Joaquín Fidalgo | jfidalgo@ellitoral.com
El juicio oral tiene como imputados a un matrimonio esperancino y a uno de sus hijos, acusados de abusar sexualmente de un niño de su propia sangre, nieto de los primeros y sobrino del último.
Joaquín Fidalgo | jfidalgo@ellitoral.com
El jueves de la semana próxima comenzarán los alegatos finales en el denominado Caso Baraldo, iniciado en Esperanza entre 2014 y 2015, a raíz de la denuncia de una mujer contra sus propios padres y un hermano, a quienes acusó de abusar sexualmente de su hijo, que hoy es adolescente pero que tenía entre 6 y 9 años cuando habrían ocurrido los hechos.
La semana pasada declararon los últimos dos testigos de la defensa. En primer lugar, enfrentó al tribunal la psicóloga Elena Carmen Dávoli, que criticó duramente las principales pruebas aportadas por la fiscalía y la querella, las cuatro entrevistas realizadas a la presunta víctima luego de las denuncias.
Esta profesional cuestionó el accionar de sus colegas del Centro de Asistencia a la Víctima de Delitos Sexuales (Comisaría de la Mujer). En una pericia que le fue solicitada por los abogados defensores de los acusados, los doctores Eduardo Jauchen y Alejandra Forte, Dávoli analizó distintos elementos y llegó a la conclusión de que no podían ser tomadas como válidas las cuatro pericias realizadas al menor de edad por distintos psicólogos.
A su entender, sus colegas incurrieron en fallas técnicas que hacen imposible determinar la veracidad del testimonio del niño, que relata abusos sexuales de parte de Víctor Hugo Baraldo (su abuelo), su esposa Nidia Noemí Morandini (su abuela) y el hijo de ambos, Juan Pablo Baraldo (su tío).
Sin alienación
El jueves, durante el contrainterrogatorio, el fiscal Omar de Pedro “atacó” la presunta idoneidad de Dávoli, que aseguró ser especialista en cámara Gessel, pero admitió que nunca había realizado una y que tampoco había entrevistado a menores víctimas de abuso sexual a lo largo de su extensa carrera. Ante distintas preguntas, la profesional también dijo desconocer cómo se abordaban entre 2014 y 2015 este tipo de casos en Santa Fe y Esperanza. Además, reconoció que para hacer su análisis no había tomado en cuenta lo declarado en el juicio por los psicólogos que entrevistaron al menor, a la vez que aceptó que fueron ellos quienes pudieron observar mejor los “mensajes no verbales” del menor de edad. Cabe recordar que, en el inicio del proceso oral, todos ellos fueron contundentes al asegurar que el niño decía la verdad.
Por otra parte, Dávoli echó por tierra un argumento que la misma defensa había colocado sobre la mesa. En distintas participaciones, los abogados que representan a los imputados sugirieron la posibilidad de que se trate de un caso de “síndrome de alienación parental”, una presunta patología por la cual un niño puede internalizar el relato de mayores y llegar a narrarlo como algo que realmente vivió. La profesional explicó que se trata de un falso síndrome que fue “repudiado” por el Colegio de Psicólogos de Rosario y que podrían caberle sanciones a un profesional que lo sostenga.
“Sesgada”
Más adelante, el fiscal De Pedro aludió a conceptos que la mujer había aportado el día anterior, al acusar a sus colegas de incurrir en “sesgo confirmatorio”, un mecanismo mediante el cual -de manera parcial- se “selecciona” información que se ajusta a la hipótesis que se busca confirmar y se descarta la que no es compatible con esa teoría que se busca demostrar.
El funcionario del Ministerio Público de la Acusación, luego de varias preguntas y respuestas, confirmó que Dávoli había tomado algunas pruebas del expediente, pero había desechado otras para hacer su análisis y entonces sugirió que en realidad era su trabajo el que tenía “sesgo confirmatorio”.
También el jueves declaró el último de los acusados, Víctor Hugo Baraldo (ya lo habían hecho su esposa e hijo). Muy vehemente, al igual que los otros imputados, apuntó contra su hija, contra su actual pareja y aseguró que era totalmente inocente de lo que se le acusaba. Al final de su testimonio, se produjo un incidente en un cruce de miradas con el fiscal, en el que De Pedro entendió que había sido amenazado por el acusado, por lo que solicitó que se examinen las cintas de video de las cámaras de la sala.
El próximo jueves comienzan los alegatos finales. Pocos días después, el tribual -integrado por los conjueces Jorge Luis Silva (presidente), Alfredo Martín Olivera y Néstor Darío Pereyra- deberá emitir su veredicto.