Mario Segovia, conocido como "El rey de la efedrina", fue condenado a nueve años de prisión acusado del contrabando de casi 300 kilos de ese precursor para elaborar drogas ilegales sintéticas a México en un cargamento de 12 toneladas de azúcar.
La decisión fue tomada por el Tribunal Oral en lo Penal Económico 2, que lo halló responsable de "contrabando simple agravado por haber utilizado documentación aduanera falsa, por la intervención de tres o más personas y por ser perjudicial para la salud".
Segovia (38), ex comerciante y piloto de avión, también fue inhabilitado a 18 años para desempeñarse como funcionario o empleado público, a cinco para ejercer el comercio y a nueve para la administración de sus bienes y ejercer la patria potestad.
Asimismo, el tribunal condenó a Rubén Alberto Galvarini, de la firma Euromac SRL, a 7 años de prisión; al comerciante Jorge Gómez a 6 años; al despachante de Aduanas, Damián Iñurrutegui a 3 años y a la socia gerente de la firma Euromac, Angela Colángelo, a 2 años y 8 meses de prisión.
Las últimas dos penas aplicadas quedaron en suspenso, en tanto que el resto de los imputados ya estaba preso en el marco de la causa.
En el fallo, los jueces Claudio Gutiérrez de la Cárcova, Luis Losada y César Lemos también condenaron a dos empresas involucradas en el contrabando, Euromac y South American Docks S.A, y ordenaron el retiro de su personería jurídica y la cancelación de su inscripción ante el Registro Público de Comercio.
En tanto, absolvieron a otros dos imputados, los empleados aduaneros Andrés Enricci y José Luis Sicardo.
Segovia está acusado de ser, bajo el alias de Héctor Benítez, el proveedor del precursor químico a ser contrabandeado.
La causa fue iniciada por el juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky en 2007 tras el envío de 294 kilos de efedrina ocultos en un cargamento de 12 toneladas de azúcar marca M&K por parte de Iñurrutegui, cuyo exportador fue la firma Euromac S.R.L., representada por Colángelo.
El cargamento tenía como destino la firma Mercadeo y Logística Comercial Pegasso S.A., de Naucalpan, México, donde fue hallado.
Luego, se detectó un cargamento de paquetes de azúcar de la misma marca en el depósito de la firma South American Docks S.A., situado en el barrio porteño de Barracas, cuyo destino también era México.
Para burlar el control aduanero, la efedrina y la pseudoefedrina habían sido acondicionadas en bolsas de nailon transparentes que simulaban contener azúcar y que fueron despachadas en pallets, camufladas entre otras que sí contenían endulzante.
Si bien no se conoció el fallo completo, Segovia habría sido quien proveyó las sustancias a Gómez y a los Galvarini, quienes compraron el azúcar y facilitaron el lugar físico (depósito fiscal) para acondicionarla.
Los Galvarini se habrían contactado con el despachante Iñurrutegui para ofrecerle el negocio y para que los acompañara una firma con Registro Nacional de Exportadores (necesaria para la exportación de azúcar), que resultó ser Euromac S.R.L. Enricci y Sicardo aparecían como quienes "brindaron a la maniobra el marco de legalidad necesario para asegurar la total impunidad de los involucrados", pero durante el juicio oral esto no fue acreditado y resultaron absueltos.
Durante la investigación que hoy terminó con las condenas, se recogieron múltiples indicios, entre ellos documentos hallados en poder de los imputados, así como intervenciones y escuchas telefónicas.
Además, se estableció que la cantidad de efedrina adquirida por Segovia tenía como fin comercializarlas en un mercado diferente al nacional y por una ruta no legal.
En el marco de esta causa, que comenzó en mayo de 2008, Segovia fue detenido en noviembre de ese año en el aeroparque metropolitano Jorge Newbery cuando intentaba salir del país.
En tanto, el ex piloto de avión enfrenta otra investigación por la denominada "ruta de la efedrina", que se inició tras el hallazgo de esa sustancia, en julio de 2008, en una quinta de Ingeniero Maschwitz. (Télam)