"La enfermedad conocida como COVID-19 (del inglés Corona Virus Disease-19) es una enfermedad infecciosa, causada por un virus de la familia Coronaviridae, denominado SARS CoV-2 (del inglés Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus-2) (...) Se ha demostrado que el virus SARS-CoV 2 puede ser inactivado con desinfectantes de uso cotidiano, como el hipoclorito de sodio (0,1 %), etanol (70 %) e incluso compuestos de amonio cuaternario como el cloruro de benzalconio (0,1 %), en tiempos de contacto menores a 5 minutos", sostiene el informe publicado por el INTA y la Laboratorio de Biotecnología de la Facultad de Química de la Universidad de la República.
En el mismo sentido, el estudio recuerda que "la acción desinfectante de un producto químico depende, en mayor o menor grado, de varios factores entre los que se encuentran la concentración de uso, el tiempo de contacto, la temperatura, el pH y el contenido de materia orgánica en el sitio de acción". "Por ello, es de suma importancia seguir las instrucciones de preparación y uso recomendadas por el fabricante, controlando todos los parámetros mencionados", agrega.
"En muchos casos la presencia de materia orgánica interfiere con la inactivación de los microorganismos, ya sea por reacción directa con el desinfectante o por protección de los microorganismos que se pretende desactivar, impidiendo el acceso del producto a los mismos", aseguran los investigadores, y añaden que "en particular, la actividad de los desinfectantes con acción oxidante como el hipoclorito de sodio, se ve muy afectada por la presencia de materia orgánica; en estos casos el desinfectante oxida la materia orgánica y se transforma en productos secundarios, por lo que su concentración efectiva en el sitio de acción disminuye y por ende también su acción germicida".
Por eso, dicen, "es fundamental en todos los casos, realizar una correcta limpieza de las superficies antes de aplicar un desinfectante", porque "la limpieza ayuda a remover los agentes patógenos o a reducir significativamente su carga en las superficies contaminadas y es un primer paso esencial en cualquier proceso de desinfección". Asimismo, insisten en que "la limpieza con agua, jabón (o un detergente neutro) y alguna forma de acción mecánica como el cepillado o fregado, remueve y reduce la suciedad, pero no mata los microorganismos, por lo tanto, después de la limpieza se debe aplicar un desinfectante químico, como el cloro o el alcohol, para eliminar los microorganismos remanentes" .
La investigación distingue las características de los desinfectantes:
Los productos a base de cloro incluyen formulaciones líquidas o sólidas. Los productos comerciales líquidos, como el hipoclorito de sodio, se encuentran disponibles para su uso en diferentes presentaciones con diferentes niveles de concentración que varían entre 3 a 5 % para uso doméstico, o en forma concentrada entre 10 a 15 % para uso industrial. Cuando estas formulaciones se disuelven en agua, ocurren reacciones químicas que generan el producto con actividad desinfectante que es el ácido hipocloroso (HClO). La proporción de ácido hipocloroso en la solución es dependiente del pH del agua con la que se realiza la dilución o solubilización de la formulación, por lo tanto, utilizando soluciones de pH entre 6 y 7 se logra conseguir alta efectividad y estabilidad.
Con respecto a la temperatura, generalmente, un aumento de temperatura provoca una mayor efectividad de un desinfectante. Por ejemplo, en el caso del hipoclorito de sodio, se estima que un aumento de 10 ºC en la temperatura de aplicación genera un aumento de efectividad del doble.
Asimismo, el hipoclorito se inactiva rápidamente en presencia de materia orgánica: es muy importante limpiar primero las superficies con agua y jabón o detergente antes de aplicar el desinfectante clorado. A su vez, como consecuencia de su mecanismo de acción, el hipoclorito no debe mezclarse con un detergente previo a su aplicación. En este caso se estaría produciendo la oxidación del detergente y estaría disminuyendo la concentración de ácido hipocloroso necesario para la desinfección.
En el contexto de la COVID-19 se recomienda utilizar una concentración de 0,1 %. Esta es una concentración conservadora que inactiva a la gran mayoría de los patógenos que pueden estar presentes en el ambiente.
En el caso del etanol, a diferencia de otros desinfectantes, una mayor concentración no implica necesariamente mayor efectividad. En contacto con el virus, el etanol ocasiona una desestabilización de la envoltura, dejando el material genético sin protección y sin posibilidad de infectar nuevas células. En este caso, la concentración recomendada por la OMS es entre 70-90 %.
Los productos comerciales a base de etanol pueden conseguirse a la concentración recomendada de 70 %, o concentrado a una concentración de 95 %, a partir del cual se pueden obtener soluciones más diluidas con el agregado de agua. Por ejemplo, para preparar un litro de etanol de concentración aproximadamente igual a 70 %, se deben mezclar bien 3 partes (750 mL) de etanol 95 % y 1 parte (250 mL) de agua.
Si se quiere utilizar para aplicar sobre manos, se puede agregar a un litro de solución, una cucharada de glicerina. Este agregado no tendrá efecto sobre el poder desinfectante, pero ayudará a la humectación de la piel. Para manos también se aconseja el alcohol en gel que contiene una concentración de 70 % de etanol.
Al igual que el hipoclorito de sodio y debido a su mecanismo de acción, el etanol debe aplicarse sobre superficies limpias.
Además, el informe se completa con información relacionada a la higiene y desinfección para ámbitos no domiciliario, como el hospitalario o el industrial.