Un joven de 26 años fue condenado a la pena de 4 años de prisión y multado con 162 mil pesos por vender cocaína bajo el rótulo de “chimichurri” en un kiosco que era utilizado como pantalla en el barrio San Jorge, de la ciudad de Mar del Plata
El acusado fue condenado por comercializar estupefacientes en un kiosco marplatense que era utilizado como pantalla. La Justicia le aplicó, además, una multa por 162 mil pesos.
Un joven de 26 años fue condenado a la pena de 4 años de prisión y multado con 162 mil pesos por vender cocaína bajo el rótulo de “chimichurri” en un kiosco que era utilizado como pantalla en el barrio San Jorge, de la ciudad de Mar del Plata
.
La maniobra fue descubierta hace dos años, cuando a través de denuncias anónimas de los vecinos la policía descubrió que en un inmueble ubicado en Varese al 2000 el acusado y, supuestamente su hermana, comercializaban estupefacientes. Al realizar el allanamiento pertinente que ordenó la Justicia, el 20 de marzo de 2019, en el lugar se encontró droga fraccionada y lista para su comercialización y un teléfono celular del que surgieron conversaciones que incriminaron directamente al joven, detenido en el lugar.
Todo había comenzado algunas semanas antes, como se explicó, con las acusaciones anónimas realizadas al Servicio de Emergencias 911. De esta forma, se inició una causa en la que intervino personal de la Delegación de Investigaciones de Tráfico de Drogas Ilícitas de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. A través de distintas tareas, los uniformados realizaron filmaciones y fotografiaron situaciones que se producían en el lugar: por ejemplo, el arribo a dos viviendas de la cuadra de diversas personas a pie, en bicicleta o a bordo de motovehículos y automóviles, y su permanencia durante escasos segundos para luego retirarse. Eso les supuso un indicio de que el material estupefaciente que se estaba comercializando se encontraba ya fraccionado y dispuesto a ser entregado a los compradores.
En el caso de uno de los inmuebles, sobre uno de los laterales funcionaba un kiosco en el que los “clientes” eran atendidos por medio de una ventana y se retiraban sin ninguna bolsa o bulto que permitiera inferir que habían comprado mercadería propia de ese tipo de comercios. En otra oportunidad, dos investigadores que realizaban tareas de observación en la zona detectaron la llegada de dos hombres en bicicleta: uno de ellos se acercó a la ventana del supuesto kiosco y se retiró en pocos segundos, lo que hizo presumir que se había producido allí una maniobra de compraventa de droga. Entonces, los pesquisas interceptaron a los ciclistas en las cercanías del lugar y tras requisarlos en presencia de un testigo hallaron en poder de uno de los un envoltorio que contenía 3 gramos de marihuana.
En consecuencia, días después se libraron sendas órdenes de allanamiento a ambos domicilios. En una de las viviendas el resultado fue negativo pero en la otra se hallaron 30 pequeñas bolsas de cocaína, con un peso aproximado de 3 gramos, más de 9 mil pesos y un teléfono celular. El joven que se hallaba presente en dicho lugar fue detenido e imputado por “infracción a la ley 23.737 de Estupefacientes con fines de comercialización”.
De los peritajes realizados al móvil del sospechoso, marca Motorola, se extrajo una conversación en la que su propietario hablaba con un amigo sobre una posible venta de “chimichurri”, en clara alusión a la droga. Una vez finalizada la instrucción judicial, el imputado, que había sido conducido a la Unidad Penal Nº 15 de Batán, aceptó su responsabilidad en el hecho y se llevó a cabo un juicio abreviado. Durante el mismo, el juez Roberto Falcone le dictó una condena de 4 años de prisión y fijó una multa de 162 mil pesos.
El monto en cuestión, explicó el magistrado, “equivale al valor de 45 unidades fijas al momento de la comisión del delito”.