La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre la presencia de 20 enfermedades con "consecuencias devastadoras" en todo el mundo, conocidas como Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD). En Argentina, país que no está exento de este desafío, se encuentran presentes 13 de estas enfermedades, variando desde aquellas con baja prevalencia hasta otras históricas, como la lepra o el Chagas.
Estas enfermedades, que afectan a más de mil millones de personas en comunidades empobrecidas, se caracterizan por ser de diversas naturaleza, abarcando virus, bacterias, parásitos, hongos y toxinas. A pesar de su impacto significativo en la salud, la economía y la sociedad, las ETD son denominadas "desatendidas" debido a la escasa atención que reciben en los programas de salud mundial y a la ínfima inversión destinada a su investigación y abordaje.
Cambio Climático
La prevalencia de las ETD se asocian históricamente con regiones tropicales, pero el cambio climático ha ampliado su alcance, extendiéndose a áreas donde anteriormente no existían. En Argentina, estas enfermedades no solo afectan a zonas rurales, sino que también se observan en áreas urbanas, planteando desafíos adicionales para el sistema de salud.
La epidemiología compleja de estas enfermedades está estrechamente relacionada con condiciones ambientales específicas, y muchas de ellas se transmiten a través de vectores. La falta de acceso al agua potable y a servicios de saneamiento, especialmente en zonas rurales y conflictivas, crea un entorno propicio para su desarrollo. Además, la carencia de atención médica de calidad en estas regiones expone a las poblaciones más pobres a enfermedades debilitantes y amenazas adicionales.
La OMS logró avances significativos en la última década.
La OMS estableció el 30 de enero como el Día de las Enfermedades Tropicales Desatendidas, con el objetivo de aumentar la conciencia global sobre la importancia de abordar este desafío y movilizar recursos para su prevención y tratamiento. La hoja de ruta de la OMS para el período 2021-2030 establece metas ambiciosas, alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con el objetivo principal de lograr que los servicios esenciales lleguen a todas las personas afectadas.
A pesar de las dificultades inherentes al control de estas enfermedades desde un punto de vista de salud pública, la OMS logró avances significativos en la última década. La población que requiere intervenciones contra las ETD disminuyó un 25% entre 2010 y 2021, y 47 países lograron eliminar al menos una ETD hasta finales de 2022. Sin embargo, estos logros dependieron en gran medida de la financiación de donantes, lo que resalta la necesidad de enfoques más sostenibles e implicación activa de los países afectados.
Qué pasa en Argentina
En Argentina, la lucha contra las ETD es un desafío multifacético que requiere una respuesta intersectorial. Además de la entrega de medicamentos, la intervención debe abordar cuestiones de salud mental asociadas y promover la equidad y la atención primaria de salud.
La participación activa de gobiernos nacionales y locales, así como de las comunidades afectadas, es esencial para el éxito de cualquier estrategia.
Estas enfermedades afectan a más de mil millones de personas
-Algunas de las enfermedades presentes son:
El dengue
Es probablemente la enfermedad de este heterogéneo grupo de la que más hemos hablado y escuchado hablar en el último tiempo. Después de una temporada récord de casos en 2023, este verano el Aedes aegypti fue tema además por la falta de repelentes.
Lepra
Se produce por la infección con una bacteria y afecta a la piel, pero también a los ojos y el sistema nervioso periférico
Chagas
Una de las formas de transmisión del Chagas es vectorial, es decir a través de la picadura del insecto popularmente conocido como vinchuca,
La sarna
Integra el grupo de las ectoparasitosis, infestaciones de la piel causadas por ácaros, pulgas o piojos que causan picazón intensa y sarpullidos.
La nueva hoja de ruta de la OMS no solo se centra en la eliminación de las ETD, sino que también busca reducir la carga de morbilidad y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Con metas como reducir en un 90% el número de personas que requieren tratamiento para las ETD y eliminar al menos una ETD en 100 países para 2030, la OMS se muestra optimista, a pesar de los desafíos persistentes como el cambio climático, conflictos, amenazas zoonóticas y la pandemia de COVID-19.
La respuesta a las ETD va más allá de la salud pública, y la hoja de ruta insta a la inversión sostenible en áreas como el agua, el saneamiento, la educación, la agricultura y el bienestar animal. Estos sectores son vitales para abordar las condiciones subyacentes que perpetúan la propagación de las ETD y asegurar un enfoque holístico y sostenible.
En última instancia, la lucha contra las ETD es una tarea global que requiere un compromiso continuo y acciones concertadas. En Argentina, el reconocimiento de la presencia de estas enfermedades y la adopción de estrategias integrales son fundamentales para enfrentar este desafío de manera efectiva y mejorar la calidad de vida de las comunidades afectadas.
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