Joaquín Fidalgo
Hace exactamente 12 meses, Marcos Feruglio asesinaba a cuatro familiares de su ex mujer, a quien dejó viva para que sufra.
Joaquín Fidalgo
jfidalgo@ellitoral.com
Marcos Exequiel Feruglio tenía 25 años el 23 de noviembre del año pasado. Ya había discutido otras veces con su ex pareja, Romina Dusso (de 20 años), pero el incidente de esa tarde en Sauce Viejo fue particularmente violento. Peleaban por temas vinculados al dinero y los tres hijos que tenían en común: un pequeño de 4 años y las mellizas de 18 meses. El fuerte cruce de palabras terminó cuando él la golpeó.
Comenzó a gestarse entonces una de las matanzas más sangrientas en la historia de la región. Asustada, Romina tomó a sus pequeños, hizo la denuncia y buscó refugio en el departamento de su padre, en barrio Sur de esta capital provincial. Más tranquila y sin imaginar el peligro que corría su familia, esa noche la joven bañó a sus hijos, los hizo dormir y luego también se acostó ella.
Mientras tanto, Marcos había masticado bronca desde el altercado. Seguramente su enojo fue en aumento. Poco después de la medianoche, hace exactamente un año atrás, decidió ir en busca de su ex esposa, armado con un cuchillo.
Cacería
Primero se dirigió a la casa de la madre de Romina, en Sauce Viejo. Allí, Claudia Oliva (de 44 años) y su actual pareja, Nicolás Estrubia (de 33), dormían en la habitación. Marcos conocía bien el inmueble y logró entrar por una puerta-ventana trasera. Sorprendió a la pareja en la pieza. Primero forcejeó con el hombre y lo mató de varias puñaladas. Su cadáver ensangrentado quedó en la escalera. Luego, tampoco tuvo piedad para con la mujer. La acuchilló sin parar hasta que dejó de respirar.
Luego, fotografió los cuerpos maltrechos con su teléfono celular, abordó la camioneta de Estrubia y -todavía con sed de sangre- puso rumbo a nuestra ciudad. Fue a su casa, en barrio Roma, donde se cambió de ropa y agarró un cuchillo de caza, especialmente diseñado para provocar daño en una presa.
Emboscada
Todavía estaba oscuro cuando Marcos llegó al edificio de calle 25 de Mayo al 1600, donde estaba Romina. El reloj de la cámara de seguridad que tomó ese momento señalaba las 5.28. No fue difícil el ingreso, porque él tenía una tarjeta para abrir la puerta principal. Luego, subió por las escaleras hasta el octavo piso y se agazapó a metros del departamento de su ex suegro, Gustavo Dusso (de 45 años). Él sabía que tenía que salir para trabajar. Lo esperó con paciencia. Apenas el hombre abrió la puerta de su vivienda, su suerte se selló. Feruglio le aplicó 18 puñaladas y lo dejó tirado en el pasillo. Cuando Romina se levantó sobresaltada y llegó a la escena, trató de cerrar la puerta, pero el criminal no la dejó. Se abalanzó sobre ella.
En ese instante, una hermana adolescente de la joven se interpuso en el camino. Marcos se la sacó de encima con 15 profundos cuchillazos que le quitaron la vida.
El múltiple homicida siguió a su ex mujer hasta una de las habitaciones, donde la arrinconó. Allí, le apoyó el arma blanca en el cuello y le dijo: “Ahora arreglate”, tras lo cual se retiró con mucha tranquilidad. No se fue muy lejos. Estaba en el ingreso al edificio cuando llegó la policía, alertada por víctimas y vecinos.
El 9 de agosto, luego de un breve pero intenso proceso, Marcos Feruglio fue condenado a cadena perpetua por un tribunal.