Sábado 22.10.2022
/Última actualización 16:20
Jaqueline Balangione es la titular del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal (SPPDP). El organismo que preside se encarga de proteger los derechos humanos y garantizar el acceso a la justicia para acusados y víctimas de delitos que no tienen recursos para contratar abogados. Junto a otra funcionaria del organismo viajó a Brasil para interiorizarse de un revolucionario sistema de reclusión para condenados que aseguraría resultados asombrosos: el método APAC (Asociación para la Protección y Asistencia al Condenado). "Cuando conocí la propuesta de esta organización en Santa Fe me pareció muy buena y por eso decidí viajar a Bello Horizonte, donde se originó. Allá, todas mis expectativas se vieron superadas con creces", aseguró en su despacho, el mismo que deberá abandonar dentro de unos meses.
"Estamos terminando la gestión en abril y -aclaró- el cargo es irrepetible. Después de cinco años y medio de trabajar viendo la cruda problemática (del sistema carcelario), la idea es dejar al gobierno una propuesta superadora. Y en ese sentido, me vine de Brasil con la energía totalmente en alta, al igual que la Licenciada Lorena Negro -a cargo del Registro de Violencia Institucional y Tortura-, quien me acompañó. Ninguna de los dos podemos creer lo que vivimos allá, pero es una muestra de que se puede mejorar el sistema".
Crédito: El LitoralAPAC
El método es sólo para personas con condena firme y tiene la premisa de que todos pueden ser rescatados, cualquiera sea el delito cometido. Por eso, los internos no son llamados presos o reclusos, sino "recuperando" o "recuperanda". Los lugares físicos de encierro no son cárceles, sino casas o edificios. No hay guardias y son los mismos condenados los que tienen las llaves de las puertas, aunque esos son beneficios que deben ganarse con el tiempo y la buena conducta.
Cada unidad de APAC es un centro de reintegración social. Los presos encuentran allí un ambiente totalmente distinto al de la cárcel. Tienen que respetar normas muy estrictas y cumplen su pena de encierro. Se levantan a las 6.30, estudian y trabajan. No pueden consumir alcohol o estupefacientes y deben participar de charlas de valorización, entre otros temas. El lugar debe estar totalmente limpio, organizado, pintado, y son ellos los encargados de que todo se mantenga así. También elaboran su propia comida. Por otra parte, APAC no tiene empleados sino personas que hacen su aporte de manera ad honorem. Son voluntarios los que dan talleres para enseñar oficios y también los profesionales de la salud que brindan atención (odontólogos, médicos, psicólogos, nutricionistas, etc.).
La educación es fundamental dentro del sistema de reinserción social. Crédito: El Litoral.Números impactantes
"En Brasil hay más de 90 de estos institutos. También hay algunos en Europa, Paraguay y Chile. Ahora estamos apoyado para que APAC (que hace poco tiempo consiguió la personería jurídica a nivel local) pueda hacer una prueba piloto en Santa Fe, en un pabellón de la penitenciaría de Las Flores. No es lo ideal, pero sería un inicio", manifestó Balangione.
Crédito: El Litoral"Este método funciona sobre la base de la justicia restaurativa, que yo vengo defendiendo desde que era jueza. Es lo contrario a un sistema que da una única respuesta, que es la punitiva, que es un encierro que no tiene otro sentido que el castigo… y que devuelve a la sociedad personas con una mirada peor de la que tenían, sin resocializar en muchos de los casos. El nivel de reincidencia a nivel mundial es de un 75 por ciento y en la provincia es del 85 por ciento", enfatizó la funcionaria.
"De APAC me llamaron la atención dos números. Por un lado, cada recuperando 'cuesta' la tercera parte de lo que un preso en el sistema actual. Además, el Estado sólo se hace cargo de una parte, porque otra sale de la autofinanciación y de recursos de ONGs internacionales que hacen aportes. Por otra parte, el nivel de reincidencia está perfectamente medido y se reduce a sólo el 13 por ciento. La diferencia es abismal", destaca.
Crédito: El Litoral"Además, todo brilla, hasta los baños, todo está bien cuando vos caminás adentro de estos lugares, que tienen pabellones de encierro, semiabiertos y abiertos. Ellos mismos lo hacen posible. Ahí no sabés quién está privado de libertad, quien es empleado o quien es voluntario. Son todos iguales. Tienen un sistema de trabajo basado en la confianza, en apostar a la reinserción social. Se trabaja mucho con la familia".
Crédito: El LitoralDisciplina
"Son lugares de paz, de armonía. Lo sienten suyo. La gente que va es porque quiere estar ahí. Saben que te tenés que prestar sin condiciones a un sistema disciplinario, un método. Te vas a levantar a las 6 de la mañana, vas a tener momentos de espiritualidad, talleres laborales, vas a integrar grupos con tus pares también condenados, en los que hay consejos de sinceridad y apoyo. Se forman cooperativas. Todo lo que se elabora, se vende y va a un fondo común que usan entre todos. Se apoyan mucho entre ellos", enumeró la funcionaria.
Crédito: El Litoral"La comida es exquisita. Entrás a la cocina y te ponen una cofia. Se cocinan ellos mismos. Se sirven ellos mismos. Hicimos la cola allá y comimos todos juntos".
Crédito: El Litoral"Adentro no hay armas, ni guardias. Llegás y te abre la puerta un recuperando. También la cierra cuando te vas. Y nadie se escapa. Y hay gente que llega por delitos terribles, homicidios, narcotráfico. Los testimonios son fuertes, especialmente en los casos que fracasaron o se fugaron con otro sistema. Adentro se ve un ambiente que no hay en otro lado. Todos están concentrados en sus trabajos, en sus estudios", expresó.
La resistencia de la sociedad
Balangione hizo referencia a la resistencia de la sociedad ante este tipo de propuestas. "La problemática es real y existe. Ante una incidencia penal, se activa la posibilidad que tiene el estado de punir, aplicar coercitiva su fuerza y, por ejemplo, privar de libertad de manera legítima al responsable. En principio se piensa en una venganza, un castigo. Para eso está el sistema penal, pero lo que tenemos que pensar es qué va a volver de la cárcel, porque tarde o temprano, esa persona va a salir. Casi todos salen, si no mueren adentro", explicó.
Todos trabajan en los centros de APAC. Lo producido se vende y las ganancias se reparten. Crédito: El Litoral"Puedo tener dos posturas desde la sociedad -profundizó-: una más solidaria, más amorosa, democrática, republicana, es que esa persona debe volver recuperada, que es el objetivo fijado por la Constitución y todos los tratados internacionales; otra, que no comparto, es más egoísta pero con el mismo resultado... no quiero que vuelva peor, quiero que deje de delinquir".
Crédito: El LitoralPara la funcionaria, es evidente la necesidad de un cambio en el sistema, al margen de la mirada que se tenga. "Yo fui blanco de muchos delitos. No quiero que vuelvan a suceder. Quiero que esas personas que me invadieron, me lesionaron, se apoderaron de mis bienes, no lo vuelvan a hacer. No quiero que se lo hagan más a nadie, ni a mí ni a mis hijos. Quiero una sociedad en paz y para eso tenemos que trabajar para abordar este tema".
"Hoy por hoy la cárcel no sirve de nada. Salen empeorados de todas las maneras posibles, de los valores, su situación personal, frente a la sociedad. Se genera mucho resentimiento. Se vive mal en la prisión. No lo digo por esta gestión de gobierno, es algo que los atraviesa a todos. No hay inversión que alcance, porque el método no funciona".