Madre e hijo permanecen tras las rejas tras haber amenazado a sus vecinos con quemarles la casa y haber increpado a una adolescente con cadenas y armas, en el marco de un conflicto de larga data cuya violencia escaló en el último tiempo. La medida fue dispuesta por el juez penal Lisandro Aguirre tras un acuerdo entre las partes.
Rodrigo Agustín Miguel Carrizo y su madre, María Cristina Solís, fueron imputados por una serie de amenazas, cometidas en marzo y abril de este año. Además, a él se le endilgó la tenencia de dos armas de fuego calibre 9x19 mm.
La fiscal Milagros Parodi está al frente de la investigación, en la cual hay otras dos personas que fueron imputadas y recuperaron su libertad. La defensa, a cargo de Héctor Acuña, consintió la preventiva en el caso de Carrizo y Solis debido a que tiene antecedentes condenatorios y estarían negociando un posible juicio abreviado.
“¡Salgan ratas!”
En concreto, se atribuyó a madre e hijo haber amenazado a la hija de su vecina, una joven de 15 años, el 2 de marzo por la siesta. La menor se encontraba en la vía pública, en inmediaciones de su domicilio, ubicado en la Manzana 5 del barrio La Nueva Tablada, cuando fue abordada por los mayores.
Sin siquiera mediar palabra, Carrizo apuntó a la adolescente en la cabeza con una pistola, mientras su madre exhibía en sus manos una cadena con eslabones, amedrentándola.
El otro hecho data de la madrugada del 3 de abril, y fue el que derivó en sendas detenciones. Según lo imputado, Carrizo y Solís arremetieron contra su vecina -cuya vivienda es lindera a la suya-, que se encontraba en el interior de su casa con la joven de 15 años y su otro hijo, un infante de 1 año.
Desde la vereda y a los gritos, comenzaron a gritarles: “¡Salgan ratas, les vamos a prender fuego!”. La fiscalía expuso que las víctimas observaron que sus agresores portaban armas de fuego y tenían un bidón, en cuyo interior presumen que había nafta.
Conflicto viejo
Según fuentes judiciales, el conflicto entre los hoy imputados y sus vecinos es de larga data, señalaron que “hay muertos en el medio, por los que se echan la culpa entre sí”. La víctima había tramitado un botón antipánico.
La “explicación” de Carrizo y Solís para lo ocurrido la madrugada del 3 de abril es que sus vecinos les habían robado, y fueron a reclamar que les devolvieran las cosas, algo que difiere de lo imputado. De hecho, cuando la policía arribó al lugar, primeramente trasladaron a Carrizo y Solís a radicar la denuncia por robo, y luego de esto fueron detenidos. A Carrizo le encontraron en su poder dos pistolas 9x19 mm en su poder, ambas cargadas con 16 y 14 cartuchos, respectivamente.
Madre e hijo aportaron el registro de una cámara de seguridad ubicada en el interior de su vivienda, en la que dicen que se observa a los familiares de la denunciante ingresar violentamente y sin autorización a su casa momentos después de lo ocurrido la madrugada del 3 de abril. Todo ante la policía, que para ese entonces ya había arribado al lugar e intentaba contener la situación.
Como poseen antecedentes condenatorios, tanto Carrizo como Solís decidieron consentir la prisión preventiva. Analizan aceptar su responsabilidad en los hechos y solucionar el conflicto ilegal a través de un juicio abreviado.
Trasfondo narco
Tanto la denunciante como los denunciados fueron condenados por la justicia federal en el marco de una causa por comercialización de estupefacientes, señalaron fuentes judiciales. Durante la audiencia, Solís declaró que “el verdadero problema es que yo no quiero seguir vendiendo”.