadro es recibir un trasplante de riñón, motivo por el cual decidieron viajar a Buenos Aires, al Hospital Italiano, para poder avanzar. Desde el inicio se planteó la posibilidad de que sea la madre la que le donara el órgano, llegando incluso a obtener el “apto”. Sin embargo esa opción “se cayó” y la terminaron “dando de baja en el Hospital”.
Finalmente fue su padre quien tuvo este acto de amor y le donó un riñón.
Hoy Holly puede llevar una vida normal como todo niño se merece, sin tener que desfilar constantemente por los pasillos de los hospitales y sanatorios, más allá de las visitas para control, incluso pudo retomar el jardín de infantes.