Miércoles 4.12.2019
/Última actualización 12:57
Tres narcos de frontera se suman a una larga lista de imputados en la denominada “megacausa” que tiene como principal implicado al sargento de policía Edgardo Oscar Baigoría. Para los investigadores, son los enlaces entre los proveedores extranjeros -de Bolivia y Paraguay- y quienes hasta hace dos años ejercían el monopolio en el mercado local de la cocaína y la marihuana, con ramificaciones hacia otras provincias.
El último viernes, el fiscal Federal N° 2 de Santa Fe, Walter Rodríguez, solicitó la elevación a juicio para dos misioneros y un salteño, cuyos nombres surgieron de investigaciones iniciadas ante la justicia federal de sus respectivas provincias, y que se unificaron en el Juzgado Federal N° 2 de Santa Fe a cargo del Dr. Francisco Miño, cuando en abril de 2018, éste le solicitó a sus pares que se inhiban de continuar investigando.
Daniel Alejandro Fedorichek, comerciante de 36 años y oriundo de Posadas, fue detenido el 8 de junio pasado. El mismo día fue apresado “el Chato” José Isidro Jesús Soria (51), de Embarcación, Salta. Al mes siguiente, el 23 de julio precisamente, el kiosquero Carlos Meaurio (59), de San Pedro, provincia de Misiones, quedó a disposición conjunta de los juzgados federales N° 2 de Santa Fe y N° 1 de San Martín.
Los tres están acusados por el delito de “transporte de estupefacientes agravado por la participación de personas, en forma organizada”, aunque por dos hechos diferentes, que sólo tienen en común los nombres del sargento Baigoría y de su socio preso Emanuel Maximiliano González (32), de fuerte vínculo familiar con el entorno de otro caponarco caído en desgracia, Luis Alberto Paz.
Caso Formosa
En el caso de Meaurio y Soria, están acusados de haber participado en el tráfico de 4,140 kg de cocaína, acondicionada en 4 paquetes que estaban escondidos en la rueda de auxilio de una camioneta Chevrolet S-10, incautada el 13 de diciembre de 2017 en las Lajitas, provincia de Salta (ruta provincial N° 5, km 115). En tanto a Fedorichek le achacan el transporte de 561 kilos de marihuana, abandonados el 8 de julio de 2016 en zona rural de la localidad de Apóstoles, en Misiones.
Para dar un marco histórico a ambos episodios, el fiscal Rodríguez brindó un panorama de cómo funcionaba la organización criminal, durante el período que va de diciembre de 2015 hasta el 4 de abril de 2018, cuando fueron detenidos los cabecillas. La acusación logró vincular cuatro investigaciones (caso Formosa, Misiones, Salta y Santa Fe) desconectadas entre sí, que se abrieron en diferentes jurisdicciones y con implicados distintos, más allá de su núcleo duro.
De esos cuatro expedientes, uno terminó con sentencia firme y fue el puntal para vincular a la organización con el comando Baigoría-González, dado que los condenados eran nada menos que el cuñado del policía, César Andrés Castagnino y otro uniformado santafesino, Javier Maximiliano Domínguez. Los dos fueron detenidos el 12 de diciembre de 2015 con 32 kilos y medio de cocaína cuando cruzaron el puesto de control de Gendarmería “Fermín Rolón” que está en uno de los accesos a la ciudad de Clorinda, en la provincia de Formosa.
Caso Apóstoles
Los tres casos restantes se acumularon en el Juzgado Federal N° 2. En “Apóstoles”, la justicia federal misionera había dispuesto el archivo en octubre de 2017 y la causa fue reabierta. Allí, la justicia santafesina logró acreditar que Baigoría iba como “punta de lanza” en un auto Suzuki Fun rojo junto con otros dos sujetos -Hugo Medina y Lucas Da Silva- a quienes también se les abrió causa, y que Fedorichek era el encargado de llevar la droga en un Ford Ranger roja de su propiedad.
La operación se registró el 8 de julio de 2016 y en total se secuestraron 561 kilos de marihuana, atribuidos a Fedorichek, aunque el caso quedó en la nada. Un gendarme que estaba en el cruce de las rutas provinciales 10 y 4 de Misiones en un puesto de control, contó que esa medianoche recibió un pedido de colaboración de la Policía Federal para detener a una Ford Ranger roja y un Suzuky Fun del mismo color.
Dijo que interceptaron el vehículo de menor porte, identificaron a su ocupantes y hallaron una cédula a nombre de Fedorichek para manejar una camioneta F- Ranger. También relató que detrás del auto venía la camioneta, pero que al ser interceptado el “puntero” dobló hacia un yerbal y se perdió en la espesura. Finalmente a unos 10 km de donde estaba el retén, fue hallado con el amanecer el cargamento de marihuana.
Luego, la jueza federal de Posadas ordenó liberar a las tres personas detenidas (Baigoría, Da Silva y Medina). “Sentí una gran impotencia, una bronca muy grande, porque teníamos las pruebas de todo lo que había pasado”, reconoció el gendarme, aunque “a la camioneta no la encontraron”, sostuvo.
Gran cantidad de llamadas telefónicas y mensajes de texto entablados entre Baigoría y Fedorichek dan la pauta de un negocio aceitado a una y otra punta del país. Tal era la confianza y relación que tenía el uno para con el otro que hasta surgen diálogos en los que cuentan que ante la falta de liquidez para la compra de estupefacientes, firmaban boletos de compra venta de inmuebles que luego rompían cuando se consolidaba el negocio. Alguna de esa documentación, fue hallada en el allanamiento a una escribanía céntrica de Santa Fe el 4 de abril de 2018 cuando fue desbaratada la organización.
El arrepentido
Por el caso de la cocaína secuestrada en Salta el 13 de diciembre de 2017, la Sección Las Lajitas de Gendarmería Nacional detuvo al conductor de una camioneta Chevrolet S-10 gris, el misionero Jorge Ramón Correa. Si bien abundan escuchas y documentación referida a la ligazón de Correa con la banda que comandaba Baigoría, la declaración del primero bajo la ley del arrepentido, permitió ampliar aún más ese marco probatorio que condujo “al Chato” Soria y al kiosquero Meaurio.
Correa, que se encuentra en prisión preventiva junto al resto de los implicados, contó en tribunales dónde y quienes acondicionaron la droga en el vehículo en el que lo atraparon.
Reconoció que lo contrataron para traer droga de Salta a Santa Fe, que le prometieron una paga de $ 10.000 por paquete y brindó algunos pormenores de la operación. Correa señaló a Meaurio como el encargado de darle un celular “chiquito” y dinero el 7 de diciembre y quien le indicó un hotel de la localidad de Ledesma donde debía alojarse hasta tener novedades.
Tres días estuvo allí, hasta que el domingo 10 recibió nuevas directivas y manejó hasta Pichanal (ubicada en el cruce de las rutas nacional N° 34 y provincial N° 5) y luego a Embarcación, donde “se bajó un hombre morocho de un auto marcha Toyota gris sin patente” que lo mandó a una gomería. Según el propio Correa, una vez en el lugar el mismo hombre se presentó como “el Chato” Soria. En ese lugar, donde también trabajaba el hijo de Soria, acondicionaron la cocaína en la rueda auxiliar.
Existe un antecedente en la justicia federal de Salta, donde también aparece un arrepentido señalando a Soria como el nexo para enviar droga a Santa Fe, en todos los casos con un destinatario único, que actuaba bajo los sobrenombres de “Coquito” y “Pelado”, que refieren a Baigoría.
En el caso de Meaurio, se presume que coordinó la misión, haciendo de intermediario entre el proveedor y el comprador santafesino, gestionando la sustancia ilícita y consiguiendo la camioneta y el conductor para transladarla.
El Tribunal Oral Federal de Santa Fe (José M. Escobar Cello, María I. Vella y Luciano H. Lauría) había fijado para el pasado 31 de octubre la fecha de juicio para nueve de los diez acusados de la “megacausa” que tiene a la dupla Baigoría-González como presuntos organizadores de una red de proveedores y distribuidores de drogas, con base en las ciudades de Santa Fe y Santo Tomé. Sin embargo, el juicio para el cual estaban citados un centenar de testigos, se suspendió por la recusación del presidente del tribunal motorizada por una de las defensas.
No obstante, el único que logró eludir de antemano el debate fue el prestamista santotomesino, “Tincho” Ferrero, a quien le fuera concedida una suspensión de procedimiento a prueba el pasado 24 de septiembre. Allí, el “arbolito” de 62 años, se compromete por el término de un año a realizar tareas comunitarias -seis horas semanales- en un club de Santo Tomé y cedió en favor del Estado el dinero secuestrado en su casa el día de su detención, que está conformado por una abultada cifra: $ 1.600.000 en moneda nacional, dólares, reales y euros.
El resto de la banda la integran los eslabones más finos de la cadena de distribución, entre ellos un matrimonio de barrio Barranquitas (Estela Mari Castillo y Osvaldo Ramón Salva); y un sobrino de Baigoría (Cristian Pablo Mansilla). También el misionero detenido en Salta con un cargamento de 4 kilos de cocaína (Jorge Ramón Correa); y tres gendarmes (el sargento Damián Omar Sosa y los cabos Santiago Armando Alejo y Jorge Ismael Britos), quienes habrían favorecido con protección y con ánimo de lucro, el accionar ilícito del resto.