Alfredo Manuel Sadonio, el bioquímico acusado por los fiscales del caso Oldani de ser parte de la banda que asaltó y mató al comerciante en la zona céntrica de la ciudad, fue sobreseído de manera "definitiva" por el juez Luis Octavio Silva. El magistrado consideró que las pruebas presentadas por los funcionarios del Ministerio Público de la Acusación no bastan para seguir considerándolo como sospechoso.
En la causa están imputados Juan Manuel Rufino (quien durante el asalto quedó afuera del local para hacer de "campana"), Brian Nahuel Damiani (el conductor del auto), Florencia Priscila Pérez (quien acompañó al hombre que apretó el gatillo) y Andrés Federico Kaipl (organizador). El autor material del crimen, Cristian Bruno Figueroa, se quitó la vida tiempo atrás en su celda de la cárcel de Las Flores.
Al igual que los anteriormente mencionados, Sadonio estaba acusado como coautor de los delitos de homicidio doblemente calificado, por su comisión con empleo de arma de fuego y "criminis causae" y robo doblemente calificado, por ser cometido con empleo de arma de fuego, en poblado y en banda.
Para el juez, los fiscales Gonzalo Iglesias y Ana Laura Gioria no pudieron demostrar la presunción de culpabilidad del bioquímico. Por lo tanto, le dio la razón a los abogados particulares del sospechoso, Martín Ignacio Durando y Gonzalo Fuente.
El doctor Silva asegura en sus fundamentos que la confirmación de las evidencias presentadas por los fiscales para respaldar su hipótesis acusatoria es "exigua o inexistente" además de "insuficiente para refutar la hipótesis alternativa defensiva". Para el juez, no se puede sostener ni siquiera un "estado de sospecha, ante la preponderancia de su antítesis y la existencia de dudas razonables insuperables".
Luego, profundiza: "La tesis acusatoria contra Alfredo Manuel Sadonio, -como enfatizó la defensa- se construye básicamente sobre una única y exclusiva fuente de información, cual es la declaración del coimputado Brian Nahuel Damiani". El magistrado sostiene que los fiscales, en vez de incorporar otras evidencias que corroboren ese testimonio, "acoplaron una serie de elementos orientados exclusivamente a procurar desvirtuar la versión defensiva -sin lograrlo-, como si Sadonio es quien tuviese que demostrar su inocencia".
En otro tramo de su resolución, Silva puso la lupa en un beneficio concedido al integrante de la banda que incriminó a Sadonio.
"Sin cuestionar la legitimidad ni su acierto o desacierto, no se puede obviar como impacto negativo de credibilidad, la suspicacia generada por el hecho de que Damiani, probablemente debido a su confesión y colaboración con las investigaciones, se haya visto favorecido con una condena en un proceso abreviado concretado el 4 de febrero de este año, en donde se cambió su rol protagónico como coautor por la de un partícipe secundario en los hechos, pasándose de una expectativa de prisión perpetua a la imposición de una pena de 12 años".
"Un imputado puede verse animado a mejorar su situación, asumiendo su intervención y mostrándose colaborador, mediante delaciones o el aporte de cualquier clase de información, que de no corroborarse exhaustivamente, podrían configurar simples señuelos para conseguir aquel propósito o una siembra de pistas falsas para desorientar y desviar las investigaciones de otros rumbos más comprometedores", explica.
Para silva, hay otros detalles que hacen dudar de la versión de Damiani. "Una operación criminal de tal envergadura, donde se especulaba con la obtención de un cuantioso botín, a cometer en el microcentro de la ciudad, en una agencia de turismo, donde supuestamente se intercambiaban importantes sumas de dinero y divisas, un día martes a las 18 aproximadamente, con intervención de varias personas, logística previa sobre el escenario, dos automóviles, disponibilidad de arma de fuego, ruta de escape y destino donde ocultarse, indudablemente no puede ser planificada en contados minutos y enfrente de la propia casa y negocio del 'informante', en la vía pública y a la vista de terceros, expuesto a cámaras de seguridad, un martes a media mañana".
El juez también remarcó que los fiscales investigan a Sadonio desde hace más de un año y que en todo este tiempo no lograron demostrar ningún tipo de contacto entre el bioquímico y algún otro miembro de la banda (se realizaron intervenciones telefónicas, allanamientos y secuestros; se peritaron dispositivos electrónicos; se analizaron grabaciones cámaras de vigilancia y también redes sociales).
"No solo no hay una imagen, un elemento objetivo o algún indicio indubitable, que ubique temporalmente a Sadonio en la escena del hecho al momento de su ejecución, en sus alrededores o en la casa donde se ocultaron luego de su comisión, sino que claramente además, Sadonio y aquellos eran absolutos desconocidos", asevera Silva.
También recordó que Sadonio no fue reconocido por Damiani en una ronda de personas. "Resulta impensable suponer que Sadonio o cualquier otra persona común y corriente, se reúna (a la mañana) por puro azar o casualidad, con cuatro desconocidos (Damiani, Kaipl, Ruffino y Figueroa) y en la vía pública y en contados minutos, concuerde y se involucre con éstos en semejante empresa criminal, a ejecutarse ese mismo día, a las pocas horas del encuentro".
"Finalmente, tampoco existe alguna evidencia que vincule a Sadonio con la víctima (Hugo Oldani) y es de suponer que, si aquel suministró datos tan precisos y detallados sobre el negocio de la víctima (Agencia de Turismo) como ser, su ubicación (locales de la Galería Rivadavia), sus espacios y distribución interior, la existencia de una puerta falsa, de una caja fuerte, los horarios de cierre y quienes lo atendían (Oldani, su hija y una empleada), el intercambio de divisas o dinero, el manejo de montos importantes, que un tal "Mono" era su amigo, etc.; razonablemente alguna vez y en alguna ocasión, Sadonio tuvo que haber concurrido a ese lugar o alguna relación tuvo que haber tenido con Hugo Oldani. Sin embargo, no existe una sola imagen de Sadonio en tal escenario, no se acreditaron comunicaciones o agendamientos entre ellos, contrataciones de viajes o documentación comercial o financiera que los relacione, etc. Cobra relieve entonces, lo expresado por Sadonio acerca de que, "ni sabía donde quedaba ese lugar'.
Por otra parte, el juez hizo mención a que la fiscalía no pudo demostrar que Sadonio estaba en Santa Fe cuando se realizó la presunta reunión con la banda. Por el contrario, varios testigos ofrecidos por la defensa respaldaron lo que asegura Sadonio, que estaba en la localidad de Ataliva esa mañana.