Joaquín Fidalgo
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Su cadáver fue hallado por niños que jugaban en la Estación Mitre del ferrocarril. Según los primeros indicios, la víctima murió asfixiada.
Joaquín Fidalgo
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Este sábado por la mañana, con las primeras luces del día, la gran explanada de la Estación del Ferrocarril Mitre comenzó a poblarse de comerciantes informales. Es que allí se instaló desde hace tiempo una “feria del trueque”. Tal como es rutina, los niños fueron a jugar debajo del galpón, mientras sus padres desplegaban la mercadería. Dos de estos pequeños que fueron a cazar pajaritos con sus gomeras se toparon con un cadáver. Eran aproximadamente las 8.
Los chicos corrieron hasta donde estaban sus madres, las que se apresuraron por llegar al lugar señalado por los menores, en la cabecera oeste de la estación.
Allí pudieron ver el cuerpo desnudo, que aparentemente estaba arrodillado y boca abajo, escondido entre montañas de tierra y altos yuyales.
“Inmediatamente fuimos a avisar a la garita de la Policía de Acción Táctica, que está acá nomás (a 100 metros), pero ahí no nos dieron bolilla. Tuvimos que llamar después con los teléfonos al 911, para que nos lleven el apunte. Parecía una criatura, muy menudita. Esto es un peligro, una verdadera boca de lobo. Hay pilas de tierra y basura. Encima, hace rato que la municipalidad no corta los yuyos y hay unos matorrales bárbaros. Antes nuestros chicos podían jugar acá y nosotros estábamos tranquilos, porque los veíamos. Ahora si se alejan un poco los perdemos de vista. Es un peligro”, se quejó María, quien se gana la vida vendiendo ropa en la feria.
La escena se llenó de patrulleros en contados minutos. Mientras peritos, personal de la Policía de Investigaciones y médicos forenses examinaban el lugar en busca de pruebas, gran cantidad de curiosos observaba desde atrás de la faja perimetral.
Las primeras versiones señalaban que la víctima era una niña, de entre 10 y 11 años, pero con el correr de los minutos se estimó que se trataba de una joven de entre 18 y 20. Al mediodía no había sido identificada.
El cuerpo tenía evidentes signos de haber sufrido abuso sexual. Además, se presume que la muchacha fue asfixiada por el asesino. No obstante, estas cuestiones iban a ser determinadas con precisión durante la autopsia.
La policía trasladó desde el lugar a un hombre que dormía dentro de la estación. Además, los uniformados también buscan a otros tres sujetos que habitualmente pernoctaban allí.