El hurto de información puede conducir a consumos ilícitos y pedidos de préstamos rápidos.
La Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI) reveló en un informe reciente que las denuncias asociadas a delitos virtuales crecieron un 3.000% entre 2019 y 2020. Entre los ataques más usuales aparece el phishing, un modus operandi que consiste en el engaño a víctimas a través de la suplantación de identidad, trampa facilitada por la impersonalidad de las comunicaciones digitales.
Los piratas envían correos en nombre de la Administración de Seguridad Social informando de la existencia de un supuesto ajuste de 95.000 en favor de la persona que recibe esa comunicación. Aquellos que caen en la trampa son dirigidos a un formulario en el que deben colocar datos personales, que los piratas informáticos usarán para, eventualmente, hacer compras ilícitas o solicitar préstamos rápidos, entre otras acciones.
Intentos de fraude similares se registraron en las últimas semanas, también a través de WhatsApp. En ese caso, los estafadores se comunican con usuarios de la app de mensajería asegurando ser empleados de ANSES, indicando que el beneficiario debe solicitar un turno para cobrar un retroactivo. Con esa técnica simulan el otorgamiento de un turno presencial para conseguir las credenciales de acceso del usuario y así llegar a información valiosa.
A comienzos de mes, el Correo Argentino recientemente denunció ante la UFECI la circulación de correos electrónicos falsos en los que piratas informáticos se hacen pasar por la institución para robar dinero a usuarios desprevenidos que confían en la legitimidad de ese mensaje apócrifo.
¿Cómo saber que se trata de una estafa?
Además de la importancia de no entregar información por fuera de canales oficiales, una actitud atenta es relevante para evitar este tipo de estafas. En ese sentido, los correos y mensajes fraudulentos usualmente tienen características que sirven para descubrir su carácter.
Por un lado hay que revisar la dirección del remitente. En el caso que se divulga esta semana, es posible ver a simple vista que no se trata de una comunicación oficial de ANSES, más allá de las grandes letras que indican “este correo es enviado por anses.gob.ar”. Por otra parte, es usual que este tipo de estafas llegue con textos en los que hay errores ortográficos o de tipeo; el intento de estafa al que hacemos referencia no es la excepción.
Otra pista para descubrir el engaño es la urgencia a la que apelan los estafadores: piden una acción inmediata (en este caso completar un formulario) y no añaden un canal de contacto oficial para trasladar consultas.
¿Qué hacer cuando recibimos este tipo de mensajes?
Primer y fundamental paso: ¡ignorar la promesa! En ese sentido, es importante no tocar enlaces desconocidos y, naturalmente, no enviar formularios con información personal. En este caso, es fundamental tener en cuenta que ANSES nunca pide claves de los usuarios para la resolución de inconvenientes.
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El intento de estafa, en tanto, suma a la estadística de fraudes a través de medios digitales que se registran en nuestro país y van en ascenso. Antes, el Observatorio de Delitos Informáticos de América Latina señaló que en nuestro país se registra un incremento de esas acciones de cibercriminales, con robos que rondan los 650 millones de pesos cada año.