El festival fundado por Perry Farrell, que se realiza anualmente en el Hipódromo de San Isidro, se destacó en su primer día por la variedad de propuestas, y sus diferentes apuestas para presentar sets visualmente atractivos. La vuelta de Tan Biónica, el despliegue de Rosalía, la consagración de Trueno y la grata visita de Aurora fueron parte de los atractivos de esta primera jornada.
La cantante pop Nani abrió el primer día del Festival que se realiza anualmente en el Hipódromo de San Isidro (con excepción de 2020, por obvias razones), bajo un sol abrasador, en el escenario Flow. Los siguió en el escenario Samsung el dúo Plastilina, integrado por Paloma Sirvén y Tomás Wicz, con su pop fusionado con ritmos latinos y electrónicos. Tuvieron como invitada a Clara Cava en “Puedo con esto (Fuera de foco)”; presentaron un feat inédito y otros estrenos. Cerraron con “Cósmica”. El cantautor alternativo Guillermo Beresñak fue el encargado de dar arranque al escenario Alternativo.
Llegó el turno de An Espil, cantante de Nafta (entre otros proyectos), en plan solista, pero con el groove de siempre (de la mano de una gran banda, “gente muy estudiosa”, según la artista). El viaje funk tuvo in Interludio reggae, con la versión de “Paisaje” (tema de Franco Simone popularizado por Gilda) a tres voces. Así Espil demostró que es una de las voces (y carismas) más interesantes en la renovación musical actual.
Más allá del mar
La cosa se puso internacional con la participación de The Change, joven artista electrolatina de República Dominicana, acompañada por un DJ/productor y un guitarrista. Peso a algunos problemas técnicos (vinculados a las pistas de feats, como en “24/7”), la solista, de cierto parecido con Aubrey Plaza (la estrella de “The White Lotus”) pudo demostrar lo suyo, en canciones como “Santo Domingo” o “Imperio”. Se manifestó asombrada por el clima argentino, y recordó que creció viendo tiras como “Chiquititas”, “Rebelde Way” o “Rincón de luz”.
Los ascendentes Silvestre y la Naranja, encabezados por el fachero Justo Fernández Madero, presentaron su ecléctica propuesta, centrada en la canción; esta vez en formación ampliada con vientos (trompeta y trombón, de lucidos solos en el final). Mientras tanto, la cantautora Paz Carrara reunió público propio en el Alternativo, con Santi Celli como invitado en un par de canciones (empezando por “Aunque nunca te lo diga”, su primera colaboración).
Suki Waterhouse afirmó que había soñado “durante todo el año pasado” con su debut argentino. La simpática modelo, actriz y cantante británica (pareja de Robert Pattinson) salió con su voz profunda y sugerente; y su estilizada figura, con una microcamisa con corbata que revelaba el corpiño (también revelador), al frente de una banda eléctrica, con un sonido bien directo.
A bailar
Dante Spinetta ganó el escenario vestido de violeta, con la nutrida banda en composé (todos de rosa) y la guitarra PRS verde que usa desde la última etapa kuryakera: faceta instrumental que viene desarrollando en los últimos años en “Tango” y “La movie”. “¿Están listos para funkear un ratito? Qué lindo día”, comentó, ya una hora más habitable de la tarde, antes de “El lado oscuro del corazón”.
Gentileza DF Entertainment
“Hoy es un día especial porque va a debutar mi hija, Vida Spinetta”. La pequeña se sumó para “Olvidalo” (vestida de blanco). “Acuérdense de ella, la reina de la familia”, dijo el emocionado padre, que luego pasó por “Soltar”, “Rebelión”, “Deja Boo” y “Sudaka” (con Trueno como invitado).
En el mismo horario, quienes buscaban algo más relajado recalaron en el show del español Guitarricadelafuente, una propuesta acústica, cancionera y minimalista (guitarras y teclados), terminando por cuestiones técnicas tocando aún más acotado. “Hagamos de cuenta que es un lugar más pequeño”.
Para ese entonces desde el escenario principal Dante respondía con “Coolo”, hit de IKV. “Funk Warrior” pasó con un segmento instrumental con destacados solos, cerrando Dante en la pasarela con la Fender Stratocaster dorada. El final fue con “Mostro”.
Eurasia
La peculiar noruega Aurora salido a “Buenos Aires” (a la provincia, en verdad: la coqueta avenida Márquez es el comienzo del Camino de Cintura) con los brazos en alto como una campeona. Llegó con su look de muñeca alíen: corte carré, pies descalzos y falda/babucha y top naranja, atados con sogas de bondage. Y su voz de personaje de animé con caras pícaras cuando habla, que se torna profunda cuando canta sus creaciones, las etéreas y las eléctricas, al frente del cuarteto de teclados, bajo, batería y coros.
Algo más que una cruza posible de Florence Welch y la Björk de los 90, hizo saltar a los fans con canciones como “Queendom”. En la que levantó una bandera de varios orgullos. “Ustedes son perfectos, guapísimos”, ensayo en español, antes de entrarle a la íntima “Exist for Love”, seguida por la electrosutileza de “Runaway”.
“Esta canción es para la Madre Tierra”, comentó anticipando “The Seed” con algo de la danza odissi de la India en sus movimientos. Bailarines en ropajes tribales se sumaron para “Running With the Wolves” y se quedaron para “Cure for Me”. El cierre fue con “Giving In to the Love”.
En su segundo Lolla, la sueca Tove Lo ganó el escenario Flow con su synth pop bailable de bombo en negras, aunque por ahí deja entrar alguna influencia reggaetonera para el twerking, sacudiendo el vestido swing de cota de malla. Alguien levantó un cartel que decía: “- filmar, + bailar”, a contramano de la tendencia.
Mostró los pechos un instante (“peló las tetas”, diría Pappo) se sacó lo metálico para quedarse en traje de baño metalizado, revoleando una bandera argentina (alguien tenía que arrancar).
Para ese entonces en el Alternativo se presentaba The Rose, banda coreana más cercana al brit pop y el indie rock que al k-pop (son todos instrumentistas, además de compartir las voces), pero comparten público con BTS, y despiertan pasiones con su aspecto lampiño, juvenil y de “chicos buenos”. Chris Martin podría meter otro feat coreano con ellos sin equivocarse.
El campeón
Para Mateo Palacios Corazzina (aka Trueno) el concierto en el Samsung fue una consagración, como lo fue para Tiago PZK en el mismo escenario un año antes. Vestido enteramente en blanco y negro, con una tarima para expandir su presencia escénica, estuvo secundado por una banda que mixtura el beat electrónico con lo analógico (vientos, guitarra, percusión, bajo y batería), sumando coros femeninos
Hablo de los logros de una generación que quiere trabajar y llevar plata a la casa, y de los que como él están cumpliendo el sueño: “Hoy estamos en el Lolla”. Acompañado por los también raperos Pedro Peligro (su papá, el que lo inició) y KMI420, y el virtuoso guitarrista Pedro Pasquale, abordó canciones como “Lo tengo”, en el que sus compañeros recordaron su campeonato en la FMS y los tiempos de El Quinto Escalón, dando pie para un freestyle del solista.
“Bien o mal” tuvo color en el piano jazzístico (Axel Introini), antes de pasar por dos canciones que creó con Bizarrap “Mamichula” y “Jungle” con arranque acústico en la guitarra. Ya con una musculosa con las Malvinas estampadas pasó por “Ñeri” y el hitazo “Salimo’ de noche”.
La calidad de la propuesta musical y una retórica más social que autorreferencial lo pone en un plano distinto al de muchos de sus colegas. Así llegó “Argentina” (con Nathy Peluso sonando grabada) y cantó “Te guste o no te guste somos el nuevo rock and roll” en “Sangría”, que demuestra que escuchó a Cypress Hill. “Esta noche no me la olvido más” celebró antes de “Tierra Zanta”, himno latinoamericano que termina pidiendo “memoria” (gestada junto a Víctor Heredia).
Contra el gatillo fácil y la represión policial hicieron con “Fuck el pólice”, los tres en cuero. Cerraron funkeando con “Dance crip” y sus referencias a “Rappers delight” y a “Coolo” de IKV (devolución de gentilezas.
Reencuentro
Chano pudo cumplir con la promesa de este show, después de anunciar un parate para seguir recuperándose. “Quédense, porque se viene algo histórico”, dijo el cantante, al que en principio se lo vio mucho menos enérgico que en su intenso show del Harlem 2022 (antes de su última resurrección).
Pasó por “Amor y Roma”, “Oración al sol”, “Mecha”, con sabor a huayno que siguió en “Carnavalintro” y tocó solo en la acústica “Claramente”, y anunció: “En cinco minutos vuelve Tan Biónica les va a regalar la última ‘noche mágica’ que va a sonar en un estadio de Buenos Aires”. Una cuenta regresiva con imágenes de la banda anticipó la salida de los cuatro (Chano, su hermano Bambi, Diega Lichtenstein y Seby Seoane) con las chaquetas militares, sobre estruendo de sirenas. “Ciudad mágica” estalló con papelitos dorados, y Chano ganó pasarela en “Ella”, demostrando que la experiencia lo revitalizaba en sus bailes.
“Qué lindo haberlos extrañado”, comentó, e invitó: “Cantemos el himno de la desolación”, para dar paso a “Obsesionario en La mayor”. “Gracias por este momento mágico”, dijo antes de “La melodía de Dios”: “Era la que les debíamos”, dijo antes de que el tema se vuelva coreado y saltado, y de que los dos hermanos ganen la pasarela antes de los papelitos finales. Sonó “All you need is love” de The Beatles, mientras los músicos se fundían en abrazos sin querer irse (Bambi el más emocionado).
En la otra punta del predio Marilina Bertoldi lo dio todo en una hora de show, en una superposición nacional que no la benefició.
Chica visual
Rosalía planteó un show de masas totalmente centrado en las pantallas, como una amplificación de su ser escénico. Así, planteó un set basado en la cámara de estabilizador Ronin para los primeros planos (un protagonista más), una cámara cenital para las coreografías, y dispositivos móviles que fueron manipulados por los bailarines. Los cuales salieron con máscaras luminosas, con la solista de vestido de cola a cuadros, calzas y botas, capaz de hacer gritar a la multitud con un meneo, y con su estilo urbano ibérico tan imitado, en “Saoko”.
“Buenos Aires ¿cómo estamos? ¿Aquí hay bizcochito sí o no?”, antes de dicha canción. El ballet desenmascarado se movió entre biombos que eran pantallas. Hubo un primer parate obligado, para que le cosan la cola del vestido. Elogió a la Caba, diciendo que “Me parte el alma no más llegar, porque sé que tengo que irme”.
En “La fama” pasó al flamenco electro que la hizo conocida, en dueto con su propia voz; fue acantar abajo entre la gente (y no se vio en las pantallas) “La noche de anoche” y “Bulerías”. Volvió con bandera argentina para “Linda”, y se sentó en una silla de peluquería, con pelo mojado y toalla, para “Diablo”. “¿Estamos despechás?”, preguntó, antes de entrarle a “Despechá”, justamente. Imágenes marinas recibieron “LLYLM”, que se fusionó con la versión de “Blinding Lights” que hizo junto a The Weeknd (que habrá sentido caer las monedas
Después de leer algunos carteles cariñosos se fue al piano, pidió que le arreglen el pedal y a pedido del público arrancó a capella “Hentai”, que terminó en el instrumento. Ahí mismo arrancó “Candy”, para subirse a la tapa del piano en la parte de la pista electrónica. Los bailarines armaron una moto con sus cuerpos para “Motomami”, y luego afirmó la española sobre lo que venía: “Nadie la ha cantao tan duro como cuando la canté con vosotros”: era “Pienso en tu mirá”. Corte de luces y apareció boca abajo para “La combi Versace”, y en “Con altura” (con feat grabado de J Balvin).
Volvió para el tramo final (con alguna gente ya partiendo al otro escenario), cantando sobre una pantalla que parecía una pila de basura: fue el turno de “Héroe”. En “Malamente” volvió la cantaora en su mejor versión, y en “Chicken Teriyaki” se fue para el dembow caribeño. La despedida fue con “CUUUUuuuuuute”.
El cierre
En el tercer escenario ya habían salido los texanos de Cigarettes After Sex, que retuvieron un público fiel para su propuesta mid tempo, con la voz susurrante de Greg González: están más para compartir fecha con Él Mató que con la Motomami; además llegaba sonido del escenario principal, rompiendo el clima.
Drake salió entre llamaradas: “finalmente estoy en casa”. Si el de Rosalía fue un show visual, el de Drake fue todo lo contrario: una perdona sola sobre el escenario, rapeando y cantando sobre pistas, ampliado por pantallas en blanco y en rojo (a veces solo con fondo rojo).
“Soy tan feliz aquí, me voy a tomar un shot de tequila. Por cierto, este es uno de los mejores momentos en mi carrera”. Le cantaron “olé olé” y el arrancó el “Muchachos” mundialista (ya desactualizado), que se volvió masivo.
Esbozó algunas canciones en castellano (“estoy tratando de hacer más”), como las que compartió con Bad Bunny (“Mía”) y Romeo Santos (“Odio”). El show terminó antes de lo anunciado (duró una hora, un tercio menos), así que hubo que esperar hasta que, faltando 15 para la medianoche, el neerlandés Armin Van Buuren se apersonara sobre la tarima para, como lo ideó Farrell, la noche tenga su after de electrónica bailable con bengalas, humo e imágenes caleidoscópicas. Un plus para loa cuerpos entusiastas.