Un club de barrio jaqueado por la falta de apoyo y la delincuencia
En obras frenadas por falta de fondos, delincuentes rompieron estructuras y se robaron ladrillos. Las autoridades de "La Casita" piden apoyo para salir adelante.
Gentileza Los delincuentes robaron ladrillos, pero fue más el destrozo que hicieron en las instalaciones.
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La Asociación Civil Club Deportivo Santa Rosa de Lima es una institución que brinda cobijo a gran cantidad de chicos de ese populoso barrio de la zona oeste de la ciudad. Más de 600 se acercan a diario a las instalaciones de "La Casita" (así se conoce a la entidad en todo Santa Fe) para practicar deportes como el fútbol, el boxeo o el taekwondo. "Una hora más en el club es una hora menos en la calle, en la droga", se lee en el frente de la sede. Es una frase que resume la esencia de los objetivos que tienen sus autoridades. Esta semana, delincuentes hicieron estragos en obras inconclusas que hay en el predio. Destruyeron paredes y tribunas. Robaron ladrillos.
"Hace 23 años que estamos haciendo este trabajo social", contó Ana María Leiva, secretaria del club, que está ubicado en inmediaciones del cruce de avenida Mosconi y Mendoza, frente al Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia.
"Hacemos todo a pulmón. Nos cuesta mucho. Durante la pandemia, el club siguió abierto. Les cocinamos a los vecinos del barrio. Si alguno se enferma con Covid, le alcanzamos un bolsón con mercadería", relató la mujer.
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Foto: Gentileza
En 2015 el Arzobispado de Santa Fe le cedió al club terrenos que llegan hasta calle Lisandro de la Torre y, con la promesa de apoyo estatal, la comisión directiva se embarcó en un ambicioso proyecto para construir dos canchas de fútbol y dos tribunas. En 2016 recibieron la primera de tres partidas de dinero prometidas, pero luego todo se cortó. Sin recursos, no pudieron continuar y la obra quedó inconclusa.
"Hoy todavía no podemos utilizar el lugar para que los chicos jueguen, porque una empresa se comprometió para limpiar el terreno y nunca lo hizo. Además, este miércoles se metieron unos chicos en el lugar y rompieron todo. Se llevaron varios ladrillos y los vendieron, aunque es más lo que destrozaron", manifestó Ana María.
"Somos un club humilde y si no nos ayudan, no vamos a poder seguir con las obras. Estamos con todas las cuentas al día, pero no nos sobra nada. Necesitamos cerrar el predio también, porque temo que traten de usurparlo en algún momento. No quiero tener problemas con la gente del barrio", concluyó la mujer.