Aislamiento social o, directamente, cuarentena; miedo, incertidumbre, dudas sobre las formas de contagio de una enfermedad, el COVID-19, que en poco tiempo se extendió por el mundo como una mancha venenosa hasta alcanzar la denominación de pandemia. ¿Cómo impacta esta situación en los vínculos afectivos? O, más que afectivos, en los vínculos íntimos, sexuales, eróticos de las personas. El aislamiento como una oportunidad para recalcular las relaciones y poner en juego la fantasía. Pero también como una cárcel para quienes sufren violencia.
De todos estos temas, necesarios y vitales, conversamos con la psicóloga y sexóloga Romina del Pozo.
- ¿Cómo afecta la falta del contacto físico y la recomendación de “no besos ni abrazos”, en la sexualidad?
- La sexualidad es un concepto muy amplio que no abarca solamente la función erótica. ¿Qué nos pasa cuando encontramos a alguien y estamos por darle un abrazo o un beso y nos detenemos? ¿Cómo sentimos esta nueva forma de relacionarnos, que para argentinas y argentinos es muy común para mostrar una conducta social aceptable? Nos encontramos con nuevas formas de vincularnos, manteniendo la distancia o el aislamiento, y con el desafío de renovar la forma de manifestar nuestros aprecios y nuestra confianza. Pero somos también seres sexuados; nacemos con una sexualidad y desde ese lugar nos expresamos; y una de las cuestiones que se pueden ver afectadas es la función erótica que hace a la sexualidad. Algunos pacientes ya han consultado sobre estas nuevas modalidades de vinculación, y sobre cómo puede influir el estrés y la ansiedad en el erotismo.También consultan si la enfermedad se puede transmitir por un fluido corporal sexual, pero hasta el momento eso no fue comprobado, aunque sabemos que se transmite a través de la saliva, la nariz y los ojos. Lógicamente, el beso como una de las formas de comunicación y acercamiento hacia la pareja, deberá ser interrumpido si uno de sus integrantes está en cuarentena o en situación probable de contagio. Y si bien la otra persona puede tomarlo como un gesto negativo, es necesario resignificarlo como una actitud de solidaridad y cuidado.
- ¿Tiene impacto la situación actual de incertidumbre en el deseo?
- Las situaciones de placer y displacer influyen directamente en nuestro centro de deseo. En esta situación en que sentimos mucho temor por lo que vendrá, pueden presentarse disfunciones sexuales, como anorgasmia, disfunción eréctil o, directamente, falta de deseo, y éste es la antesala del erotismo. La situación actual afecta los niveles de estrés, de ansiedad y eso influye en los deseos en general, en la falta de energía, de ganas. No olvidemos que esta situación no sólo afecta por el temor y desconocimiento sobre lo que va a pasar; la gente está muy preocupada también por lo que ocurrirá con sus cuestiones económicas y se plantea cómo va a afrontar sus gastos a diario. En este momento estaríamos atravesando una crisis accidental, similar a una catástrofe.
Por otra parte, es un momento de permanecer y estar mucho en la casa, con lo que implica “el encierro”. Tuve consultas, on line también, con relación al temor de cómo va a influir este encierro. Que es temporario pero como no manejamos tiempos, genera incertidumbre. Gran parte de la consulta habla de cómo salir de la rutina y la monotonía. Éste es un momento fundamental en el que, si bien hablamos de permanecer adentro de casa, podemos corrernos de esa rutina, de los horarios de trabajo, de no poder estar en familia, de vernos muy poco. Para la sexualidad y su función erótica es un momento para desarrollar la imaginación y la creatividad y de renovar fantasías. Helen Kaplan, una sexóloga muy conocida, planteaba que, en la sexualidad, la fantasía es una función más, es un factor que nos puede ayudar a compensar esta realidad. A todas las edades se tienen fantasías, desde que se cuenta con la capacidad cognitiva de recordar y generar, porque está constituida por pensamientos, anhelos, cosas que nos pasaron, y es absolutamente necesaria para el crecimiento, desarrollo y salud psicosexual y emocional de las personas.
En los adultos esa fantasía tiene contenidos variados, pero lo importante es que compensa en momentos de crisis y ayuda a que la sexualidad sea más rica.
- En el caso de relaciones violentas o no consensuadas, ocurre que no se puede acordar una forma de tener una relación sexual.
- Todas las situaciones que involucran cambios de manera drástica y catastrófica, como ya hemos pasado en la ciudad con la inundación (de 2003), pusieron de manifiesto los problemas de abusos y violencias en su máximo exponente, no sólo en situaciones de mantenerse “más tiempo juntos” sino también asociado al nivel de estrés. Yo trabajo en el tema de violencia de género y el planteo es acerca del factor de riesgo que supone para que las personas se vean expuestas al agravante o la reiteración de situaciones de abuso, como ocurre en las crisis económicas, las crisis sociales, como factores que aumentan el nivel de tensión y produce que en una relación donde existe violencia ésta se manfieste con mayor frecuencia.
El factor de solidaridad, de comunicación y de ayuda es uno de los instrumentos que la persona en esta situación tiene que tener presente. Pero también la presencia de los servicios de urgencia -que tendrán que estar abiertos-, de familiares y amistades. Esto va a ser un quiebre en el modo de relacionarnos, de sostenernos y ayudarnos.
- Está claro que en una relación consensuada se puede acordar no darse besos para evitar un contagio, pero en una relación violenta ese acuerdo no existe.
- En relaciones asimétricas no hay posibilidad de negociar nada. En este período hay personas que han consensuado, como lo hacen con otras conductas, la sexualidad. Porque decirle al otro lo que siento, lo que pasa, lo que hace sentir incómodo o incómoda, el cuidado mutuo, no debería ser un problema. Y pasado el tiempo de haber evaluado que ninguna de las dos personas están enfermas y en un vínculo estable, las relaciones pueden seguir un curso normal.
Por ejemplo, hay parejas que están conviviendo en cuarentena, cada uno en su cuarto como una medida de prevención. También se puede mantener cierta intimidad sexual a través de las redes o de otras estrategias: en la pareja rígida que nunca pudo incorporar ningún cambio, tal vez éste sea un momento que favorezca la creatividad, la flexibilidad, el poder encontrar otros modos de seguir ejerciendo el erotismo. Y a aquellos que lo hacían desde antes les resulta más fácil apelar -por ejemplo- al autoerotismo o la masturbación que, a pesar de que para muchos resulta una práctica “pecaminosa”, es frecuente en el 95 % de los hombres y el 70 % de las mujeres. Es una conducta de autoconocimiento a la que hay que quitarle todo juicio de valor y toda culpabilidad. También se pueden incorporar lecturas eróticas, juguetes sexuales y hasta videos en un contexto de cuidado y confianza entre personas adultas.
- Se habla mucho de las recomendaciones sobre cómo lavarse las manos en tiempos de pandemia, pero poco de la sexualidad. ¿Sigue siendo un tema tabú?
- No hay evidencia de que el COVID-19 se transmite a través de fluidos corporales sexuales. No hay otras recomendaciones, más que las de siempre en relación a las enfermedades de transmisión sexual. En cuanto a los besos, las parejas plantean qué hacer aunque no estén en situación de riesgo. Pero es cierto que hay una omisión de algo tan importante como es que somos seres sexuados y la parte erótica de la sexualidad sigue siendo tabú, poco considerada. Se sigue hablando poco de algo que se hace mucho y ésto, lo único que sigue mostrando, es la dificultad para tratar a las cosas por su nombre y dar respuesta ante estas necesidades.