Sedentarismo: un problema global que afecta al 31% de la población
La OMS realizó un estudio que abarcó desde el año 2000 hasta 2022. La inactividad física es una crisis creciente que requiere una acción inmediata y coordinada.
La inactividad física es un factor de riesgo significativo para enfermedades no transmisibles.
En un análisis exhaustivo publicado recientemente en The Lancet Global Health, un equipo de investigadores liderado por la Dra. Gretchen A. Stevens de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Dr. Tessa Strain del Physical Activity for Health Research Centre de la Universidad de Edimburgo, revela un aumento alarmante en la prevalencia de la inactividad física a nivel mundial entre adultos. Este estudio, que abarca datos de 507 encuestas poblacionales realizadas en 197 países y territorios, resalta la urgencia de abordar esta crisis de salud pública.
Antecedentes y metodología
La inactividad física es un factor de riesgo significativo para enfermedades no transmisibles, disfunciones físicas y cognitivas, aumento de peso y problemas de salud mental. Según las directrices de la OMS de 2020, se recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada, 75 minutos de actividad vigorosa, o una combinación equivalente por semana para mantener una buena salud. Aquellos que no cumplen con estas recomendaciones se consideran insuficientemente activos físicamente.
Este estudio utilizó un modelo jerárquico bayesiano para estimar la prevalencia de la inactividad física desde el año 2000 hasta 2022, desglosado por país, año, edad y sexo. Se analizaron datos de 5,7 millones de participantes adultos, y se evaluó si los países o regiones lograrían la meta global de una reducción relativa del 15% en la prevalencia de inactividad física para 2030.
La inactividad física aumentó del 23,4% en 2000 al 31,3% en 2022
Hallazgos clave
Aumento Global de la Inactividad Física: La prevalencia mundial estandarizada por edad de la inactividad física aumentó del 23,4% en 2000 al 31,3% en 2022. Este aumento se observó en el 52% de los países y territorios analizados, así como en el 67% de las regiones.
Diferencias por Sexo: La prevalencia de inactividad física fue 5 puntos porcentuales más alta en mujeres (33,8%) que en hombres (28,7%). Este hallazgo subraya la necesidad de estrategias específicas de género para promover la actividad física.
Variaciones por Edad: Aunque la inactividad física aumentó en personas mayores de 60 años en todas las regiones y ambos sexos, los patrones de edad variaron entre los menores de 60 años.
Progreso Insuficiente Hacia la Meta de 2030: Si las tendencias de 2010 a 2022 continúan, la meta global de reducir la inactividad física en un 15% no se alcanzará, con una probabilidad posterior inferior al 1%. Sin embargo, dos regiones, Oceanía y África subsahariana, muestran una trayectoria positiva, aunque con considerable incertidumbre.
Se recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada
Implicaciones y recomendaciones
Los resultados de este estudio son una llamada de atención para los responsables de políticas y las organizaciones de salud pública en todo el mundo. La inactividad física es una pandemia silenciosa que está empeorando, y sin intervenciones significativas y coordinadas, las tasas seguirán aumentando.
La promoción de la actividad física debe ser una prioridad global y debe abordarse de manera integral, teniendo en cuenta las desigualdades de sexo, edad y región. Las siguientes estrategias podrían ser efectivas:
Campañas de Concienciación Pública: Incrementar la conciencia sobre los beneficios de la actividad física y los riesgos de la inactividad a través de campañas masivas.
Infraestructura y Entornos Favorables: Mejorar la infraestructura urbana para fomentar la actividad física, como parques, ciclovías y áreas peatonales.
Programas Específicos de Género: Desarrollar programas que aborden las barreras específicas que enfrentan las mujeres para realizar actividad física.
Intervenciones en el Lugar de Trabajo: Promover la actividad física en el lugar de trabajo mediante programas de ejercicio y pausas activas.
Educación Física en las Escuelas: Asegurar que los programas escolares incluyan suficiente tiempo y recursos para la educación física.
Por último el estudio hace un llamado urgente: sin esfuerzos concertados y multisectoriales, el mundo no logrará la meta de reducir la inactividad física en un 15% para 2030, y las consecuencias para la salud pública serán graves. Ahora es el momento de actuar, no solo para cumplir con los objetivos de salud global, sino para asegurar un futuro más saludable para todas las generaciones.
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