“Tengo rejas, y fue lo único que me salvó para poder seguir con vida, porque si no él entraba y era una tragedia”. Así describió la mujer uno de los últimos encuentros que tuvo con su ex pareja, y padre de sus hijas, y por el que fue condenado el jueves 6 de agosto. Al otro día, Miguel Alejandro Palacios (40) volvió a arremeter. Esta vez quedó en prisión preventiva.
La víctima “quiere vivir en tranquilidad, pero está viviendo al acecho de esta persona”, recalcó la fiscal Milagros Parodi al solicitar la cautelar de máxima para el imputado. Según las propias palabras de su ex mujer: “Realmente tengo muchísimo miedo, porque desde que él tuvo la exclusión de hogar hasta el momento vivimos un calvario con mis hijas”.
Dicha medida fue dictada por el Tribunal Colegiado de Familia Nº 3 en diciembre pasado, ya que a pesar de haberse separado, el hombre se negaba a retirarse del hogar. Incluso cuando se vio obligado a irse, alquiló un departamento a sólo 10 cuadras de allí y comenzó a pasar por el lugar en moto, “está todo el día en la esquina de mi casa, va y viene, viendo qué hago”, a pesar de tener una medida de distancia de 200 metros. “Él cree que soy una cosa de su propiedad”.
En su regreso al subsuelo de tribunales, Palacios fue recibido con la atribución de cinco nuevos hechos delictivos, a pesar de que hacía pocos días había sido condenado, a 3 años de prisión en suspenso, por el juez José Luis García Troiano. Además se le habían dictado medidas de prohibición de contacto y acercamiento para con su ex pareja, algo con lo que el imputado en principio había estado de acuerdo, ya que dio su consentimiento en el marco de un juicio abreviado.
El miércoles 5 Palacios recuperó su libertad, el jueves 6 fue condenado y el viernes 7 amenazó por teléfono a una amiga de su ex, que estaba con ella en ese momento, diciendo: “Seguí en el medio y vas a pagar las consecuencias. Esto es algo de pareja y vos no sos nada nuestro como para estar en el medio”. La víctima comunicó a la fiscalía lo sucedido, ya que además los celulares de ambas recibían constantes llamados del hombre, que fue citado a la Comisaría 9na. Allí se le notificó que había incurrido en nuevos delitos, se le secuestró el celular y le recordaron las medidas que debía cumplir.
Pero esto no tuvo efecto alguno, ya que Palacios firmó el acta ya entrada la madrugada del sábado, más precisamente a la 1.30, y apenas una hora más tarde, a las 2.40, utilizó el celular de un amigo para comunicarse con una de sus hijas y amenazar de muerte a la madre de la niña. Tras esto continuó llamando sin tener respuesta, la mujer radicó nuevamente la denuncia y Palacios fue detenido.
En la audiencia presidida por el juez Octavio Silva, donde se trataron las medidas cautelares a imponer, la fiscal Milagros Parodi hizo especial hincapié en que “ellos fueron pareja, no lo son más desde diciembre, y tienen dos hijas en común -de 4 y 8 años-. Las niñas viven con la señora, y viven atemorizadas en virtud del comportamiento del imputado”.
El abogado particular César Rojas manifestó que, en primer término, recibió instrucciones de recurrir la sentencia dictada a raíz del acuerdo abreviado y, en cuanto a las nuevas atribuciones realizadas a su defendido aseguró que “todas las imputaciones y los hechos no tienen entidad de delito”. Para el letrado “no ha habido violación de mandato alguno” ya que más allá de la declaración de la víctima nada se puede probar. Así, solicitó que se le otorgue la inmediata libertad a Palacios, y ofreció una serie de medidas alternativas, entre ellas que su pupilo se mude a la ciudad de Santo Tomé.
Esto fue rechazado rotundamente por la fiscal de la Unidad Especial De Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas), ya que el imputado “ya tuvo suficientes posibilidades para no ser refractario a la ley penal” y las desaprovechó. “Creo que se ha demostrado el contexto de género y la peligrosidad procesal” aseguró Parodi, para quien “no existe otra medida” para cautelar el proceso a excepción de la prisión preventiva.
En la misma línea resolvió el juez Octavio Silva, en cuya opinión el imputado es una “persona recalcitrante en cuanto a su actitud amenazante sobre su ex”. Consideró que el riesgo procesal de entorpecimiento probatorio se encuentra “latente, vigente y comprobado”.
“Indudablemente, el comportamiento del imputado, no sólo por los cinco hechos que se le han atribuido en esta última carpeta judicial sino también por los hechos por los que fuera condenado, que recae siempre sobre la misma víctima”, su ex mujer, ha sido “desajustado a derecho y no ha respetado su propio compromiso de no tener contacto ni acercarse a ella”.
“No quedan dudas de que el imputado, de transitar el proceso nuevamente en libertad, volvería a incumplir los mandatos judiciales”, por ello Silva resolvió ordenar la prisión preventiva de Miguel Alejandro Palacios, rechazando las alternativas ofrecidas por la defensa.