Cuando termine la pandemia ¿será conveniente usar barbijo?
Ya se utilizaba en países de Asia antes del COVID-19 y, recientemente, el médico estadounidense Anthony Fauci lo recomendó para reducir el contagio de otras infecciones.
Cuando termine la pandemia ¿será conveniente usar barbijo?
Lunes 17.5.2021
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Última actualización 9:57
Cuando la pandemia del coronavirus se controle, ¿el barbijo o mascarilla quedará como un recuerdo o seguirá usándose? Los especialistas en salud pública e infectología de Occidente están observando los beneficios del uso de los tapabocas para evitar la transmisión del coronavirus, y ya consideran que debería ser parte de las medidas de recomendación para reducir el riesgo de otras enfermedades transmisibles. ¿El barbijo podría ser otro elemento estacional como lo son las bufandas en el invierno?
Recientemente, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, comentó sobre el futuro del uso de mascarillas. “Es concebible que, a medida que avancemos, dentro de uno o dos años o más, durante ciertos periodos estacionales en los que haya virus transmitidos por las vías respiratorias, como la gripe, la gente pueda optar por usar mascarillas para disminuir la probabilidad de que se propaguen estas enfermedades transmitidas por las vías respiratorias”, dijo en el programa de la NBC Meet the Press.
Ya algunas personas en los Estados Unidos y por fuera del ámbito médico han decidido que llevarán barbijos tras la pandemia. “Seguiré sintiendo la responsabilidad de proteger a los demás de mi enfermedad cuando tenga un resfriado o una bronquitis o algo por el estilo”, dijo Gwydion Suilebhan, escritor y administrador de arte en Washington, Estados Unidos. Suilebhan piensa seguir usando barbijos o mascarillas en situaciones como volar en aviones. “Es una parte responsable de ser un humano en una sociedad civil para cuidar de la gente que te rodea”.
El uso de barbijos era habitual desde hace décadas en otros países, principalmente en Asia Oriental, como protección contra las alergias o la contaminación o como un acto de cortesía para proteger a las personas cercanas. Pero el año pasado con la propagación del coronavirus por el mundo y al conocerse mejor sus vías de transmisión, el barbijo empezó a incorporarse el año pasado en Occidente. En marzo, varios países de América Latina empezaron a emitir recomendaciones e incluso normas que obligaron a utilizar el barbijo. ¿Debería incluirse también cuando se controle la pandemia?
“Para después de la pandemia, el barbijo debería seguir siendo usado como una medida de prevención de las enfermedades respiratorias”, sostuvo Lucía Daciuk, médica y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, al ser consultada por Infobae. “En Oriente se lo usaba más porque allí se han padecido más epidemias relacionadas con enfermedades respiratorias. El barbijo se hizo una costumbre. Considero que ahora hay más evidencia científica que demuestra los beneficios para la prevención de COVID-19 y de otras infecciones. Al usar barbijo, si una persona está infectada, contagia menos a los demás. Si la persona no está infectada y tiene barbijo, reduce el riesgo de contagiarse”, comentó la doctora Daciuk.
En tanto, la doctora en ciencias sociales e investigadora del Conicet en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre la Cultura y la Sociedad, Sol Minoldo, expresó: “Sería beneficioso el uso de barbijo porque podría ser una herramienta preventiva para diferentes enfermedades que se contagian por vía aérea. También nos dejaría arraigada una herramienta muy útil si tenemos que afrontar otra epidemia o pandemia en el futuro. Se ve muy claro en los países asiáticos, que tenían experiencias previas en el uso del barbijo. En esta pandemia pudieron lograr más rápidamente la adopción de conductas de cuidado”.
De acuerdo con Minoldo, “si bien el barbijo siempre es útil si hay una interacción a corta distancia, se vuelve especialmente relevante en lugares cerrados. Sería importante que quede un aprendizaje porque implicaría no solo que usemos barbijo, sino también que empecemos a tener en cuenta la importancia de la ventilación de los espacios”.
Sin embargo, la adopción del barbijo no sería tan fácilmente aceptada por todos los grupos que integran una sociedad. “El uso de barbijos o mascarillas sería beneficioso para evitar contagios de distintas enfermedades respiratorias contagiosas. Pero dudo que la gente los adopte en la Argentina. Hay mucho rechazo al uso de los barbijos. Lo podemos observar actualmente: en plena pandemia, mucha gente no lo usa o lo usa mal”, advirtió Griselda Polla, investigadora del Conicet en la Universidad Nacional de San Martín y una de las desarrolladoras de las telas especiales que conforman el ya popular barbijo del Conicet. En 2009 durante la pandemia de gripe se comprobó que las medidas de higiene y distanciamiento también ayudaron a controlar los contagios, dijo Polla.
En los Estados Unidos, la mascarilla o barbijo se ha vuelto el centro de una disputa cultural entre dos bandos. Un grupo percibe a la mascarilla como una afrenta a sus libertades personales y otro la considera una demostración de cuidado de los demás.
Aún no existe un consenso científico claro sobre el efecto de los barbijos o mascarillas en la transmisión del virus de la gripe. Nancy Leung, epidemióloga de la Universidad de Hong Kong, contó al diario The New York Times que las evidencias más sólidas provenían de estudios que habían demostrado cómo las mascarillas quirúrgicas reducían la cantidad de virus de la gripe que emitía una persona infectada. Estos estudios demostraron que el barbijo era especialmente eficaz para detener la emisión de gotas de gripe. Pero medir el impacto del uso de mascarillas quirúrgicas en la transmisión comunitaria de la gripe ha sido más complicado.
Hasta ahora, de acuerdo con Leung, no hubo resultados claros de ensayos controlados aleatorizados que demuestren el uso de mascarillas reduzca la transmisión de los virus de la gripe en una comunidad. Se han obtenido algunas pruebas de estudios observacionales que las máscaras reducen la transmisión de los virus de la gripe en la comunidad, añadió, pero esa investigación tiene una advertencia: los estudios observacionales no pueden aislar el enmascaramiento de otros posibles factores, como la higiene de las manos o el distanciamiento social.