Forzó a su novia a prostituirse durante dos años hasta que la intervención policial por un episodio de violencia doméstica destapó que el agresor no sólo era pareja de la víctima, sino también su proxeneta. A más de doce meses de su detención, el joven admitió su culpa y aceptó una pena de 5 años de prisión.
El juez penal Pablo Busaniche admitió el acuerdo de juicio abreviado presentado por la fiscal en jefe de la Unidad Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas) Alejandra Del Río Ayala, junto a la defensora pública Virginia Segado. A Miguel Angel Altamirano, de 26 años, se le atribuyó la autoría de los delitos de "promoción y explotación de prostitución agravados por los medios y por el vínculo" y "portación ilegítima de arma de fuego de uso civil".
Tenés que leerDetenidos por promoción de la prostitución en GuadalupeLos hechos ocurrieron entre 2015 y 2017. El escrito comprende la pena de 5 años de prisión de cumplimiento efectivo, y cuenta con el visto bueno de la víctima, que prefería concluir el proceso penal de esta forma.
Violencia física y psicológica
El 19 de septiembre de 2017 la policía se acercó a un domicilio ubicado sobre calle Risso al 6600 luego de tomar conocimiento de un hecho de violencia doméstica donde entrevistaron a una mujer que les manifestó que había sido golpeada por su pareja. Luego de llevarla ante el médico policial para que constatara las lesiones y al enterarse de que se trataba de una trabajadora sexual, los uniformados solicitaron la intervención de Trata de Personas, de la Policía de Investigación Criminal (PDI).
La mujer relató "hechos de extrema violencia física y psicológica y dio cuenta del ejercicio de la prostitución mediando obligación" por parte de Altamirano, quien era su pareja. Así, se le atribuyó al imputado que, en fechas indeterminadas al menos desde septiembre de 2015 y hasta septiembre de 2017 obligó a su novia a prostituirse mediante el uso de amenazas y violencia física.
Lo hacía "con ánimos de lucro y aprovechándose de la situación de vulnerabilidad" en la que estaba la víctima, "abusando de la relación de poder desigual que existía entre ambos". Él se encargaba de proveerle la ropa y de fijar el precio de los 'pases sexuales', la llevaba en busca de clientes y establecía el tiempo que debía permanecer con cada uno de ellos, y también la trasladaba hacia donde debería efectuar dichos pases. Todo sucedía bajo su control, y la mujer debía entregarle el dinero recaudado en cada jornada.
Altamirano aceptó un acuerdo de juicio abreviado por este hecho y por una portación de arma de uso civil, ya que el 13 de diciembre de 2016 la policía lo encontró en inmediaciones de calle Dr. Zavalla y Pasaje Paraguay con una escopeta calibre 16 cargada. El juez Busaniche admitió el escrito y remitirá su resolución en los plazos legales.