Luego de varias jornadas en las que declararon algunos de los peritos y policías que intervinieron en la investigación del crimen del agenciero de turismo Hugo Oldani -asesinado el 11 de febrero de 2020-, comenzaron a deponer los testigos civiles.
Continúan las deposiciones en el debate seguido contra Juan Manuel Ruffino y Andrés Kaipl por el crimen del agenciero de turismo, ocurrido en febrero de 2020. Las defensas solicitaron la incorporación de las actuaciones realizadas en el marco de la justicia federal, en una causa paralela, pero fue rechazado.
Luego de varias jornadas en las que declararon algunos de los peritos y policías que intervinieron en la investigación del crimen del agenciero de turismo Hugo Oldani -asesinado el 11 de febrero de 2020-, comenzaron a deponer los testigos civiles.
Entre estos destacó el yerno de la víctima, José Luis Hernández, actualmente procesado en el fuero federal en la misma causa que investiga el accionar de la fiscal Cristina Ferraro y de los por entonces jefes de la Policía de Investigaciones (PDI) Walter Barco y Hernán Galán (estos últimos también formaban parte de la lista de testigos, pero fueron desistidos).
La causa federal involucra a más personas, todas sospechadas de haber alterado la escena del crimen al haber retirado de la agencia de turismo gran cantidad de dinero (un millón de dólares y varios millones de pesos), documentos y dispositivos electrónicos.
Debido a su situación procesal, Hernández declaró acompañado por su abogado, Esteban Yossen, y, a diferencia del resto de los testigos, no prestó juramento de decir verdad ante el tribunal conformado por la jueza Celeste Minniti -presidenta- y los jueces Pablo Spekuljak y Sebastián Szeifert.
Además, los acusados Juan Manuel Ruffino y Andrés Federico Kaipl fueron retirados de la sala previo al ingreso del testigo, tal como fuera solicitado por los fiscales Gonzalo Iglesias y Estanislao Giavedoni y los querellantes Agustín Márquez y Ramiro Díaz Duarte.
Hernández contó que se enteró de que habían "baleado" a su suegro a través del llamado de un colega, tras lo cual fue a ver a su esposa y luego se acercó hasta la Galería Rivadavia -La Rioja 2441-. Como ya habían trasladado al Hospital Cullen, se trasladó hasta allí, donde se encontró con su suegra.
Recordó que Oldani "era bastante prolijo" con sus horarios, que en la agencia las empleadas trabajaban horario corrido hasta las 16 y que desde esa hora hasta las 19 el dueño siempre estaba solo.
Tras recibir la noticia del fallecimiento del agenciero, mencionó que esa noche volvió a la galería junto a su esposa, Virginia Oldani, para abrir la puerta de la agencia y que los peritos pudieran trabajar en el interior. Ese procedimiento fue filmado y se realizó ante testigos de actuación, declaró Hernández.
Cuando la fiscalía lo interrogó acerca de si ingresó al local, el yerno de Oldani dijo que "sí, al final del procedimiento, con mi mujer y una amiga de ella. Nos autorizaron a retirar cosas de valor. Dinero". Consultado sobre el retiro de dispositivos electrónicos, dijo que no recordaba y advirtió que por esta cuestión está siendo investigado en la justicia federal.
Ante una pregunta del defensor público Sebastián Amadeo -representate de Ruffino-, Hernández señaló que se enteró de que había dinero en la agencia esa noche, cuando ingresó al local y lo vio.
Al concluir la declaración de Hernández, el Dr. Amadeo solicitó que se incorporaran al debate las actuaciones realizadas por la justicia federal en la causa por la que está procesado, tras considerar que esta sería prueba nueva. El defensor de Kaipl, Gustavo Abraham, adhirió al planteo.
Tanto la fiscalía como la querella se opusieron, señalando que "no se trata de un hecho nuevo para nadie de los presentes aquí, y por lo tanto tampoco puede ofrecerse como nueva prueba". De hecho, la causa federal fue emocionada por la defensa en los alegatos de apertura, considerándolos "hechos de público y notorio conocimiento".
Tras veinte minutos de deliberación, el tribunal resolvió rechazar el pedido defensivo: "A simple vista, de la numeración de dicho expediente surge que el mismo tarta de 2020, tiene más de dos años. Además, el propio defensor de Ruffino, en sus alegatos de apertura, mencionó la causa y dió cuenta del procesamiento a otros coimputados de Hernández, utilizando este recurso ya que, a su entender, era de público y notorio conocimiento a través de los medios de comunicación y redes sociales".
"Esta mera alegación de la defensa en sus alegatos de apertura da cuenta de que no se trata de un hecho nuevo y desconocido por esta. Precisamente, se trata de un expediente que fue solicitado como prueba (en la audiencia preliminar) y, por lo tanto, tenemos que presumirlo conocido por la defensa. Además, dicha incorporación fue rechazada en primera y en segunda instancia" por los jueces intervinientes. "Por lo tanto, en esta instancia no puede reeditarse dicha discusión", concluyó el tribunal.
Otro de los testigos más relevantes de la quinta jornada del debate fue "Rato", el amigo de Ruffino a cuyo domicilio acudió la banda luego de lo ocurrido en Turismo Oldani. Según la acusación fiscal, Ruffino condujo su Toyota Corolla blanco polarizado hasta la zona rural el Recreo, detrás del Mercado de Productores y Abastecedores de Frutas, Verduras y Hortalizas de Santa Fe.
El testigo dijo que era amigo Ruffino, quien arribó pasadas las 18 junto a dos muchachos y una chica, a los cuales no conocía. Al rato llegó un "auto oscuro, sin cola, polarizado" del que bajaron "dos chicos" -quienes para la fiscalía eran Kaipl y el datero no identificado-. Dijo que intercambiaron un par de palabras y que a uno de los muchachos que había llegado con Ruffino lo escuchó decir, bastante exaltado, "le pegué, perro, le pegué".
Los jóvenes que habían llegado con Ruffino se fueron en ese auto, tras lo cual "Rato" dijo que habló con su amigo y este le pidió que se fijara si había alguna noticia, que "habían hecho un trabajo que salió mal".
La fiscalía le exhibió al testigo la declaración que él mismo brindó en el marco de la causa de menores (en la que fue condenada Agustina Gonzalez como coautora del crimen de Oldani), y tras leerla, recordó otra parte de la conversación con Ruffino: "Él me dijo que habían ido a robar, y yo le dije que cómo iba a ir a robar al centro, que está lleno de cámaras. Pero él me dijo que no pasaba nada, que me quede tranquilo".
Tras escuchar la exposición, Ruffino pidió declarar y manifestó que "nunca se habló de un robo", en línea con lo que dijo al comienzo del juicio: que habían ido a realizar una cobranza.
El juicio continuará durante la tercera semana de marzo, ya que aún no han declarado ni la mitad de los 190 testigos ofrecidos -más allá de que algunos fueron desistidos-.