"El lobby de la industria farmacéutica para no ser controlada es fuertísimo"
El ex ministro de Salud, que impulsó reformas en el sistema de provisión de medicamentos al Estado, habló de la "fuertísima" presión que ejerce la industria sobre el sector político: " Debe existir una decisión del Estado", enfatizó.
"El lobby de la industria farmacéutica para no ser controlada es fuertísimo"
Miguel Cappiello, fue Ministro de Salud de Santa Fe (2007-2013) y en ese rol fue testigo y destinatario de la presión de las principales droguerías de Rosario cuando, en 2012, creó una resolución que impedía a las proveedoras de medicamentos del Estado comercializar entre sí.
Entre 2001 y 2013, esta operatoria estaba permitida por una disposición "transitoria" nacida del desabastecimiento generado por la salida de la Convertibilidad.
Al día de hoy, estas maniobras -prohibidas a proveedores en licitaciones del Estado- siguen realizándose como forma de abastecer al mercado negro de medicamentos.
- ¿Le sorprende que una investigación periodística compruebe la existencia de un mercado negro de medicamentos y el Estado lo "ignore"?
- Leí lo suyo en El Litoral y no, no me sorprende. Primero porque cuando prendemos la televisión vemos propagandas de remedios y pastillas que te resuelven la vida mágicamente. Me ha pasado a mí de ir a un kiosco y que de "vuelto" me den un medicamento. No sorprende, pero naturalizarlo preocupa porque la peligrosidad para la salud pública es enorme.
- ¿Y por qué las farmacéuticas se resisten a resoluciones y leyes que buscan transparentar la producción?
- Y … porque se terminan los negocios. Uno ve que algún medicamento sube de precio sin motivo alguno y aparece alguien que lo vende más barato o lo entrega a cambio de "otras cosas". Lo vi como Ministro en licitaciones en que participaban las droguerías. Intentamos corregirlo mediante una mayor transparencia que generó mucha resistencia en su momento.
En febrero de 2013, con Hermes (Binner) resolvimos terminar con la transitoriedad de una resolución de 2001 que permitía la comercialización entre droguerías y rompía con el sistema de trazabilidad de los medicamentos de los que el Estado se proveía. La salida de la Convertibilidad había generado un desabastecimiento de ciertas drogas, pero pasada esa crisis debíamos volver a la ley original.
Hubo una fuerte reacción de algunas droguerías que decían que iban a desaparecer, que se beneficiaba a los laboratorios. Obviamente, nada de esto pasó. Evidentemente la oposición pasaba por otro lado.
-¿Cuánto influye el poder económico de la salud en que no se transparente la comercialización de medicamentos y evitar el mercado negro?
-Influye mucho, muchísimo, de eso no tengo ninguna duda y ejercen una presión sobre la política fuertísima, pero lo que debe existir es una decisión del Estado.
-¿Pero quién se podría oponer a un control tan primario del mercado de medicamentos?
-A esta altura dar nombres no me parecería correcto, pero los dueños de las droguerías decían que se los perjudicaba, que cumplir con la ley de trazabilidad iba en desmedro de las pequeñas y medianas empresas del ramo, pero quienes se enojaban no eran ni pequeños ni medianos.
A nosotros nos pasaba de comprar medicamentos mediante licitación y el que la ganaba no era el proveedor directo, los productos provenían de distintas droguerías. Llegamos a encontrar facturas de firmas de La Rioja. Entre las droguerías se compraban y vendían drogas y a nosotros lo que nos interesaba es saber de dónde provenía el medicamento, su procedencia, su autenticidad, su legalidad y de esa manera era incomprobable. Solucionamos, medianamente, el problema de la compra del Estado, pero esto continúa en la gestión privada de Salud. Por esa razón es que como senador provincial impulsé un proyecto de ley que tuvo, precisamente, la presión del mismo sector para que no salga. Y no salió.
-La comercialización de medicamentos está regida en la provincia y el país por resoluciones ministeriales que se derogan o subrogan, unas a otras ¿Qué impide la creación de una ley que ordene la materia?
-Es verdad, de todas maneras yo creo que leyes y resoluciones para hacer las cosas bien, tenemos. Lo que ocurre es que fracasan por estas cosas que tenemos en la argentina o en nuestra provincia. No cumplimos con las normas y muchas veces tiene que ver con intereses espurios que uno no puede controlar… tiene que ver con gente que trata de hacer comercio con todo y, de cualquier manera, incluso con la salud.