El otoño es una estación que trae muchos cambios, incluidos los de temperatura, humedad y alérgenos. Las personas con alergias y otras enfermedades respiratorias pueden experimentar más síntomas debido a los cambios en su entorno. Los ácaros y el polvo doméstico, pueden volverse más prominentes durante esta época del año, provocando un aumento de los estornudos, las sibilancias, tos y otros problemas respiratorios.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo entre 400 y 600 millones de personas tienen algún tipo de alergia. La prevalencia en general de estas enfermedades está en aumento de manera sustancial en todo el mundo; algunos de los factores son el impacto del cambio climático, la mala alimentación y el uso inapropiado de medicamentos.
En Argentina, estudios epidemiológicos han demostrado que la prevalencia de rinitis alérgica ronda el 25%. Eso significa que 1 de cada 4 argentinos tiene síntomas de rinitis en diversos grados de intensidad o severidad.
La alergia tiene una base genética, se transmite de padres a hijos.
Al respecto, Hugo Neffen, médico alergólogo e inmunólogo, explicó a El Litoral: "La alergia tiene una base genética, lo que significa que se transmite de padres a hijos. Cuando la madre es alérgica la posibilidad que tienen los hijos de padecerla es del 40%, si el padre es quien sufre esta patología las posibilidades se reducen a un 30% para los hijos, en el caso de que ambos padres sean los alérgicos, las posibilidades aumentan hasta un 75%. También se a demostrado, un hecho que antes era discutible, la contaminación ambiental externa -tráfico, industria-, también impacta y favorece la sensibilización a los alérgenos"
Características
Los síntomas de la rinitis alérgica consisten en "estornudos, secreción nasal, el prurito nasal, ótico o palatino y el síntoma que más afecta a la calidad de vida de los pacientes que es la obstrucción nasal. Esto, en muchas ocasiones interfiere con el sueño y el buen descanso", sostuvo Neffen.
"Acá en Santa Fe los alérgenos más importantes son los ácaros del polvo doméstico, los dermotafobaires, se trata de aquellos que están en los colchones y almohadas", sostuvo el especialista. Quien agregó que los hongos ambientales tienen mucha relación con el clima húmedo de la provincia.
En otoño los que tienen mayor importancia, dentro de los alérgenos, son las acarinas del medio ambiente, fundamentalmente del intradomiciliario.
El 75 % de los alérgicos en Santa Fe lo son a los ácaros.
"El 75 % de los alérgicos en Santa Fe lo son a los ácaros, por eso se reactivan las enfermedades alérgicas en el otoño y en la primavera, épocas donde los ácaros tienen una mayor incidencia en el aparato respiratorio", dijo Neffen.
Es una realidad que en el otoño hay más tiempo dentro de las casas y eso hace que el paciente alérgico inhale mayor cantidad de los derivados de los ácaros. Los hongos están en el segundo lugar, pero con una prevalencia mucho menor.
"Acá hay un círculo que se retroalimenta, una mucosa respiratoria inflamada por los ácaros o por los hongos es más permeable a las infecciones virales y bacterianas, y a su vez una mucosa respiratoria inflamada por virus o bacterias hace que la absorción de los alérgenos de ácaros y de hongos sea mayor. Por eso hay más síntomas de rinitis, rinosinusitis y en el caso del asma bronquial hay más exacerbaciones", detalló el especialista.
Cómo prevenirla y tratarla
Es importante tener en cuenta la severidad de la enfermedad, porque esta puede ser "una rinitis alérgica o un asma leve, estos casos son tratados por los médicos de atención primaria que pueden ser pediatras o clínicos", manifestó el profesional.
Pero cuando los síntomas afecta la calidad de vida, "no permitiendo un buen descanso, interfiriendo con las actividades diarias, disminuyendo el rendimiento intelectual o laboral del paciente, esa persona debe ser estudiada por un especialista para poder identificar el alérgeno. Luego se le indicará un tratamiento específicos de sensibilización para disminuir la reacción del paciente cuando entre en contacto con los ácaros y los hongos", sostuvo el Alergólogo.
Las enfermedades alérgicas se controlan, pero no se curan.
Lo mismo ocurre con el asma, continuó el profesional, "que pueden ser alérgicó o no. En la infancia el 75 % de los casos tienen que ver con un mecanismo alérgico y en la edad adulta la importancia de este factor se reduce aproximadamente a la mitad. Es decir, que el 50 % de los pacientes que tiene asma bronquial, sufre frecuentes exacerbaciones, esa persona debe ser evaluada y realizarse los estudios específicos para poder identificar los alérgenos. También se debe hacer una espirometría para evaluar la función pulmonar y ajustar los tratamientos".
Por otro lado, Neffen, aclaró que los tratamientos preventivos incluyen evitar los alérgenos causales, administración de fármacos, fundamentalmente por vía inhalatoria, porque son efectivos y tienen escasos efectos secundarios. Además, están los tratamientos desensibilizantes o inmunoterápico en los pacientes específicos que no se haya podido identificar el alérgeno o que el mismo no sea evitable.
Por último, el doctor aclaró que las enfermedades alérgicas se controlan, pero no se curan. Aunque raramente son fatales, impactan en la calidad de vida de los pacientes. "Las personas no deben resignarse a convivir con la incapacidad que producen estas enfermedades porque hay tratamientos seguros y específicos. Los alérgicos pueden tener una buena calidad de vida y desarrollar las actividades laborales, lúdicas y recreativas de manera normal, teniendo su patología controlada", concluyó.
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