Este lunes en la casa pasaron cosas que dejaron muy sensibles a todos los participantes de Gran Hermano 2024.
El conductor del reality informó los detalles del diagnóstico de leucemia de “Furia”. Además, hubo un nuevo “Congelados”…
Este lunes en la casa pasaron cosas que dejaron muy sensibles a todos los participantes de Gran Hermano 2024.
Una de ellas fue un mensaje que Santiago del Moro les transmitió a todos, en relación a la salud de Juliana Scalgione.
“Es parte de la constancia, del apto que la da la clínica para que Furia vuelva al juego; ella me dio el OK, por ustedes y toda la gente que está afuera”, comenzó explicando el conductor.
“Se le explica que por el momento no requiere un tratamiento específico pero sí un seguimiento médico mensual que incluye un control de laboratorio”, indicó, de parte de los profesionales de la salud que atendieron a Furia.
“Puede realizar una vida normal y deberá consultar en caso de presentar cambios en su estado de salud o ante la aparición de síntomas”, añadió, y les confirmó a todos que -por ahora- Juliana podrá continuar la competencia de forma normal.
En tanto, Mauro vivió un gran momento de emoción cuando su mamá, Analía, ingresó a la casa para una nueva edición del "Congelados", en la que incluso participó Arturo, que no entendía nada pero igual se quedó muy quieto.
“Llegó mamá, un día que te dejo y te lastimas la mano”, expresó la madre de Mauro al ingresar, y su hijo rápidamente se largó a llorar.
Analía le reiteró a Mauro varias veces que no se mueva y expresó su deseo de conocer a Furia, ya que Juliana vendría a ser una especie de nuera.
“Estoy contenta de que tiraste el tablero, estamos orgullosos de vos, yo sobre todo. Mandaste al diablo los mandatos familiares y estás haciendo lo que querés”, dijo Analía para felicitar a Mauro.
La madre del jugador recorrió la casa y declaró que "se va a infartar" del desorden y la mugre que hay. "Podrían ordenar un poquito la ropa, chicos", exclamó ante todos.
Antes de salir de la casa, Analía abrazó y besó a Mauro, que volvió a largarse a llorar de manera desconsolada.