Viernes 18.2.2022
/Última actualización 22:54
El 70% de la población mundial ha padecido el Síndrome del Impostor, un desorden mental que consiste en la falta de autoestima que deriva en una carencia emocional que impide creer a las personas que jamás podrán tener éxito, y que si lo tienen, no es gracias a su esfuerzo o su talento.
Así lo asegura la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en una publicación en la que se abunda sobre las características de este problema que también han sufrido personalidades como la actriz Emma Watson; la exprimera dama de Estados Unidos, Michelle Obama; el primer hombre que pisó la Luna, Neil Armstrong, y el fundador de Starbucks, Howard Schultz.
Se trata de una creencia irracional que trastoca todas las fibras de un individuo hasta despojarlo de la confianza en sí mismo pese a las pruebas fidedignas que demuestran su éxito, como títulos académicos, trabajos, diplomas, reconocimiento público, respeto o fama, explica Laura Barrientos Nicolás, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM.
"Al no sentirse capaces, viven vigilantes y temerosos de que alguien descubra que cometieron un fraude. De ahí que se sientan con culpa y como impostores. Sometidos a tanto estrés, en estas personas predomina la inseguridad. Y llegan a padecer ansiedad, depresión y tristeza, trastornos emocionales que afectan su desempeño laboral, académico o profesional", detalla la máxima casa de estudios de América Latina.
No existe un solo origen del Síndrome del Impostor. Puede provenir por motivos biológicos, psicológicos o sociales. Los investigadores afirman que todavía no existen estudios tan concluyentes como para definir qué sucede exactamente en el cerebro cua ndo este trastorno ataca a las personas.
Sin embargo, advierte la UNAM, la infancia es una etapa clave para la construcción de la personalidad y la salud emocional. Frases como "tu hermano es mejor" o "eres inútil" y todo ese tipo de comparaciones contribuyen a desarrollar el síndrome.
"Este síndrome se presenta más en personas con problemas afectivos de tipo depresivo, con trastornos de ansiedad generalizada y por déficit de atención e hiperactividad. Si no es suficiente el tratamiento psicológico", asegura Barrientos.