Niños y adolescentes consumen muchos "ultraprocesados" y pocas frutas y verduras
Datos preocupantes surgen de un informe de Unicef y la Fundación Interamericana del Corazón. Apenas 2 de cada 10 chicos consumen las porciones de frutas y verduras recomendadas.
Niños y adolescentes consumen muchos "ultraprocesados" y pocas frutas y verduras
El 35% del aporte calórico diario de niñas, niños y adolescentes son productos ultraprocesados como bebidas azucaradas y carnes procesadas (fiambres, salchichas, etc), mientras que sólo 2 de cada 10 chicos y chicas cumplen con la recomendación diaria de frutas y verduras. De esta manera, los patrones alimenticios en chicos de 2 a 17 años fueron calificados como "preocupantes" por las organizaciones que realizaron el estudio: Unicef Argentina y la Fundación Interamericana del Corazón (FIC).
Al analizar el aporte de energía de cada uno de los grupos de alimentos en una dieta de 2000 calorías diarias, siguiendo las Guías de Alimentación de la Población Argentina (Gapa), los de "consumo opcional y dulces" representan un 34,5%, cuando no deberían superar el 13,5% del aporte calórico diario.
Le siguen luego las legumbres, cereales, papa, pan y pastas con un 22,6%; luego las carnes y huevos con un 13,2%; la leche, yogur y quesos con 12,1%; los aceites, semillas y frutos secos con 8,7%; las bebidas sin alcohol con 5,6%; y por último, las frutas y verduras con un aporte de 3,3%.
"El alto aporte de ultraprocesados es alarmante, especialmente si se considera la evidencia científica que demuestra que no hay un nivel seguro de consumo de estos productos", dicen los especialistas encargados del estudio. Y agregan que el elevado consumo de estos productos ultraprocesados se observó en toda la población infanto-juvenil, de todos los quintiles de ingresos.
Al respecto, Victoria Tiscornia, nutricionista e investigadora de FIC Argentina y coautora del estudio, subrayó a El Litoral la importancia de hacer a un lado los ultraprocesados de los hábitos alimenticios de los chicos: "Hay que ir sacándolos de a poco de nuestras dietas porque está demostrado que tienen un impacto negativo en la salud y se consumen en exceso".
Las conclusiones del informe coinciden con estudios realizados en 30 países distintos y que destacan la alta satisfacción al paladar y la gran disponibilidad de los comestibles ultraprocesados, así como las "técnicas agresivas" de marketing, como algunos de los factores que promueven su consumo excesivo en detrimento de los alimentos naturales.
Cabe destacar que este estudio descriptivo transversal analizó dos encuestas nacionales de 2018 -una de nutrición y salud (Ennys), y otra de salud escolar (Emse)- y las comparó tanto con la versión de una de ellas de 2012 como con las recomendaciones estipuladas en las guías Gapa.
Los alimentos que "sí"
La segunda conclusión del estudio es que la mayor diferencia entre lo recomendado y lo consumido se observa en las frutas y verduras, donde los niños y adolescentes consumen en promedio apenas el 20% de las cantidades recomendadas.
Tiscornia mencionó que "los alimentos que sí tienen que comer los niños, niñas y adolescentes, son todas las frutas y las verduras, que son necesarias incorporarlas tanto crudas como cocidas, a lo largo de todo el día. Hoy los niños están consumiendo 150 gramos en promedio, cuando la recomendación son 700 gramos, así que estamos muy alejados de lo recomendado".
Lo que actualmente comen los chicos (izquierda) y lo que deberían comer. Crédito: Informe Unicef y FIC Argentina
Otro grupo de alimentos que la nutricionista considera fundamental incorporar son los cereales como avena, harina de trigo (preferentemente integral), arroz y fideos integrales; y las legumbres (porotos, lentejas, garbanzos). "Además de aportar energía, brindan nutrientes esenciales como minerales, que son muy importantes en la etapa de crecimiento. Las legumbres, por su parte, son de bajo costo y muy nutritivas, tienen un alto contenido proteico de buena calidad, hierro y fibra. También hay que darles a los niños frutos secos como almendras, nueces, maní, entre otros", desarrolló.
El informe, entre sus conclusiones, resalta también la importancia de "reducir el costo" de los alimentos nutritivos e incrementar su disponibilidad, dado que "una dieta saludable resulta mucho más costosa y el grupo de alimentos que contribuye en mayor medida a dicho costo es el de las frutas y verduras".
"Que los chicos se acostumbren a comer una banana en los recreos escolares, que empiecen a ver las frutas como alimentos aceptables en lugar de un alfajor o un juguito".
Victoria Tiscornia, nutricionista
Control del etiquetado y políticas complementarias
En el estudio, Unicef y FIC demandaron una intervención del Estado a través de la promoción de políticas públicas "integrales y complementarias" tendientes a mejorar la alimentación adecuada en niños y adolescentes.
En esta línea, "sin lugar a dudas creemos que la ley de etiquetado frontal es un gran avance para revertir este patrón inadecuado de consumo que observamos en niñas, niños y adolescentes de Argentina. ¿Cómo? Dándonos información clara sobre lo que contienen los alimentos y, de esta forma, promoviendo una elección más saludable. Además, es una ley especialmente dirigida a esta población porque pone atención en la publicidad destinada a la infancia, y prohíbe el ingreso de productos con sellos de advertencia a las escuelas".
Para asegurar el cumplimiento de esta norma, "este es el momento de que el Estado cumpla con un rol activo en la fiscalización y en la imposición de sanciones necesarias. También es muy importante que las provincias adhieran a la ley y sus normas complementarias, para su cumplimiento efectivo", señaló la investigadora de FIC Argentina, que es una organización de la sociedad civil con más de 10 años de experiencia en la promoción de políticas públicas de salud..
Con relación a las políticas complementarias que debería aplicar el Estado, Tiscornia consideró fundamental "promover acciones que permitan el acceso a una alimentación saludable, que sea realmente asequible para todos los hogares del país, y especialmente haciendo foco en las frutas y verduras. Por ejemplo, a través de políticas fiscales, subsidios, o generando cordones periurbanos hortícolas para acortar la cadena entre el productor y el consumidor y disminuir el costo de estos alimentos naturales".
Inequidad en el acceso a una alimentación saludable
El informe de Unicef y FIC Argentina describió las inequidades que existen al momento de consumir diferentes tipos de alimentos. Entre ellos, que si bien la malnutrición por exceso (sobrepeso, obesidad) en adolescentes está en aumento en todos los grupos socioeconómicos, al comparar estudios del 2012 y del 2018 se evidenció que el aumento en la prevalencia fue mayor en los adolescentes de hogares de niveles educativos bajo y medio respecto del alto.
En este sentido, los adolescentes de 13 a 17 años de hogares de nivel socioeconómico más bajo tienen 58% más probabilidad de malnutrición por exceso con respecto a los adolescentes de hogares de nivel socioeconómico más alto.
"Esta evidencia de la disparidad en la tendencia de la malnutrición por exceso en los adolescentes señala la necesidad de identificar y abordar las barreras físicas, económicas y sociales para combatir la desigualdad en el acceso a una alimentación saludable", concluye el informe.