Causa Bolsafe: para el fiscal, Rossini es "un psicópata social y económico"
"Tuvo esa desmedida e impúdica obsesión por enriquecerse sin remordimientos a costa de los esfuerzos de los demás", dijo el fiscal Martín Suárez Faisal en su alegato final, donde pidió 18 años de cárcel efectiva para el contador.
Causa Bolsafe: para el fiscal, Rossini es "un psicópata social y económico"
Este jueves 11 de agosto, el Tribunal Oral Federal (TOF) de Santa Fe -José María Escobar Cello, Luciano Lauría y Germán Sutter Schneider- dará a conocer su sentencia en la causa Bolsafe Valores, catalogada públicamente como la mayor estafa en la historia de la provincia y una de las más grandes a nivel nacional.
Allí se encuentran imputados el contador Mario José Enrique Rossini, como cabeza visible; detrás aparecen su hermano, el abogado Omar Santos Rossini y la contadora María Mercedes Leiva, quienes ocuparon cargos en el directorio de la empresa bursátil que salió de circuito hace casi una década. Además, otras seis exempleadas de la firma están siendo juzgadas por su colaboración en la maniobra central.
El final del juicio -que se inició el 2 de septiembre de 2021 y por el cual pasaron más de un centenar de testigos- comenzó a perfilarse a fines de junio con los alegatos de clausura.
La pena más alta fue solicitada el 29 de ese mes por el fiscal general Martín Suárez Faisal, quien reclamo 18 años de cárcel de cumplimiento efectivo para el contador Rossini, como autor de defraudación por administración fraudulenta, en concurso real con relación a cada uno de los damnificados; en concurso con el delito de captación de ahorros públicos e intermediación no autorizada en el mercado de valores, agravada por el uso de medios masivos de difusión. En ese contexto pidió 6 años de inhabilitación especial y multa por 900 millones de pesos.
Por su parte, reclamó condenas de 3 años de prisión para el hermano de Rossini y la contadora Leiva como "partícipes necesarios" de la defraudación.
En tanto se abstuvo de formular acusación para el resto del equipo de trabajo de Bolsafe, integrado por Marisa Valdez, Carolina Pavarín, Daniela Reatti, Patricia Berrino, Lorena Molinas y Miriam Sabella, a quienes en cambio postuló como "víctimas de violencia de género" en el marco laboral.
"No le importó defraudar a quienes lo habían elegido y distinguido por su prestigio y popularidad durante tantos años", argumentó Suárez Faisal. Crédito: Flavio Raina
De guante blanco
Luego de hacer un pormenorizado detalle de las maniobras delictivas desplegadas por Rossini a lo largo del tiempo, el fiscal dedicó un párrafo especial a su personalidad, al describirlo como "un psicópata social y económico".
Recordó que la estafa a la que fueron sometidas 569 personas físicas y jurídicas fue valuada en 2016 por la Procelac en 251 millones de pesos, que en ese entonces representaban unos 17 millones de dólares.
"Además de los números" y de la lesión "al patrimonio de las víctimas", destacó el "sufrimiento producido" ya que la maniobra "no sólo afectó a empresarios poderosos" sino que "la gran mayoría fueron víctimas vulnerables". "Esto es un delito de dolor y de poder, que es en consecuencia un delito de guante blanco", dijo el fiscal.
"Desapareció la plata pero el dolor persiste y se sigue regenerando aún hoy", ahondó Suárez Faisal. "Debemos tener en cuenta los efectos colaterales que provoca esta estafa. Escuchamos a las víctimas, a sus parejas, sus hijos, nos relataron el daño físico y psíquico que produjo Rossini como titular de estas empresas desguazadoras de los ahorros de la gente que en muchos casos, les impidió que estuvieran las víctimas acá (en el juicio) porque habían fallecido".
"La criminalidad económica a gran escala lleva perjuicio a los ahorristas indiscriminadamente. Genera sufrimiento, dolor, agravamiento de las enfermedades, se pierden los medios para tratar aquellas dolencias, incluso se llega hasta la muerte de las víctimas y sus allegados", reiteró.
Por ello para la Fiscalía "Mario Rossini hizo sufrir gravemente a esas víctimas, no le importó el dolor ajeno, ni la frustración y la vergüenza a que las sometió".
Y avanzó en la descripción de ese carácter al definirlo como "dueño de una extravagante personalidad narcisista y ególatra. Quedó expuesta aquí, cuando nos contó distintas fábulas para justificar sus desfalcos millonarios donde todo giraba en torno a su persona y sus capacidades. Eso habla de un psicópata social, él es un psicópata económico" que "culpó a todos los demás" bajo el argumento de que 'todos me querían destruir porque yo era el más exitoso del mercado', citó su declaración. "Patrañas señores jueces, él destruyó la vida de cientos de personas que son miles si consideramos sus allegados".
Siempre en torno a ese rasgo de carácter, el fiscal recordó que al presidente de Bolsafe "no le importó defraudar a quienes lo habían elegido y distinguido por su prestigio y popularidad durante tantos años; le dieron un premio en noviembre de 2012, días antes de que estuviera preso por el colapso final de la firma".
"Mostró una personalidad absoluta, porque no tuvo límites" y "por eso creo que se justifica un reproche penal que nos aleje de esta idea de impunidad y tolerancia a la corrupción, en este caso la corrupción privada. Tuvo esa desmedida e impúdica obsesión por enriquecerse sin remordimientos a costa de los esfuerzos de los demás", cerró el acusador público.
En apretada síntesis, la fiscalía encontró probado que desde 2003 y hasta finales de 2012, en su carácter de presidente de las firmas Bolsafe Valores y BV Emprendimientos administró de manera fraudulenta los bienes que fueran confiados en custodia por lo menos por 408 damnificados a los que produjo perjuicio individual y un daño total de 250 millones de pesos de aquella época, según estimación de Procelac de 2016. Agregó Suárez Faisal que "hay otras 61 víctimas que son querellantes y otras 100 que se presentaron como actores civiles", arrojando como número final el de "569 personas humanas o jurídicas como víctimas".
En el caso del hermano, el abogado Omar Santos Rossini, fue vicepresidente del directorio de la empresa desde el 29 de diciembre de 2006 hasta el 16 de mayo de 2011, cuando fue sucedida por la contadora María Mercedes Leiva, quien ocupó el puesto menos de un año, hasta el descalabro del 30 de noviembre de 2012.
La acusación fiscal distinguió "tres modalidades de desapoderamiento". La primera por "suscripción de contratos de alquiler de títulos valores"; la segunda fue la "transferencia directa de títulos valores desde comitentes a BV Emprendimientos sin orden expresa" de sus titulares; y la última, la "apropiación directa de sumas dinerarias que los clientes les entregaban a Bolsafe para hacer operaciones que ni siquiera fueron ingresadas al sistema interno".
Para tener una dimensión histórica, el fiscal señaló que "Mario Rossini logró concentrar en su persona y empresas la cartera más importante de inversores de la región, captó el ahorro público, quedó claro que se aprovechó de la inexperiencia y poco conocimiento general que la gente tiene respecto al mercado de valores, así como de la desconfianza del sistema bancario argentino a raíz de las crisis económica y el impacto de medidas estatales que surgieron a partir de diciembre de 2001" cuando se impuso el "corralito" bancario.
Luego explicó que no fueron solamente empresas las que cayeron en el juego del prestigioso contador. Enumeró además a familiares y víctimas indemnizados a causa del terrorismo de Estado; militares retirados; exempleados de Entel cuando fue privatizada en los 90; científicos del Conicet; y "hasta metió su cuña adentro de la Afip y del Rotary club" para engrosar su cartera de clientes.
De hecho "fue el asesor de los santafesinos cuando el Estado pagaba en bonos". "Muchas personas de las que acudieron a él no era inversores profesionales ni estaban motivados por enriquecerse con esos títulos, sino que no tenían otro lugar donde depositarlos", reseñó.
Sin acusación
Al momento de referirse al staff de Bolsafe Valores y BV Emprendimientos, el fiscal Martín Suárez Faisal reconoció que "participaron activa y articuladamente en una o las dos firmas", pero que "la mayoría de ellas fue seleccionada por su juventud o aspecto físico y belleza" como "piezas de encastre perfecta" para sostener una imagen y apariencia que distaba mucho de los números reales de las empresas.
"No quedó ninguna duda que las mujeres cumplían funciones ignorando que él era el autor de la mayor estafa que hemos conocido en esta ciudad y en estos tribunales", aseveró el fiscal. "Ellas confiaban en Rossini, eran unas ilusas pero estaban orgullosas de formar parte de una firma bursátil que era la más prestigiosa de la región". En esa tónica, se preguntó: "si todos los ahorristas fueron engañados", "por qué no hubieran sido engañadas estas chicas".
Tanto las había engañado que "el día que la policía se lo estaba llevando de la sede de Bolsafé dijo desenfadadamente: 'Vuelvo en 15 minutos', hasta ese día las engaño", dijo.
Luego hizo énfasis en la perspectiva de género" y reiteró que "Rossini utilizó a estas mujeres como instrumento del delito". "La conducta que tuvo al exponer a estas mujeres es un acto de violencia de género en la modalidad e violencia laboral", dado que "él las expuso a enfrentarse con clientes rabiosos por la estafa" y "ante los medios de comunicación en los que pregonaron sus identidades y las dieron como culpables por esta causa", todo lo que da cuenta de una "asimetría en la relación de poder abismal".