Mucho se ha dicho sobre los síntomas y las secuelas del coronavirus. Hasta ahora, se considera como casos sospechosos a todas aquellas personas, de cualquier edad, que presenten dos o más de los siguientes síntomas: fiebre de 37.5 grados o más, tos, dolor de garganta, dificultad respiratoria, pérdida repentina del gusto o del olfato, cefalea, mialgias y diarrea o vómitos.
Pero, hace algunos días, médicos del Reino Unido reportaron el primer caso de pérdida auditiva permanente repentina relacionada con el COVID-19 en su país. Asimismo, otro estudio publicado en la revista especializada JAMA Otolaryngology-Head & NeckSurgery señaló que el nuevo coronavirus puede instalarse en el oído y causar daños en el hueso mastoideo, ubicado en el cráneo, detrás de la oreja. Según el artículo, estos daños incluyen infecciones en las cavidades auditivas y pérdida repentina de la audición.
Sin embargo, según un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv, en colaboración con el Centro Médico Galilee, estos informes son incorrectos. Al evaluar la calidad auditiva de los pacientes, los investigadores no encontraron evidencia de daño al sistema auditivo.
Esta investigación, publicada en la revista científica líder Otology & Neurotology, fue dirigida por la profesora Karen Avraham de la Facultad de Medicina Sackler de la Universidad de Tel Aviv, junto con los doctores Amiel Dror y Eyal Sela del Galilee Medical Center y el Azrieli de la Facultad de Medicina de la Universidad Bar-Ilan y deja ver que “desde el comienzo de la pandemia, ha quedado claro que COVID-19 tiene algunos efectos a largo plazo, como la pérdida del sentido del olfato y el gusto. La posibilidad de pérdida auditiva, sin embargo, ha sido debatida entre los médicos, y algunos informaron este síntoma en pacientes recuperados”.
La pregunta a responder, según los especialistas, “es si tal pérdida de audición es causada por daños en el sistema auditivo o si es un síntoma temporal causado por líquidos que obstruyen el oído medio, como suele ocurrir en un resfriado común”.
Los investigadores de TAU y el Centro Médico Galilee comenzaron a investigar esta cuestión durante la primera ola de la pandemia, cuando el número de pacientes en Israel aún era relativamente pequeño. Los participantes incluyeron a ocho personas asintomáticas que habían dado positivo por COVID-19 y ocho voluntarios sanos que sirvieron como grupo de control, todos sin ninguna pérdida auditiva previa.
Tenés que leerTenga o no síntomas, ¿cuándo una persona con coronavirus deja de ser contagiosa?Por primera vez, este estudio proporcionó medidas cuantitativas para la calidad de la audición después de la exposición al virus.
“Nuestro estudio verificó si COVID-19 puede causar daño neuronal o sensorial permanente al sistema auditivo y no encontró evidencia de tal daño”, explicó Dror, para quien “el estudio fue totalmente objetivo y cuantitativo: utilizamos datos eléctricos del tronco del encéfalo para probar la ruta completa de las ondas sonoras a través del oído, rastreando los estímulos acústicos cuando entran en el tubo auditivo, golpean el tímpano, hacen vibrar los huesecillos y entran en la cóclea hasta que las ondas eléctricas finalmente se reciben en el cerebro”.
“También examinamos la actividad de las células ciliadas del oído interno que intensifican y afinan el sonido y no encontramos diferencias entre los sujetos positivos para COVID-19 y el grupo de control -explicó Avraham-. Es cierto que en esta etapa inicial, el estudio examinó a pacientes asintomáticos. Pero la investigación científica objetiva lleva mucho tiempo, y comenzamos a reclutar a nuestros voluntarios en abril, en el pico de la primera ola de la pandemia en Israel”.
“Es muy importante basar nuestro conocimiento del virus en estudios objetivos y abstenernos de conclusiones apresuradas”, dijo Dror, para quien “las redes sociales han atribuido numerosas enfermedades y síntomas al coronavirus, pero a menudo la información es infundada y conduce a un estrés injustificado, así como a una presión innecesaria sobre el sistema de salud”.
Sela, uno de los autores principales del estudio, agregó: “Este estudio propone que el virus COVID-19 no causa un daño neurológico extenso, sino que es bastante irregular y afecta principalmente al sentido del olfato”.
Además, agregó que “la discapacidad auditiva en algunos pacientes es en su mayoría transitoria y secundaria a la acumulación de líquido en el oído medio, como ocurre con el resfriado común, y por lo tanto, es probable que pase una vez que la enfermedad aguda haya pasado”.