Con la presencia de su víctima en la sala, Leonardo Gastón Lucero fue condenado a 12 años y medio de prisión por tentativa de femicidio. El taxista atacó a su expareja durante los primeros días de la cuarentena, en marzo de 2020, cortándole la garganta con una cuchilla.
Ante la atenta mirada de la damnificada, el juez José Luis García Troiano dio lectura al veredicto al que arribó de forma unánime junto al resto del tribunal, conformado por el juez Pablo Busaniche y el conjuez Néstor Pereyra. Utilizaron las tres agravantes propuestas por la acusación, condenando a Lucero como autor de "tentativa de homicidio triplemente calificado, por el vínculo, por alevosía y por haber sido cometido por un hombre en contra de una mujer mediando violencia de género (femicidio)".
La pena impuesta, de 12 años y 6 meses de prisión, fue considerablemente menor a la que pretendían el fiscal Andrés Marchi y los querellantes Carolina Walker Torres y Matías Pautasso, que habían solicitado la condena a 20 años de prisión. Por esto, adelantaron que apelarán.
Lucero contó con la representación de la abogada particular Macarena Olivera, quien esperaba lograr la absolución de culpa y cargo y había sostenido que el bloque acusador llevó al debate una "versión parcial, selectiva y recortada de los hechos".
A traición
El domingo 22 de marzo de 2020, alrededor de las 17.20, Lucero arribó al domicilio ubicado en Demetrio Gómez y Sara De Núñez, Alto Verde, donde residía su expareja. Llevaban separados desde septiembre, y recientemente él se había enterado que ella tenía una nueva pareja.
Antes de ir, el taxista le avisó a la madre de sus hijos, que en ese momento tenían 10 y 3 años, que estaba por llevarle a los chicos luego de pasar dos días con ellos. Tal como lo habían acordado, ella le mencionó que su nueva pareja estaba en la casa, pero que permanecería en el patio para que no tuvieran que cruzarse.
Según lo declarado durante el juicio por la víctima y quien era su pareja, cuando Lucero llegó se dirigió al patio y fue a saludar al novio de su ex. Durante ese breve intercambio, le dijo: "Me cagaste la vida, pero bueno, ahora es tuya", refiriéndose a ella como si se tratara de un objeto y no de una persona.
Volvieron al interior de la vivienda, y Lucero le pidió a la mujer unas herramientas para llevarse. Mientras ella las buscaba, "artera y traicioneramente, actuando sobre seguro, la tomó por detrás y colocando un arma blanca en su cuello comenzó a herirla". Así lo escribió la querella, haciéndose eco de la declaración de la víctima, y agregó que "mientras realizaba este brutal ataque, y sin importarle siquiera que sus hijos estaban presentes, le decía: 'Si vos no sos mía, no sos de nadie".
La mujer se resistió y gritó, alertando a su pareja que corrió en su auxilio. "De no ser por la intervención de él, que logró detenerlo, Lucero habría consumado este femicidio", sostuvieron. La víctima terminó con un corte profundo en el lado derecho del cuello, del que aún quedan marcas.
Mientras ella y sus hijos intentaban frenar el sangrado, Lucero fue retirado de la vivienda, y los vecinos la retuvieron en la vereda hasta que llegó la policía. La mujer fue trasladada de forma particular y recibió pronta atención médica.
"Sacado"
"Lucero no aceptaba de ningún modo la separación y diariamente llamaba e insistía, incluso con una propuesta de despedida sexual. Esta insistencia y falta de aceptación fue incluso relatada por su hijo, quien contó en cámara Gesell como su padre le había pedido ayuda para volver con su mamá", señaló la querella, "era clara la falta de aceptación de los deseos de la víctima de terminar la relación, y esta persecución obsesiva que fue perturbando a Lucero hasta agravarse absolutamente cuando se enteró de la nueva relación de ella".
"Existían claras muestras y conductas violentas de Lucero, más allá que las mismas nunca llegaron a ser físicas ni verbales. Su obsesión, no aceptando la separación, proponiendo encuentros sexuales, utilizando a su hijo para volver con su madre, contextualizan una situación previa de violencia importante". Este no aceptar los deseos de ella, su libertad, su autonomía "existía desde muchos años atrás, tal como lo relató la víctima: él no aceptaba que ella estudie ni que trabaje, así que debía hacerlo fuera de su casa porque a él no le gustaba".
El día del ataque femicida, "Lucero venía 'sacado', 'medio loco', según lo manifestado por su hijo" y sabía que en la vivienda estaría la nueva pareja de su ex. "Esta circunstancia se le hacía insoportable y lo descolocaba, a tal punto que tras saludarlo su cometido se tornó clarísimo, decidiendo que si ella no era de él, como un objeto que le pertenecía sin decisiones propias, sin deseos, sin libertad, entonces no debía ser de nadie", sostuvo Walker Torres.
Resta aguardar los fundamentos del tribunal, tras lo cual la querella apelará la resolución respecto al monto de la pena, ya que pretenden conseguir una condena superior a la impuesta en primera instancia.