Desde que la variante Ómicron hizo su aparición en el escenario de la pandemia, la ciencia se puso al servicio de estudiar la nueva mutación del SARS-CoV-2, que rápidamente se vio que lo que la caracterizaba era su alta transmisibilidad.
Científicos que realizaron tres estudios en Sudáfrica, Escocia e Inglaterra indicaron que la variante sería menos peligrosa que Delta, pero aguardan aumentos en las internaciones.
Desde que la variante Ómicron hizo su aparición en el escenario de la pandemia, la ciencia se puso al servicio de estudiar la nueva mutación del SARS-CoV-2, que rápidamente se vio que lo que la caracterizaba era su alta transmisibilidad.
A la luz de investigaciones realizadas contra el tiempo, de a poco se empezó a conocer más acerca de la nueva amenaza que tiene al mundo en vilo, a casi dos años de descubierto el nuevo virus en Wuhan, China.
Ahora, tres investigaciones realizadas en dos continentes descubrieron que las infecciones causadas por Ómicron resultan más a menudo en una enfermedad leve que las variantes anteriores del coronavirus, lo que ofrece la esperanza de que el aumento actual no sea tan catastrófico como se temía a pesar del aumento vertiginoso de los casos.
El objetivo, siempre, es controlar lo más posible la situación a efectos de evitar el colapso del sistema sanitario.
Los investigadores examinaron el curso de Ómicron a través de poblaciones en Sudáfrica, Escocia e Inglaterra, y a la luz de los resultados en cada escenario, que aún son preliminares, sugirieron que la variante tiene menos probabilidades de enviar personas a los hospitales.
En línea con dos estudios realizados en los últimos días, que hacían referencia a la menor hospitalización de personas infectadas con la nueva mutación en comparación con las anteriores, la nueva investigación sugiere que la variante puede tener características biológicas que la hacen algo menos peligrosa que Delta, la variante que dominó el mundo desde el verano hasta ahora.
Natalie Dean es bioestadística de la Universidad Emory en Atlanta, y sostuvo que “dado que esto está en todas partes y que va a ser tan transmisible, cualquier cosa que reduzca la gravedad será mejor”.
Al parecer, el menor riesgo de hospitalización de Ómicron en esos tres países también puede deberse en gran parte a la inmunidad de esas poblaciones, ya que muchos de los infectados ya tenían protección contra enfermedades graves, ya sea por infecciones previas o por vacunas.
Por lo que si bien la nueva investigación es alentadora, los expertos advierten que el aumento de nuevos casos que se está dando en muchos países aún puede inundar los hospitales con casos de Ómicron, simplemente porque la variante se propaga mucho más fácilmente que las versiones anteriores del coronavirus.
“No quiero ser alarmista, pero no creo que se pueda bajar la guardia”, dijo Christina Ramírez, bioestadística de la Universidad de California en Los Ángeles.
Si bien Omicron puede estar causando una enfermedad más leve en promedio, también se está propagando más rápido que cualquier variante hasta ahora: ya es la variante dominante en los Estados Unidos, Europa y muchas otras regiones del mundo.
Sin embargo, ayer miércoles llegaron noticias alentadoras desde Sudáfrica, lo que sugiere que estos aumentos repentinos pueden no durar tanto como los anteriores. En ese país, Ómicron alimentó un número récord de nuevos casos diarios, pero las autoridades informaron que la ola de infecciones puede haber ya alcanzado su punto máximo.
A medida que las infecciones en los Estados Unidos aumentaron a 154.000 casos diarios en promedio durante la semana pasada, los funcionarios de salud federales agregaron una defensa contra la creciente amenaza para los hospitales. En ese sentido, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) autorizó la primera píldora para tratar el COVID-19, que ofrece un tratamiento altamente efectivo contra enfermedades graves.
Los tres estudios del Reino Unido y Sudáfrica confirman que los estadounidenses obtendrán cierta protección contra las enfermedades graves con las vacunas y las inyecciones de refuerzo, en miras de que más de 200 millones de estadounidenses (más del 60 por ciento de la población) están ahora completamente vacunados.
El estudio sudafricano se centró en el aumento de casos de Ómicron desde noviembre, y vieron que el riesgo de hospitalización fue aproximadamente un 70% menor entre las personas infectadas con Ómicron, en comparación con las infectadas con otras variantes del coronavirus.
En este punto, los autores especularon que los casos más leves podrían deberse en parte al hecho de que los casos de Ómicron se vieron particularmente en la reinfección de personas que ya habían tenido COVID-19. Si bien la variante puede evadir los anticuerpos de infecciones previas y establecerse en el cuerpo, es posible que no pueda escapar de las respuestas inmunes poderosas pero más lentas que previenen enfermedades graves.
En Sudáfrica, los investigadores estiman que alrededor del 70% de las personas habían cursado una infección por COVID antes de la oleada de Ómicron. Y con aproximadamente el 30% de la población vacunada, los autores no pudieron separar la protección que brindan las infecciones de la que resulta de las vacunas.
En Escocia, en tanto, los investigadores examinaron los casos de Delta y Ómicron en noviembre y diciembre, y observaron cuántos pacientes con cada variante ingresaron en un hospital. Según observaron, las infecciones por Ómicron están asociadas con una reducción de dos tercios en el riesgo de hospitalización en comparación con la variante Delta.
Mark Woolhouse, profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Edimburgo y coautor del nuevo estudio, dijo que el aumento dramático de Ómicron significaba que incluso si estos resultados preliminares se mantenían, la variante aún pondría a muchas personas en hospitales muy rápidamente.
También ayer miércoles se conocieron los resultados de un trabajo realizado por un equipo de investigadores del Imperial College London, que comparó los casos de Ómicron y Delta en las dos primeras semanas de diciembre y reportó una reducción en las visitas al hospital, aunque una reducción menor que la encontrada por sus colegas escoceses.
Las estimaciones iniciales sugieren que, en comparación con los casos de la variante Delta, las personas infectadas con Ómicron tienen, en promedio, entre un 15 y un 20% menos de probabilidades de acudir a los hospitales en general y entre un 40 y un 45% menos de probabilidades de ser hospitalizadas por una noche o más.
Ambos equipos -ingleses y escoceses- de científicos advirtieron que sus resultados aún eran preliminares. Y esto es debido a que, por un lado, Ómicron todavía se está abriendo camino en Gran Bretaña y aún tiene que avanzar mucho entre las personas mayores que podrían tener un mayor riesgo de hospitalización.
E incluso si los casos individuales son leves, la nueva variante todavía representa un riesgo grave para los hospitales porque los casos están aumentando muy rápidamente. “No estamos en un lugar para tratar esto como un resfriado”, dijo Azra Ghani, coautora del estudio del Imperial College de Londres a The New York Times.
Los investigadores coinciden en que si bien las últimas semanas la ciencia se hizo de una avalancha de nuevos datos sobre Ómicron, todavía hay muchas preguntas sobre cómo se desarrollarán las próximas semanas y cuánto subirán las tasas de hospitalización.