El Grupo de Apoyo en Lactancia Materna del hospital de Niños Dr. Orlando Alassia de nuestra ciudad dio a conocer una serie de mitos y realidades con respecto a este tema.
Mito 1: Amamantar frecuentemente al niño reduce la producción de leche.
Realidad: la cantidad de leche que una madre produce llega a su punto óptimo cuando se le permite al niño sano amamantar tantas veces como lo necesite.
Mito 2: Una madre necesita amamantar únicamente de cuatro a seis veces cada 24 horas para mantener una buena cantidad de leche.
Realidad: la producción de la leche ha demostrado estar relacionada con la frecuencia de las tomas. La cantidad de leche empieza a disminuir cuando las tomas son poco frecuentes o restringidas.
Mito 3: Los niños obtienen toda la leche que necesitan durante los primeros cinco a diez minutos de mamar.
Realidad: aunque muchos bebés mayorcitos pueden tomar la mayor parte de su leche en los primeros cinco a diez minutos, esto no es generalizable a todos los niños. Es mejor permitir que el niño mame hasta que muestre señales de satisfacción, tales como soltarse solo o tener los brazos y las manos relajados.
Mito 4: Las madres lactantes deben espaciar las tomas para que puedan llenárseles los pechos.
Realidad: cada pareja madre/hijo es única y diferente. El cuerpo de una madre lactante siempre está produciendo leche. Sus senos funcionan en parte como depósitos de reserva, algunos con mayor capacidad que otros. Cuanto más vacío esté el pecho, más rápido trabajará el cuerpo para reabastecerlo.
Mito 5: Las madres lactantes deben ofrecer a su bebé siempre ambos pechos en cada toma.
Realidad: es mucho más importante dejar que el niño termine de tomar del primer lado antes de ofrecer el segundo, aunque esto signifique que rechace el segundo lado durante esa toma. La última leche (que contiene más calorías) se obtiene gradualmente, conforme se va vaciando el pecho.
Mito 6: Cuando una mujer tiene escasez de leche, generalmente se debe al estrés, la fatiga o el bajo consumo alimenticio y de líquidos.
Realidad: las causas más comunes de leche escasa son: tomas poco frecuentes y/o problemas con el afianzamiento y postura del bebé al mamar, que ocurren porque la madre lactante tiene información incorrecta.
Mito 7: Una madre debe tomar leche para producir leche.
Realidad: una dieta saludable y balanceada que contenga verduras, frutas, cereales y proteínas es todo lo que una madre necesita para nutrirse adecuadamente y producir leche.
Mito 8: Alimentar al niño a demanda no facilita el vínculo maternal.
Realidad: responder de forma sensible y rápida a las señales del niño une a la madre con su hijo de tal forma que se sincronizan, lo cual crea un vínculo mayor. Adicionalmente, un bebé que no llora porque es atendido con prontitud no genera situaciones de estrés familiar debido a su llanto.
Mito 9: Las madres que miman a sus hijos demasiado y los llevan demasiado en brazos los malcrían.
Realidad: los niños a quienes se lleva en brazos a menudo lloran menos horas al día y muestran mayores rasgos de seguridad al crecer.
Mito 10: La lactancia demasiado frecuente causa obesidad en el niño cuando él crece.
Realidad: estudios científicos demuestran que los niños amamantados autocontrolan sus patrones alimentarios y la cantidad que ingieren, que tienden a consumir la cantidad de leche adecuada para su propio cuerpo. Son la alimentación con biberón y la introducción precoz de alimentos complementarios la causa de que se vean afectados de obesidad al crecer, no la lactancia natural.
Mito 11: Dar el pecho mientras el niño está recostado causa infecciones de oído.
Realidad: dado que la leche materna es un fluido vivo y lleno de anticuerpos e inmunoglobulinas, el bebé lactante tiene menor probabilidad de desarrollar infecciones de oído, independientemente de la postura que utilice.
Mito 12: La lactancia prolongada más allá de los 12 meses del niño carece de valor, ya que la calidad de la leche materna empieza a deteriorarse a partir de los seis meses.
Realidad: La composición de la leche materna cambia de acuerdo con las necesidades del niño, conforme éste madura. Aun cuando el niño ya es capaz de recibir otro tipo de alimentos, la leche materna es su fuente primordial de nutrición durante los primeros 12 meses.