El propio jubilado admitió en declaraciones a A24 que él disparó “tres o cuatro veces” pero “sin apuntarle” al ladrón, aunque dijo que luego se le “nubló todo” y que no recuerda si le tiró cuando ya estaba caído en el suelo.
El propio jubilado admitió en declaraciones a A24 que él disparó “tres o cuatro veces” pero “sin apuntarle” al ladrón, aunque dijo que luego se le “nubló todo” y que no recuerda si le tiró cuando ya estaba caído en el suelo.
En tanto, esta semana comenzarán en la Asesoría Pericial de la Procuración en Lomas de Zamora el cotejo balístico de las tres vainas servidas secuestradas en la escena del crimen con la pistola Bersa Thunder 9 milímetros utilizada por Ríos.
Además, en las próximas horas se define el pedido de la defensa particular para que aparten al fiscal de la causa, Ariel Rivas, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 de Quilmes.
En caso de que el fiscal general de ese Departamento Judicial, Marcelo Dragui, finalmente rechace ese pedido, uno de los abogados del jubilado, Marino Cid Aparicio, dijo a Télam que no descartan pedir la recusación a la Justicia de Garantías, aunque aclaró que están más enfocados en “el tema central” que es la defensa técnica de Ríos.
Y el objetivo de esa defensa es demostrar que se trató de un caso de “legítima defensa” y no de un “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”, tal cual está caratulada la acusación del fiscal Rivas.
Fundamentos
Una fuente calificada fuente judicial explicó a Télam que los elementos principales en los que se basó la imputación son la autopsia, los videos, las vainas secuestradas y la declaración de un colectivero que dijo haber visto la secuencia final de lo ocurrido entre Ríos y el delincuente fallecido, Franco Marín Moreyra (26), alias “Piolo”.
De acuerdo al informe preliminar de la autopsia, “Piolo” murió a raíz de dos heridas de bala, una en el tórax y la otra en el abdomen; al tiempo que presentaba una fractura en un tobillo que se cree se lo lesionó cuando se descolgó del techo de la vivienda de Ríos.
Las cámaras de videos del Municipio mostraron dos secuencias: una, cuando Moreyra se descuelga del techo y escapa a la carrera, aunque rengueando por la fractura de tobillo; y otra, a unos 60 metros de la casa del jubilado, donde se ve a éste junto al ladrón tirado en el piso, en el sitio donde finalmente fue encontrado muerto.
En ese mismo lugar, los peritos secuestraron las vainas servidas, en tanto que por allí también pasó dos veces en cuestión de segundos un colectivero que conducía un Fiat Uno blanco, que también se ve en las imágenes de los videos.
Este testigo declaró ante el fiscal Rivas que él vio a una “persona mayor” -presuntamente el herrero- patear a un joven caído y que en ese sitio escuchó tres disparos, dos seguidos y, luego, un tercero.
Sin embargo, la defensa de Ríos sostiene que los disparos que mataron a Moreyra no fueron efectuados allí, sino adentro de la casa, cuando el herrero puso en fuga a los delincuentes.
Protestas
Para Cid Aparicio, al haberlo dejado detenido con esos problemas de salud, el fiscal Rivas incurrió en “pérdida de objetividad, pérdida de legalidad y violación de leyes nacionales e internacionales”; argumentos con los que pidió su apartamiento.
A su vez, los hijos del herrero decidieron poner en venta la vivienda de su padre, situada en Ayolas al 2700 de Quilmes Oeste y donde ocurrió el asalto, ya que están cansados de los hechos de inseguridad y, a la vez, de recibir amenazas por parte de personas presuntamente allegadas a Moreyra.
Ante esa situación, el domicilio del jubilado quedó durante toda la semana con custodia policial para prevenir posibles represalias.Por su parte, la Policía de Quilmes, cuya cúpula fue cambiada luego del hecho, detuvo a cuatro acusados de participar del intento de robo a Ríos: Cristian Chiara (23), Martín Ariel Salto (27), Daniel Ezequiel Córdoba (25) y Claudio Dahmer (27).
Y mientras el cortejo fúnebre que acompañó los restos de Moreyra pasó por el frente del estadio del club Quilmes, los vecinos del herrero realizaron un cacerolazo frente a su casa para defender su accionar y exigir mayor seguridad.
Por otro lado, las repercusiones de lo ocurrido con el jubilado alcanzaron en las últimas horas el caso de otra muerte violenta ocurrida hace seis años también en Quilmes y que tuvo como víctima a Adrián Novillo (16), ya que el padre de este chico afirmó que la misma banda que asaltó a Ríos es la misma que asesinó a golpes a su hijo.
El testimonio de Jorge Ríos
Jorge Ríos, el herrero jubilado que mató a uno de los delincuentes que entró a robar a su casa del partido bonaerense de Quilmes, admitió que primero disparó “tres o cuatro veces” pero “sin apuntarle” al delincuente, aunque luego dijo que se le “nubló todo” y que no recuerda si le tiró cuando ya estaba caído en el suelo.
En diálogo con A24, Ríos (71) dijo que él es un “tipo tranquilo” que no nació “‘para matar” a nadie.
Respecto del hecho, recordó que la madrugada del 17 de julio último los delincuentes ‘entraron tres veces‘ a su casa de Ayolas al 2700, en Quilmes Oeste.
“La primera vez entraron y robaron cables y cajas. Aparentemente saltaron y se cayó en la casa de mi comadre (que vive al lado). Lo llamo a mi hijo, la despertamos a mi comadre y vimos por donde pudieron ingresar”, relató.
Ríos dijo que se volvió a acostar y que luego lo llamó su comadre y le dijo que los delincuentes andaban “en los techos”.
“Me levanto rápido y voy hasta la parte de atrás, siento un ruido como que arrastraban algo de chapa, miro y salgo con la llave en la mano, abro, voy a la puerta y no veo nada. Creo que fui a la esquina y no veo nada”, indicó.
Y continuó: “Me dije ’estos desgraciados no me van a agarrar otra vez”, así que “me senté en la cocina y agarré el arma. Pasó cerca de una hora y siento ruidos, y veo a través de un vidrio que se abre una puerta que no tenía pasador y se mandó adentro de la casa. Yo agarro el arma y ya lo tenía encima. Veo que algo le brilla en la mano, pensé que era un cuchillo, y ahí nos trenzamos”.
El herrero explicó que antes de esa tercera secuencia, él colocó el arma “con seguro” en un rinconero de la casa y que después, ya cuando se topó con el asaltante, él intentó “sacarlo” de la casa mientras que aquel lo “arrastraba”.
“Entre gritos, salimos y veo que había otro que salta al techo. Con el que estaba peleando me pegó en la cara, tenía mucho miedo, en la lucha vi que no era un cuchillo sino un destornillador”, detalló.
Según el herrero, a raíz del forcejeo, él cayó y el delincuente quiso escapar: “Lo primero que atiné a hacer fue levantarme y le digo ‘tirate al piso que no te quiero tirar’ y él se da vuelta, me abraza, me tira al piso y me levanta con mucha fuerza; me golpea contra el piso y salta al techo para ir a la casa de mi comadre”.
“Ahí me volví loco, le grité (a su comadre) que se le metían adentro (?) Cuando me asomo por el tapial lo veo que está trepando por el techo (?) tiré tres o cuatro tiros sin apuntarle para ese lado y ahí me perdí”, describió.