Miércoles 2.9.2020
/Última actualización 19:03
Mucha cocaína (tal vez como nunca antes en la región), una “mae umbanda”, una suboficial de la policía que alquiló una mansión y pagó un año por adelantado (y en efectivo), un músico relgioso (“tamboreiro”) y Reynaldo Wabeke (el viudo de Adelfa)… El caso de “La Curandera” tiene ribetes dignos de los mejores guiones cinematográficos. En las últimas horas, el fiscal fiscal Jorge Gustavo Onel dio por terminada la investigación y solicitó “la remisión de la causa a la etapa de juicio oral y público”.
Para el funcionario del Ministerio Público Fiscal (MPF), la banda estaba liderada por Vanesa Marcela Saravia, apodada “Mae” o “Curandera”, quien dirigía además un templo umbanda junto a su pareja, el “vendedor ambulante” Martín Alejandro Albaristo. Para Onel, eran sus cómplices el “limpiavidrios” Álvaro Nicolas Juriol, el “tamboreiro” Andres Ángel Emanuel Aguiló, el suboficial de policía Germán Héctor Dogañieri, el “durlero” Kevin Leonardo Arce, el tejedor Guillermo Omar Paz, el changarín y remisero Leonardo Javier Rivero, la mujer policía Gabriela Guadalupe Cocuccio y el ya mencionado Reinaldo Arsenio Wabeke, pensionado.
Para el fiscal, está acreditado que desde “tiempo indeterminado” y hasta noviembre de 2019, Saravia y Albaristo “organizaron una estructura ilícita destinada al tráfico de sustancias estupefacientes, empresa criminal desde la cual planificaban, coordinaban y desarrollaban actividades de almacenamiento, comercialización y distribución de clorhidrato de cocaína, principalmente en el ámbito de la provincia de Santa Fe, con epicentro en esta ciudad capital”.
En su escrito, Onel volvió a destacar la labor de la Unidad Antinarcóticos I, a cargo del Subcomisario Juan Martín Oliva de la Policía de la Provincia de Santa Fe.
La investigación comenzó a mediados de agosto de 2019, a raíz de distintas denuncias anónimas. Los testimonios eran creíbles y coincidentes, por lo que comenzaron las actuaciones.
Los policías intervinieron líneas telefónicas y realizaron tareas de seguimiento y vigilancia. Así pudieron observar como los miembros de la presunta banda iban de un domicilio a otro cargando bolsos y paquetes. Se movían en varios vehículos, casi todos de alta gama.
Ante actividades sospechosas que encendieron luces de alarma, el 7 de noviembre se llevó a cabo una serie de allanamientos simultáneos en el templo umbanda de San Jerónimo al 7.800, en calle San José al 10.000 y en Echuagüe al 6900, entre otros domicilios santafesinos. No obstante, el gran golpe se dio al irrumpir en un garaje de calle Los Ceibos al 10.400. Allí los uniformados requisaron una Ford Ranger y un Jeep Patriot, donde hallaron más de 143 kilogramos de cocaína y una importante cantidad de dinero en efectivo, en pesos y dólares.
Además, encontraron dentro de los vehículos dos palas mecánicas y una prensa hidráulica, elementos que se consideran idóneos para el fraccionamiento de semejante cantidad de material estupefaciente.
>> Alquiler: luego de analizar algunos papeles, el fiscal pudo comprobar que la policía Cocuccio había alquilado la propiedad de Echagüe al 6.900. La suboficial, que cobraba cerca de 25 mil pesos por mes, había pagado $ 440.000 en efectivo y por adelantado, para poder utilizar por un año esa verdadera mansión de barrio Guadalupe.
Reinaldo Arsenio Wabeke es santafesino y se hizo conocido en todo el país cuando apenas tenía 24 años, en septiembre de 2007, al casarse con una amiga de su abuela, una mujer 58 años mayor que él llamada Adelfa Volpes. Enviudó a los pocos días, casi durante la luna de miel. Años después volvió a ser tapa de diarios al contraer matrimonio con su novio en lo que fue el primer casamiento gay de la capital provincial.
El 8 de abril de este año, en la autopista Brigadier López y en el momento más rígido de la cuarentena dispuesta a nivel nacional por la pandemia, Wabeke fue detenido por la policía cerca de Rosario. Estaba a bordo de un automóvil que era manejado por un conocido. Ninguno de los dos tenía justificativo alguno para circular y llevaban en el asiento trasero, prácticamente a la vista, casi cinco kilogramos de cocaína.
Por este descubrimiento, Wabeke fue procesado en la jurisdicción rosarina de la Justicia Federal. No obstante, algunos elementos llamaron la atención de los investigadores del caso de “La Curandera”.
En primer lugar, al ser arrestado, Wabeke habría dicho que iba a visitar a una amiga en la cárcel de mujeres. Se trataba, nada más ni nada menos, que de Vanesa Saravia, con quien ya se había reunido tres veces dentro de la prisión. Además, los policías sabían que el auto en el que fue arrestado Wabeke había sido visto estacionado frente al domicilio de Saravia, en calle San José al 10.400 de Santa Fe.
Onel dispuso un nuevo allanamiento al lugar y los uniformados se toparon entonces con nueva evidencia: casi medio kilogramo de cocaína y documentación a nombre de Wabeke, de la “curandera” y también de su pareja, Albaristo. Por este nuevo hallazgo, el fiscal sumó al “viudo” a la causa, por la que ahora deberá enfrentar un juicio oral.