Griselda Sánchez, originaria de Mendoza, impulsada por el deseo de emular a la famosa Silvina Luna, decidió presentarse a un casting para ingresar a Gran Hermano en el año 2007.
Griselda Sánchez fue "tentada" con las cirugías estéticas y se sometió a una, pero tuvo suerte y dio con el cirujano indicado.
Griselda Sánchez, originaria de Mendoza, impulsada por el deseo de emular a la famosa Silvina Luna, decidió presentarse a un casting para ingresar a Gran Hermano en el año 2007.
En esa edición, logró unos de los momentos mas recordados cuando se metió en el confesionario a quejarse porque Claudia Ciardone había ingresado al juego tiempo después y con extensiones.
Tras su salida de la casa, Griselda se convirtió en una chica de tapa de revista y enfrentó propuestas relacionadas con cirugías estéticas, de las cuales una decidió aceptar, encontrando fortuitamente al cirujano adecuado.
En una entrevista, rememoró sus comienzos: "En el casting dije que entraba para ser como Silvina Luna, sabía que había hecho un carrerón porque a pesar de ser una chica sexy, era muy querida en el medio. Me parecía divertida”, comenzó relatando.
“Nunca en mi vida vi un Gran Hermano, estaba en la facultad estudiando actuación y mis compañeros de facultad hacían teatro callejero, yo quería algo más", aseguró.
"Cuando salí de la casa, fui conejita de Playboy y se me abrieron muchísimas puertas para actuar, aunque voy a a seguir haciendo fotos hasta que me dé el cuerpo. Parece como que ahora está mal hablar de las mujeres, no podés criticar a a chica que es sexy, la belleza siempre es muy juzgada y el público a veces es cruel", reconoció Sanchéz.
Sin embargo, reveló que también fue "tentada" para hacerse el mismo retoque estético que su referente en el reality: "Apenas salí de Gran Hermano, a mí me ofrecieron hacer por canje lo que le hicieron a Silvina, fue en el año 2007 y ni siquiera fue un doctor, era un profe de gimnasia que lo inyectaba. Por suerte no acepté".
Y continúo: "Después hice la tapa de la revista Hombre y estaba Mariano Caprarola, muy contento me mostraba lo que se había puesto. Era tentador, cuando me lo contó me pareció mágico, pero por suerte yo en ese momento era anti operaciones", sostuvo.
Finalmente, contó que sí aceptó años más tarde hacerse una intervención con un cirujano plástico de renombre, que le ofreció realizarse una miniliposucción por canje: "Fue ínfimo, no había mucho para sacar porque siempre fui muy flaquita. No llegué ni a ver el resultado".
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