Sin pistas firmes en la investigación por el crimen de Andrea Portillo
El cadáver de la mujer fue hallado a mitad de año, meses después de su desaparición. Análisis de ADN sobre los restos confirmaron la identidad de la trabajadora sexual. Se estableció una importante recompensa por información de interés para la causa.
Andrea Portillo vivía en barrio San Lorenzo de la ciudad de Santa Fe, junto a sus dos hijas.
Andrea Portillo tenía 45 años y vivía en la zona suroeste de la ciudad de Santa Fe. Se ganaba la vida ofreciendo sexo por dinero en el sur de la provincia, donde fue asesinada a principios de año. Los investigadores buscan pistas que puedan llevar al responsable de su muerte, pero las halladas hasta el momento no arrojaron luz al caso. Se realizaron allanamientos en domicilios de presuntos clientes de la mujer, en Santa Fe, Córdoba y San Lorenzo, pero no se encontró ningún elemento de interés. Las autoridades fijaron ahora una jugosa recompensa por información relevante que lleve al autor del hecho.
La mujer tenía una rutina desde hace años. Todos los días (salvo los domingos) dejaba su hogar, donde vivía con sus dos hijas, para ir a trabajar a la ciudad de San Lorenzo.
Ella usaba como "base" la estación de servicio YPF ubicada sobre la autopista Brigadier General Estanislao López, a la altura de la ciudad de San Lorenzo. Allí comía algo o tomaba un café. También utilizaba el baño para asearse y cambiarse.
El lunes que desapareció, 25 de marzo de este año, las cámaras de vigilancia del lugar la tomaron cuando ingresaba al sanitario vestida de una manera y salía con otra ropa.
Una de sus hijas chateó con Andrea hasta las 23.30 y luego "se la tragó la tierra". La familia radicó la denuncia al día siguiente. Sus seres queridos sabían que algo le había pasado, porque ella nunca se ausentaba sin dar aviso.
En un primer momento, intervino la Fiscalía de la capital provincial pero luego la causa pasó a manos del Ministerio Público de la Acusación en San Lorenzo.
Cadáver
El 11 de julio fue hallado el cuerpo de Andrea en las afueras de la localidad de Ricardone, muy cerca de donde fue vista por última vez.
El cadáver estaba en un zanjón ubicado en un zanjón, en inmediaciones del cruce de la Ruta AO12 y el llamado Camino de la Cremería, a metros del alambrado de un camping.
Los restos presentaban un avanzado estado de descomposición. Por eso, si bien desde un primer momento se estimó que se trataba de Portillo, la confirmación absoluta de la identidad llegó este mes, cuando se conoció el resultado del análisis de ADN.
Desde mediados de abril, la investigación está en manos del fiscal Aquiles Balbis, quien por el momento no descarta hipótesis alguna, porque -entre otras cosas- no se pudo determinar el móvil del crimen.
Las dificultades son muchas para los detectives. El teléfono de Andrea no tenía línea. Ella sólo lo usaba cuando podía conectarse a través de Wi-Fi. Por eso, su itinerario no dejó rastros en las antenas de la zona. Por otra parte, no hay testigos que aporten datos sobre con quién se fue.
Por otra parte, se logró ubicar a algunos de los clientes habituales de la mujer y se allanaron varios domicilios de Santa Fe, San Lorenzo y Marcos Juárez (Córdoba), pero en ninguno de estos procedimientos se halló elementos que levantaran sospechas.
Sus conocidos la llamaban "Cuca". Por el grado de descomposición de los restos (el cuerpo estaba esqueletizado), los investigadores presumen que ella fue asesinada la misma noche en que desapareció.
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