Jueves 30.9.2021
/Última actualización 19:13
Al menos 17 jóvenes ya se presentaron en la justicia para denunciar que cuando eran menores de edad habían sido víctimas de abuso sexual de su entrenador de triatlón Walter Sales Rubio, en la localidad de San José del Rincón. Este hombre (que hoy tiene 42 años) se encuentra imputado junto a su pareja, Sheila Arteriza (de 30). Ambos permanecen en prisión desde fines de julio de este año, cuando se produjo la catarata de testimonios en su contra. En la investigación, también se encuentra en la mira de los detectives la hermana de la mujer, Solange (de 26), quien sigue el proceso en libertad. Este miércoles fue apresada una cuarta implicada que permanecía prófuga, la madre de las hermanas Arteriza, en un operativo realizado por la Sección Capturas de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).
Alicia Salomé Reina tiene 64 años y fue hallada oculta debajo de algunas frazadas, en la casa de una amiga íntima, en el distrito costero de Arroyo Leyes.
La mujer había desaparecido de todos los lugares que frecuentaba y le costó bastante tiempo a los investigadores dar con su paradero. Alguien tiró la punta de que estaba "aguantada" en la vivienda de una "muy amiga" de ella, en calle 36 de Arroyo Leyes.
Los uniformados, que trabajaron conjuntamente con la Sección Trata de Personas de la Unidad Regional I, realizaron trabajos de observación y vigilancia en inmediaciones de ese domicilio. Finalmente, se presentaron y -con la autorización de la dueña de casa- requisaron los distintos ambientes.
Reina estaba oculta debajo de unas frazadas. No se movía y apenas respiraba para no ser detectada.
Esposada, fue trasladada hasta la ciudad de Santa Fe, donde quedó a disposición del Ministerio Público de la Acusación. En las próximas horas, la mujer será imputada por el fiscal del caso, el doctor Matías Broggi.
Los abusos denunciados datan de 2010 y en algunos casos se extendieron hasta 2019. Las víctimas eran alumnas de la escuela de triatlón de Walter Sales Rubio, un hombre que era conocido en la zona costera no sólo por su actividad deportiva sino también porque se desempeñaba como inspector municipal.
La primera en animarse a hacer la denuncia fue Micaela Allende, que hoy tiene 22 años. Ella asegura haber sido abusada entre los 11 y los 15 años.
La joven narró que los abusos comenzaban de manera casi imperceptible para las niñas. Él les compraba ropa para que lucieran, hasta que comenzaban los tocamientos, y la violencia sexual iba escalando. Gran parte de los ultrajes tenían lugar en la casa de las hermanas Arteriza, ubicada a tres cuadras de la plaza de Rincón, donde se reunían los grupos para entrenar.
Entonces "nos citaba un rato antes o, a veces, cuando estábamos todos afuera estirando aparecía Sheila con una excusa" (como la de mostrarles la ropa nueva que se había comprado), para que la siguieran hasta el interior de la casa, donde aguardaba Sales Rubio. "Ella era la que nos entregaba", contó Micaela a El Litoral en agosto.
La joven afirmó que las víctimas sabían que no eran las únicas. Si bien la atención desaparecía después de haber logrado el sometimiento, los abusos no se detenían. De hecho, "él no sólo te lo hacía, sino que te obligaba a que vos veas y participes" de diferentes prácticas sexuales, junto a otros compañeros, "pero siempre se trataba del grupito que él sabía que podía manejar", declaró.