El Litoral | [email protected]
“Soy un chico adicto”, se justificó el joven de 26 años, acusado por el asalto a mano armada a un local comercial de barrio Centenario, durante la mañana del Jueves Santo.
El Litoral | [email protected]
La Justicia dictó la prisión preventiva para Marcelo Osmar Caparelli, un joven de 26 años acusado de asaltar a mano armada un local comercial de barrio Centenario, en horas de la mañana del Jueves Santo. “Soy un chico adicto”, dijo a modo de justificativo ante la jueza en lo Penal Susana Luna, que aunque reconoció que el tema de sus adicciones “no es una cuestión menor”, lo dejó tras las rejas por su comportamiento “temerario”.
“Consumo drogas y lo que están diciendo es mentira”, siguió manifestando el muchacho, detenido alrededor de las 8.45 del jueves pasado, dentro de un polirrubro ubicado en calle Rodríguez Peña al 500, cuando se trenzó en lucha con el dueño y un empleado del local. Según la versión del Ministerio Público de la Acusación (MPA), el “Orejón” Caparelli entró corriendo proveniente del Fonavi Centenario, con una pistola 9 mm Hi Power en su mano derecha, cargada con una bala en la recámara y ocho proyectiles más. Y con el arma en alto se acercó al mostrador, donde bajo amenaza de muerte le exigió el dinero de la caja a la mujer que estaba del otro lado.
Pero mientras cometía el atraco, el dueño del local, que estaba sacando el auto de una cochera de al lado, le cerró la entrada y lo enfrentó con intenciones de desarmarlo. Con ayuda de un empleado, que también estaba afuera, los dos hombres lograron reducirlo y se lo entregaron a la Policía Comunitaria, que rápidamente acudió al llamado de la Central de Emergencias 911.
Problema de adicciones
Por el hecho, el fiscal Estanislao Giavedoni le atribuyó los delitos de “robo calificado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa”, “portación de arma de fuego de guerra” y “lesiones leves culposas”, por lo que solicitó a la jueza Luna, se le imponga a Caparelli la medida de prisión preventiva. Por su parte, el abogado defensor, Juan José Patiño, quien hizo declarar a su pupilo, propuso medidas alternativas a la prisión, las cuales fueron rechazadas por la fiscalía.
“Yo quise robar, pero nunca con un arma de fuego. Tenía un cuchillo”, reconoció el acusado. “Si yo tengo un arma la vendo para drogarme, porque soy un chico adicto”, insistió. Sin embargo, la jueza no hizo lugar a la cuestión del arma blanca, ya que la víctima y los testigos coincidieron en que se trató de un arma de fuego, la cual se encuentra secuestrada.
Para justificar la continuidad de Caparelli tras las rejas, el fiscal Giavedoni hizo referencia a las causas anteriores que tiene el imputado, a pesar de no contar con antecedentes penales condenatorios. “La libertad de Caparelli implicaría la fuga inmediata, porque sabe que la pena a solicitar será efectiva”, previno el fiscal, que se refirió a otros cuatro hechos previos -uno por tentativa de homicidio y tres por delitos contra la propiedad-. De hecho, el fiscal refirió que al cometer un nuevo delito, Caparelli incumplió una alternativa a la prisión que se le había otorgado en una de esas causas, por lo que “es riesgoso que continúe en libertad”, agregó.
Finalmente la jueza Luna dictó la prisión preventiva para el imputado, aunque descartó la acusación por lesiones leves dolosas, las cuales -dijo- se encuentran subsumidas bajo la tentativa de robo calificado con arma de fuego. Por último, ordenó que el reo sea llevado al hospital Cullen para la constatación de lesiones, atribuidas a supuestos apremios y dejó a cargo de la defensa lo referido a corroborar el problema de adicciones para su posterior tratamiento.