Sábado 27.7.2019
/Última actualización 14:04
Carlos Manuel Baldomir declaró en la segunda jornada de juicio oral por el presunto abuso sexual de su hija, cuando ésta tenía entre 8 y 9 años de edad. El ex campeón mundial de boxeo, que lleva dos años y ocho meses tras las rejas, repitió delante del tribunal los mismos argumentos que sostiene desde que estalló el escándalo: asegura que es inocente, que tenían una relación afectuosa con su hija antes de que su ex mujer lo denunciara, y que todo lo sucedido se debe a una cuestión patrimonial.
El “Tata”, como se lo conoce en el ámbito deportivo, no aceptó preguntas de la fiscalía ni de la querella y sólo respondió a las intervenciones de sus abogados, que lo fueron guiando en su exposición. “Este viernes habló, y se refirió a cómo era su hija para con él antes de la denuncia”, dijo que “tenían buen trato”, e incluso “leyó capturas de Facebook” que lo avalan, señaló Martín Durando, quien junto a Gonzalo Fuente, tienen a cargo la defensa técnica.
En su declaración sostuvo lo que dijo desde el primer día, que “fue una maniobra de la madre (de la víctima), que le inculcó a sus hijos el odio hacia el padre y que se quedó con bienes y con una cuenta que él tenía para usufructuarla a su favor”, completó el representante legal.
Si bien no fue extenso, Baldomir también hizo mención sobre “un reclamo por cuota alimentaria que le había hecho la ex esposa el mismo año de la denuncia”, lo cual habría sido admitido en la sala por la mujer cuando le tocó declarar.
El juicio, que está a cargo del tribunal que integran los jueces Susana Luna (presidente), Rodolfo Mingarini y Pablo Busaniche, comenzó el jueves 25 de julio con los alegatos de apertura y la declaración de los primeros testigos, entre los que pasaron peritos expertos, psicólogos, docentes y familiares del imputado y la víctima. En total fueron 23 las personas citadas a juicio (14 a propuesta de fiscalía y querella y 9 por la defensa).
Así como la defensa postuló la inocencia de Baldomir, los fiscales de la Unidad Gefas (Fiscalía de Violencia de Género, Familiar y Sexual), Alejandra Del Río Ayala y Federico Grimberg; y los abogados querellantes Alejandro Otte y Sebastián Oroño (en representación de la víctima), adelantaron que pedirán 20 años de cárcel para el acusado, por los presuntos delitos de “abuso sexual y abuso sexual gravemente ultrajante”, calificado por ser el imputado ascendiente de la víctima; por la convivencia preexistente con la niña; y por tratarse de una menor de 18 años; y “promoción a la corrupción de menores”.
Días pasados, la oficina de prensa del MPA difundió un parte en el que se informó que “se investigaron abusos cometidos en perjuicio de la propia hija del acusado”, “cuando estaba en edad escolar y se reiteraron en múltiples oportunidades”. También se dijo que “algunas de las agresiones sexuales fueron perpetradas en el domicilio familiar que compartían la víctima y el acusado, y en el que también vivían los hermanos de la niña y la madre, que era pareja de Baldomir”. Puntualmente, los hechos fueron ubicados en las ciudades de Santa Fe y Junín en los veranos de 2012, 2013 y un episodio ocurrido en febrero de 2014 en Sauce Viejo, cuando la víctima tenía entre 7 y 8 años de edad.
Si bien la mayoría de los testimonios estuvieron orientados a hablar del contexto de época, hubo una declaración clave y fue la de una de las mujeres de la familia, que recordó un viaje desde Sauce Viejo a Santa Fe en el que Baldomir, que iba en el asiento de atrás junto a la niña, realizó una conducta que no era propia de un padre, pero en su momento no dijo nada por temor a ser desmentida.
Tal como se desprende de la cámara Gesell -que es la herramienta para introducir en el juicio la declaración de una víctima menor de edad-, los abusos se habrían producido en cuatro momentos. El primero de ellos se sitúa en una casa de calle Alberdi al 5600 de barrio Sargento Cabral. En otras oportunidades, mientras viajaban solos en auto o cuando ella visitaba a su padre en Junín, donde se radicó tras el divorcio con la madre de la nena.
En favor del boxeador hablaron su hija mayor, que dijo que el padre nunca le hizo nada. “Nunca me tocó”, habrían sido sus textuales palabras y expresó que no lo puede creer. En la misma sintonía estuvo la actual esposa, que fue la última en dirigirse al tribunal y “defiende su inocencia”.
El abogado defensor de Baldomir, el Dr. Martín Durando, se refirió al episodio previo al inicio del juicio el jueves, cuando su cliente tuvo un exabrupto y realizó gestos impropios a la prensa que en buen número registró su ingreso a la sala de audiencias.
‘No amenazó a la prensa, se sentía mal por trascendidos que no habían sido ciertos”, dijo Durando, en relación al secuestro de un celular y un supuesto amedrentamiento a testigos. “Por eso el viernes tuvo otra actitud ante un llamado de atención de la propia defensa”, que aclaró que no comparte esos gestos en absoluto y le recomendó templanza para afrontar las audiencias.
“Yo no amenacé, levante los puños como diciendo: ‘vengo a ganar’”, le dijo el deportista de barrio Los Hornos a su abogado.
Además, Durando explicó que Baldomir “se siente mal porque se habló de amenazas a una testigo, pero amenazas no hubo. En la audiencia se reprodujo un audio en el que él sólo le pide que digan la verdad, pero nunca los induce a mentir”, completó.
Por otra parte, el Dr. Durando aclaró que “en la audiencia preliminar, y por una cuestión técnica, logramos que se quitara la calificación de acceso carnal para el delito de abuso”, lo cual en algún punto mejora su situación ante la abultada pena solicitada por la acusación.
Por último, y si bien no adelantó el contenido de su alegato final, Durando sostuvo la inocencia de su pupilo y que pedirá la inmediata libertad una vez finalizado el debate.
El jueves el tribunal escuchó el audio que fue enviado por Baldomir desde la cárcel a una mujer con la que mantuvo una relación de pareja y que estaba citada a declarar como testigo. “Decí que no estás segura de lo que viste”, se lo escucha decir a Baldomir, además de otras apreciaciones. El audio fue hallado en un celular secuestrado el viernes 19 de julio desde la celda de Baldomir, en el pabellón N° 9 de Las Flores. “Es muy claro, se reconoce la voz de él”, apuntó una fuente vinculada al caso. Y si bien “no llega a constituir una amenaza en términos penales, hay un claro amedrentamiento” y así fue expuesto ante los jueces.