"Hábitos para un cerebro saludable y asesoría para familiares de personas con Alzheimer", es el título de la charla que dará el neurólogo Hugo D. Valderrama, Máster en Neurociencias (Mat. 5010), el lunes 26 de septiembre. La misma será online y gratuita, para toda la comunidad, y fue declarada de interés por el Concejo Municipal de Santa Fe. Además cuenta con el auspicio de la Asociación de Neurología de Santa Fe y la Asociación de Neurociencias del Litoral. La misma será emitida por Instagram y Facebook: @neurologohv, desde las 20 horas.
Antes de la charla, Valderrama brindó una serie de respuestas a los interrogantes que devienen del alzheimer.
-¿Si mis padres tuvieron Alzheimer, yo también voy a padecer la enfermedad? -fue la primera pregunta.
-Aunque ambos padres de una persona hayan sido diagnosticados de alzheimer, no necesariamente la persona va a padecer la misma enfermedad. Solo entre el 1 a 2 % de los casos se detectan genes determinantes que se heredan y desarrollan síntomas generalmente antes de los 60 años. En el resto de los casos, puede haber o no genes predisponentes, osea genes que son un factor de riesgo, pero no son determinantes. Estos se combinan con otros factores de riesgo en relación a hábitos de vida, ambiente y otros tipos de enfermedades asociadas.
-¿Es lo mismo demencia senil, Alzheimer o arteriosclerosis?
-El agregado "senil" luego del término demencia se encuentra en desuso, es sesgado y genera confusión. Senil significa "relativo a la vejez", pero no todas las personas que padecen demencia son personas muy mayores, como tampoco no todas las personas mayores padecen demencia. Las demencias son un grupo de enfermedades que tienen en común la muerte neuronal progresiva. Dentro de ese grupo la más frecuente es la enfermedad de alzheimer, le siguen la demencia vascular, demencia fronto-temporal y otras más. Se diferencian en que redes neuronales se afectan primero, por lo tanto en sus síntomas iniciales, como en los procesos por los cuales se dañan esas redes. La arterioesclerosis, es la pérdida de elasticidad y el estrechamiento de las arterias, que puede afectar las arterias del cerebro y es parte del mecanismo involucrado en la demencia vascular.
-¿Cómo se realiza el diagnóstico?
-En el consultorio neurológico, principalmente a través de la identificación de los síntomas y herramientas diagnósticas como test cognitivos, a lo que se le suma como complemento estudios de laboratorio e imágenes.
-¿Cuándo se debe consultar?
-Si bien el riesgo de padecer los síntomas de esta enfermedad aumenta progresivamente a partir de los 60 años, hay que entender que es una patología y no es normal "perder las funciones mentales con la edad". Siempre que haya dudas respecto a cambios negativos en las capacidades mentales o la conducta de una persona, se debe consultar.
-¿Actualmente el principal tratamiento, sigue siendo no farmacológico?
-Así es. Tanto para prevenir la enfermedad, como para demorar su avance, los hábitos saludables para el cerebro, son la base del tratamiento. Los fármacos actuales son un complemento y el neurólogo evaluará su indicación según el posible beneficio, de forma individualizada.
-¿Cuáles son esos hábitos para prevenir la enfermedad?
-Son los mismos que además de ayudar a prevenir el inicio y el avance de enfermedades de todo tipo y mejoran la calidad de vida en todos los aspectos. Se pueden dar muchos detalles, pero enumerando: mantener objetivos aunque sean pequeños toda la vida, ya sea para uno mismo o para aportar algo a los demás. Dedicar un tiempo a actividades diversas, que ingresen con estímulos por todos los sentidos. Alimentarse saludablemente, dormir las horas necesarias, realizar ejercicio físico aeróbico al menos 20 minutos al día y tener un entorno con quien socializar y compartir.
-¿Cuánto necesita el cerebro, el contacto social saludable?
-Tanto como al agua. Literalmente una red cerebral que detecta la falta de líquido, también se enciende frente a la falta de contacto social. Por suerte no es tan rápido el daño como en la deshidratación, pero si a mediano y largo plazo produce que se altere nuestra conducta y también puede repercutir sobre nuestra cognición, las funciones mentales.