A medida que la tasa de vacunación contra Covid-19 crece, tanto en España como a nivel mundial, aparecen algunos efectos que, a priori, podrían estar asociados a dicha inmunización. Más allá de la posibilidad de mareo, dolor de cabeza o náuseas, se han empezado a observar otro tipo de supuestas reacciones. Por ejemplo, los dermatólogos están recibiendo consultas por herpes zóster después de alguna de las dosis de la vacuna contra el SARS-CoV-2. Y no es la única manifestación dermatológica registrada en este sentido.
Precisamente en los últimos días, la revista 'British Medical Journal' se ha hecho eco de los resultados de un estudio español en el que se analizaron los casos de 405 pacientes inmunizados entre el 15 de febrero y el 15 de mayo. "Vimos que todas las vacunas puestas pueden dar reacción en la piel, aunque algunos síntomas son más típicos de determinados inyectables", explica a este diario Cristina Galván, dermatóloga del Hospital Universitario de Móstoles y una de las investigadoras principales de este estudio, desarrollado con la colaboración de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
De la misma manera que el herpes zóster resultaba más frecuente tras la vacuna de Pfizer, el conocido 'brazo covid' (placas eritematosas y edematosas de distintos tamaños en la zona donde se recibió la vacuna) era más común con la de Moderna y la urticaria con la de AstraZeneca.
Tenés que leerCoronavirus: mujeres advierten aumento de mamas y cambios en ciclo menstrual post vacunaciónAparte, se ha descrito una inflamación tan llamativa como infrecuente. Se trata de la aparición de eritema, edema y nódulos en zonas anteriormente sometidas a rellenos dérmicos de estética, como el ácido hialurónico. Entre los pacientes analizados en dicho estudio, "sólo hemos tenido un caso" y conviene señalar que también se han descrito estas reacciones con otras vacunas y tras determinadas infecciones.
Lo mismo podría decirse del 'brazo covid', un efecto que también se produce después de recibir otras inmunizaciones como la combinada antineumocócica.
Y el listado de posibles efectos no termina aquí: urticarias, pitiriasis rosadas o liquen plano. "La gran mayoría tiene una evolución muy buena y con un tratamiento sencillo", aclara la dermatóloga, quien insiste en la importancia que tiene el desarrollo de este tipo de trabajos para "conocer mejor el modo de interacción de las vacunas con el sistema inmune, las manifestaciones clínica que pueden generar y las actitudes terapéuticas recomendadas ante cada una de estas reacciones".
Por ejemplo, ahora ya se pueden delimitar muy bien las personas en las que conviene evitar la segunda dosis de la vacuna: "Aquellas en las que se haya dado una urticaria generalizada inmediata con la primera dosis". En el resto de circunstancias, no es necesario modificar la pauta vacunal. No se trata de alarmar por los efectos de las vacunas, sino de protegerse contra el SARS-CoV-2 y seguir conociendo más.
Curiosamente, algunas de las manifestaciones observadas tras la vacunación anticovid, como las erupciones urticarianas, se describieron coincidiendo con la infección activa por SARS-CoV-2. Se podría pensar que estas erupciones las produce la acción directa del virus sobre la piel. El hecho de que aparezcan también después de la inmunización orienta a que "más que a un daño viral directo, pueden deberse a la reacción inmune que desarrolla el organismo ante el virus".
En el caso del herpes zóster, lo que ocurre es que "se produce la reactivación del virus de la varicela que tenemos acantonado desde pequeños, que se reactiva ante diferentes circunstancias, como momentos de bajada de defensas", argumenta Galván. Esta vacuna, al igual que otras, activa nuestra inmunidad para que aprenda a defenderse frente al antígeno inoculado. En este proceso puede facilitarse la reactivación de una infección vírica previa. No obstante, con el tratamiento adecuado, se resuelve sin mayor gravedad.